Este escrito es sobre Libia… Hacemos un alto momentáneo, en la serie de reflexiones sobre la situación política, a lo interno, de la Revolución Bolivariana. Textos que han tenido como hilo conductor las “Líneas Estratégicas de Acción Política” y la desconexión del PSUV y de nuestras Instituciones Públicas con las bases. Una desconexión que se reflejó en los resultados electorales del 26S… El tema nacional no está desvinculado del tema internacional. Sólo el espacio reducido de los artículos de opinión los separa. Son un mismo tema. El tema único de la Revolución Bolivariana y su trascendencia en el mundo… En siglos pasados, las grandes potencias coloniales realizaban sus crímenes y saqueos, EN NOMBRE DE DIOS. En nuestra era moderna, las fuerzas invasoras, coloniales o imperialistas, con la hipocresía y el cinismo que las caracterizan, lo hacen EN NOMBRE DE LOS DERECHOS HUMANOS.
Dios sigue estando presente, en las voces y en las acciones de las altas jerarquías eclesiásticas, avalando, oportunamente, a la mentira imperial. Hoy día, sin embargo, los Derechos Humanos son su moneda de cambio principal. Los medios de comunicación transnacionales, con su inmensa capacidad de inventar o acomodar realidades, y tergiversar la verdad, su instrumento. Es lo que estamos viendo en Libia. Las fronteras de la realidad y la ficción se confunden y se diluyen, una en la otra. La opinión pública es fácilmente manipulada y domesticada. Preferimos sacar conclusiones sobre lo que sucede en Libia, a partir de la imagen mediática y rocambolesca, difundida hasta la saciedad, de un Kadafi, en traje de gala, lleno de condecoraciones militares, que intentar reflexionar sobre lo que sucede, realmente, en ese país “hermano de sangre”.
Libia, como lo han sido los países de AL, es parte de la historia de saqueo y explotación de nuestros países. Importa el PETRÓLEO, no importan los DERECHOS HUMANOS. Importa la INESTABILIDAD REVOLUCIONARIA en el mundo árabe, no importan los MUERTOS, ni la POBLACIÓN CIVIL. La profunda y acuciosa reflexión de Fidel que lleva como título “La guerra inevitable de la OTAN”, debe ser leída y analizada, con atención, en su totalidad, si es la verdad lo que nos importa. La siguiente frase de ese texto pudiera resumir su posición, al igual que las de Chávez y Daniel Ortega: “Me opongo al cinismo y a las mentiras con que ahora se quiere justificar la invasión y ocupación de Libia”. La desvergüenza mediática, y la absoluta falta de ética, es el signo característico de ellos. El tiempo será su verdugo, como lo ha sido en Irak y lo fue en Vietnam.
En todo caso, es necesario señalar que no se está exculpando, automáticamente, a Kadafi, de sus acciones, se está cuestionando la intromisión y la hipocresía del mundo capitalista. La acción de mediación de Chávez y del ALBA es loable, digna y oportuna. Los Estados Unidos no sólo no tienen las credenciales morales para oponerse a ella, sino que nadie le está pidiendo su autorización y, ni siquiera, como debe ser, se le está pidiendo su opinión… La responsabilidad histórica que hemos asumido, nos obliga moralmente, con el mundo, a no desvincular la delicada situación interna de la Revolución Bolivariana, de los acontecimientos internacionales.
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