Amó aquella vez como si fuese la última
besó a su mujer como si fuese la última
y a cada hijo suyo cual si fuese el único
y atravesó la calle con su paso tímido.
Bajo el modelo socialista la albañilería no debe ser un oficio sino un trabajo colectivo de principio a fin, desde la planificación del diseño arquitectónico, la estética ecológica y la inversión, hasta la edificación acorde a las necesidades sociales, no individuales, y mucho menos electorales. La albañilería, el contacto con los materiales, la hechura piedra a piedra del hábitat humano, sin distingo de rangos burocráticos o jerarquizaciones militares, debería ser el principio rector de una revolución socialista que se respete.
Subió a la construcción como si fuese máquina
irguió en armazón cuatro paredes sólidas
ladrillo con ladrillo en un diseño mágico
sus ojos embotados de cemento y lágrimas.
Presidente, tu afirmación en transmisión conjunta –así eufemiza Izarra las cadenas-, de que gobierno que se respete no puede permitirle a los obreros de la construcción interrumpir el tránsito, me dejó perpleja, jamás esperé eso de ti, en el año 2000 habrías dicho que socialismo que se respete no puede tener una Ministra que permita a la burguesía confiscarle al proletariado el pan de sus hijos. Habrías dicho que la burguesía tiene suficiente ganancia con la plusvalía que le roba a los trabajadores, te habrías arrechado con los delincuentes patronales, no con los obreros, no con el pueblo, y seguramente habrías mandado para su casa, a seguir haciendo nada, a María Cristina Iglesias que lo menos que quiere es gobernar, ¡¡hasta la Ley del Trabajo se la tuviste que hacer tú!!
Se sentó a descansar como si fuese sábado
comió frijol y arroz como si fuese un príncipe
bebió y sollozó como si fuese un náufrago.
Danzó y carcajeó como si oyese música
y flotó por el aire cual si fuese un pájaro
y acabó en el suelo como un bulto fláccido
agonizó en medio del paseo público.
Murió a contramano interfiriendo el tránsito.
Una Ministra de trabajo que no diferencie entre los asalariados al servicio del Estado –empleados, funcionarios, “obreros” públicos-, y el proletariado plusválico dependiente de la burguesía, nunca entenderá la contradicción entre el salario, el capital y el socialismo. Tampoco entenderá las contradicciones, salario, Estado petrolero y socialismo, y menos aún podrá resolver las contradicciones, Estado, salario, capital burgués y socialismo. Por eso tuviste que escribir de puño y letra la Ley del Trabajo, porque ni la Ministra ni el Parlamento pueden, o quieren dilucidar estos nodos.
Subió a la construcción como si fuese sólida
Irguió en el armazón cuatro paredes mágicas
ladrillo con ladrillo en un diseño lógico.
Sus ojos embotados de cemento y tránsito.
Se sentó a descansar como si fuese un príncipe
comió frijol y arroz como si fuese el máximo
bebió y sollozó como si fuese máquina.
Presidente, mientras no sepamos, por no haber definido, con qué comernos el pasticho social de las clases, sus intereses y sus formas de lucha –el trabajo cuando no genera plusvalía sino riqueza colectiva, es una forma de lucha-, no podremos siquiera mencionar el socialismo. Manosear categorías de marketing como si fuera ciencia social, asumir el abecedario para clasificar estratos midiendo el consumo, estratificar por el tipo de vivienda y el sitio donde ésta se encuentra, no es más que trucaje teorético tercermundista, retórica caduca de agencia publicitaria.
Danzó y carcajeó
como si fuese el próximo.
Y tropezó en el cielo cual si
oyese música.
Y flotó por el aire cual si fuese sábado,
Una Ministra –o un Ministro-, incapaz de definir una política sindical anticapitalista, proletaria, una Ministra –o un Ministro-, ideológicamente anclada al falso, oportunista y demagógico sindicalismo de Sector Público, es incapaz de comprender y transformar, a favor del socialismo, las contradicciones entre el proletariado y la burguesía. El liberalismo puntofijista embochinchó las relaciones laborales público-estatales para dejar tranquilo y en paz al capitalismo criollo rentístico-petrolero. El ingenio progresista inventó una clase obrera pública, no plusválica, para escarmentar al proletariado sobreexplotado por la burguesía parásita pitiyanky, o “sector productivo”, al servicio de la cual actúan las mafias sindicales gestadas al cobijo de las arcas públicas administradas por AD, COPEI y su engrosada burocracia clientelar. Los empleados de servicio contratados por entes públicos, renunciaron a ser empleados, resignaron su sueldo por un salario negociado, la burocracia sindical les usurpó atribuciones, los convirtió fraudulentamente en obreros y los legitimó fraudulentamente mediante leyes amañadas en ramplones parlamentos del capitalismo de estado.
Y terminó en el suelo como
un bulto tímido.
Agonizó en el medio del paseo náufrago.
Murió a contramano interfiriendo el público.
Por eso presidente Chávez, hay que saber diferenciar entre el bochinche y la lucha de clases, entre el empleado público, aunque se crea obrero, que no es plusválico, que no es explotado, que es un servidor público; y el proletariado que no tiene nada ni nadie que lo ampare de la codicia expoliadora del burgués por muy criollo que sea. Por eso Presidente, necesitas ministros y ministras que no te pongan -nos pongan-, a jugar a favor del explotador, así sea incipiente o cooperativista, necesitas que el Parlamento no te ponga, -nos ponga-, al servicio de la propiedad privada, al servicio del enemigo. No podemos poner los cuerpos represivos a acallar la protesta por la injusticia más injusta de todas, la que se comete en nombre del socialismo contra los sepultureros de la burguesía; el asalariado plusválico, el obrero explotado por el burgués: el proletariado.
Amó aquella vez como si fuese máquina
besó a su mujer como si fuese lógico
Irguió en el armazón cuatro paredes flácidas
Se sentó a descansar como si fuese un pájaro
y flotó en el aire cual si fuese un príncipe.
Y terminó en el suelo como un bulto alcohólico.
Murió a contramano interfiriendo el sábado.
Construcción. Chico Buarque