“Las instituciones son impotentes,
en el aspecto ético, a menos que las
apoye el sentido de responsabilidad
de los individuos actuantes.
Todo esfuerzo por elevar y fortalecer
este sentido, es un elevado servicio
a la humanidad”
Albert Einstein
El título de este artículo i el pensamiento de Einstein que lo encabeza, es obvio que desde un principio el lector sabe a qué tipo de delincuente (o en plural, pues es aplicable a otros semejantes o iguales en las consideraciones que hago) me refiero, así como a cuáles instituciones que, ignoro cómo entienden o aplican la ética, entendida como lo hacemos los filósofos, a partir de aquella luz representada por el Principia Éthica, de George E. Moore a principios del siglo pasado, i con una vigencia todavía notable, igual a la que ha tenido en las matemáticas el Principia Mathemática de Bertrand Russel i Norbert Whitehead. I es porque la ética de Moore, no se trata de una cartilla de comportamiento, ni un código deontológico, sino saber de dónde parte el razonamiento de una disciplina práctica (acordémonos de la Crítica de la Razón Práctica de Kant) i en esencia cómo afrontar los problemas humanos, sabiendo hacer juicios éticos. Esto, naturalmente implicaría una serie de explicaciones filosóficas, morales i hasta científicas, que es imposible en un artículo de opinión. Sin embargo, es lógico suponer que las personas que hacen de jueces, en instituciones especializadas, están al tanto de cómo hacer juicios éticos i en consecuencia, Justicia (así resaltada en negritas i con mayúscula). A esto solamente bastaría saber, qué concepto se tiene de la justicia i el papel que juega en la vida de las sociedades humanas. Aquí importa recordar mi tesis particular expuesta en mis cátedras de Filosofía i algunos libros, respecto a que si lo que existen son sociedades humanas i no en singular, sociedad humana, mi idea es que tampoco existe la Humanidad en singular, sino las Humanidades, a veces contrapuestas, rivales i enfrentadas, pese a lo pequeño de nuestro planeta Tierra, apenas un punto azul pálido en el espacio, según nos lo demostró Carl Sagan, i a lo pequeñísimo de los hombres, por lo cual viendo lo terrible que somos (Homo homini lupus, Tomás Hobbes, Levianthán) i Stephen Hawking haya dudado de que Dios se haya percatado de nuestra existencia, usando percatado i no enterado o notado, todo, motivos para pensar lo que nos cuesta hacer justicia.
Dichas estas cosas elementales en filosofía i volviendo a la justicia, suponemos que cumplimos con ella cuando nuestras decisiones i hechos, están adaptados fielmente a la Constitución i a las leyes, o sea a lo establecido por pensamiento, estudios, experiencias i conocimientos en esa disciplina que designamos Derecho. Seré breve en esto: el Contralor de la Nación, con los fundamentos expuestos i razonados acorde al Derecho (decimos también Derecho Constitucional), ha decretado la sanción de INHABILACIÓN para el desempeño de funciones públicas, al ciudadano Leopoldo López Mendoza, por delitos establecidos en las leyes de la República. Inconforme con ello, sobre todo ahora que vienen elecciones i este ciudadano quiere actuar como si nada hubiese pasado, recurre a un Tribunal en el exterior, Tribunal de lo DDhh, para que estos jueces, comprobados que son títeres del Imperio maldito del Norte, se atribuyan el derecho de derogar una sentencia que solamente incumbe a leyes i jurados del país. I viene entonces, para mí i para muchos hombres de pensamiento i el común de la gente que se interesa i cuida su patria, el pueblo venezolano en mayoría, la aparición del circo i los lapsos que no se justifican. El Tribunal, supuestamente defensor de los derechos humanos, quiere consagrar la injusticia de borrar delitos que violan los derechos humanos para complacer a un delincuente común, PORQUE ES DE LA OLIGARQUÍA, PORQUE ES OPOSICIÓN A LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA, PERO SOBRE TODO, ES LADRÓN. No creo que sean necesario meses (de 3 a 6 meses, dicen) cuando todo está perfectamente claro. I por parte de nuestro Tribunal Supremo de Justicia, lo mismo. No se necesita tiempo para asentar que es una decisión con base a Derecho, la sentencia inhabilitadora de la Contraloría de la República. Cuando más cuestión de horas o días para redactar una confirmación de una sentencia justa i afirmar que un tribunal exterior no tiene ninguna autoridad para modificar nuestras leyes, que es una intromisión ilegal i una falta de respeto. I punto, abajo el telón. Es más, desde que empezó el “teatro del orate lopeciano” el TSJ ha debido decir: no tiene razón i está inhabilitado ajustado a nuestras leyes. ¿Por qué tanta pérdida de tiempo i de papeleo inútil? ¿Por qué se teme imponer la justicia? Son cosas que no se entiende, i Einstein nos recuerda el sentido de responsabilidad de los individuos actuantes, i el elevado servicio que se hace a la Humanidad positiva i honesta.
robertojjm@hotmail.com