De pronto ocurrió lo sorpresivo. Apenas eran las 5 y treinta, y ni siquiera dio tiempo para saborear el café. El rugido de los aviones camberras y el trueno de bombas y metrallas caía como torrencial chaparrón sobre la humanidad del grupo de revolucionarios y combatientes. Aquellos montes conocidos como Mare mare o Los Changurriales, a pocos kilómetros de Cantaura fueron el escenario de una nueva masacre de los partidos del puntofijismo, representados por AD y Copei.
Toda la furia y el odio de un gobierno opresor y miserable descargó sus armas para acabar en minutos con 23 vidas de jóvenes, comprometidos y animados para la lucha revolucionaria. No hubo compasión. Nadie la pidió. Fue una masacre. Un acto cruel. Propio de los gorilas militares que se habían apoderado de nuestra América. Una vil y sangrienta emboscada planificada y ejecutada por los miembros de la DISIP: Remberto Uzcátegui, Henry López Sisco, autor de la masacre de Yumare, y Arpad Bango. El Ministro de la Defensa era el general Luis Narváez Churión y Presidente de la República, Luis Herrera Campins.
Han trascurrido 29 años de la masacre de Cantaura, como hay que llamarla. Hasta hoy no hay justicia. No hay culpables. No hay presos. Hay impunidad.
En la memoria de la Venezuela Bolivariana están presentes 23 nombres. Compañeros que sembraron la Revolución Bolivariana, como todos los mártires de los años 50, 60, 70 y 80, para quienes también pedimos justicia.
No olvidemos a Cantaura y su juventud asesinada. En esta Venezuela de cambios están con nosotros, a nuestro lado, en la marcha, en el barrio, en el partido, en cualquier parte, construyendo patria. Aquí están, para no olvidarlos: Diego, Sor Fanny, Eusebio, Carmen Rosa, Beatriz, María Luisa, Emperatriz, Jorge, Mauricio, Luis José, Julio César, Roberto Antonio, Nelson, Enrique José, José Miguel, Rubén, Baudilio, Antonio María, José Isidro, Carlos, Itamar, Carlos Alberto y Euménides.
Castigo para los culpables y asesinos de las masacres de Yumare, El Amparo, Cantaura y el Caracazo. También pedimos justicia para los desaparecidos y asesinados en los años 60, 70 y 80. Unidos contra la impunidad y la complicidad que siguen siendo un nudo en la garganta… ¡La lucha sigue!
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