Hola Ernesto
Quizás tú no me hayas conocido, me llamé Sol Fanny, me llamo Sol Fanny, me llamo Patricia. Para algunos mi muerte ocurrió el 4 de octubre de 1982 junto con otros 22 hermanos nuestros, todas y todos camaradas para la eternidad. Realmente nuestra muerte nunca ocurrió. Por eso, camarada Guevara, Che, yo no te escribo para decirte que en mis últimos momentos yo vi tu luz, te mentiría porque tu luz la vimos siempre, sólo que Cantaura fue para nosotros… nuestra higuera, pero sin ti, sin ti San Ernesto de la Higuera –y a lo mejor te arrechas por esto, por aquello de que los santos se los dejas al yeso.
Fue un 4 de octubre, no hubo tiempo para el café, cuando las hienas nos tomaron por asalto e hirieron al árbol más alto, de allí vino lo demás y la saña de la democracia cristiana, que nunca fue democracia, ni mucho menos cristiana se encargó de lo demás…o lo de menos.
Te escribo Che, con la fe viva, intacta de balas, de broncos y de canberras, no para hablar más de nosotros… ya de nosotros o nosotras no debe hablarse, soy de las que piensa que lo que debería es EJERCERNOS. Son 30 años hoy de no vernos, de no hablarnos con los nuestros. Muchos de nosotros y nosotras ni siquiera nos dio tiempo de conocer a los hijos, a las hijas, arrullar a las sobrinas y sobrinos… porque tu sabes mejor que nosotras y nosotros que los guerrilleros y guerrilleras mucho sabemos de amor, no del fingido, sino del amor real que se configura en una especie de arrechera tierna para darlo todo por la patria y la MATRIA grande.
Perdóname Che, yo no estoy para disimular esta tristeza, que no desconsuelo. Y esta tristeza mía, es la misma del Catire, de Chepa, de Pomponio, de Pacin Collazo… de todos y todas los que nos hicimos parte de los changurriales del morocho Evans. Ni siquiera es porque ha faltado fuerza telúrica para reclamar justicia, no, eso sería lo de menos Che, lo triste y esto nos da miedo es que todavía quedan muchos Rebanales, que hay muchas chaquetas… pero poca conciencia –y que me perdone el pueblo- pero no es de él, que hablo. El pueblo está clarito, tanto que su mano larga puede hoy tocar estrellas y que ha hecho suya la fe de Zobeyda por devolverle a la patria – matria a todos los hijos e hijas que le mataron en Cantaura.
Tristeza esta, que afortunadamente y gracias a la palabra del Alí de Paraguaná podemos convertir en fuerza positiva y no ceder ante el desaliento, aunque con el dolor de otras palabras que terminan siendo más mortales que aquella bomba de 250 libras que nos sorprendió en mare –mare. Palabras que mutilan al igual que aquella bomba que arteramente dejo apenas en un hilo de sangre la pierna del camarada eterno y siempre comandante Roberto Rincón Cabrera. Hay palabras que expresan la otra muerte nuestra, palabras como la celestina de Gabriel Puerta Aponte, “Pablo Pérez traerá el cambio que devolverá al pueblo venezolano la esperanza de una vida mejor, de una sociedad más justa y de una patria unida, soberana y de grandeza”, Universal 02 de octubre 2011, que nos hizo pensar para aquel tiempo que se sigue la delación, como que ya nosotros y nosotras no importamos. Tristeza que hace estúpida la existencia de aquellos que estuvieron con nosotras y nosotros en los tiempos de potro y pólvora y que hoy han escogido el camino que le ha dispuesto el pentágono a una secta y a un candidato que le tiene ganas a la vida… para extinguirla, para extinguirla. No esperábamos esto de ellos y de ellas.
No es fácil sostener esto, tú nos entenderás y a lo mejor lo niegas por vergüenza revolucionaria pero mira tus botas, aquellas desgastadas que traías al momento de la Higuera y que por este mismo medio presentaron los camaradas del Circulo Bolivariano Fabricio Ojeda. Tú sabías que aun en los caminos más escabrosos no hay que detenerse y se marcha aunque sea con un piazo e cuero desgastado. Pues muchos no lo han asumido así, sabes por qué?, por lo cómodo de una revolución sin tiros, sin canberras que hacen que muchos desvíen el camino.
Cuanto falta por hacer… pero se está haciendo, carajo. No pueden entender esto o acaso creen que la conciencia es un modess -y me perdonas Ernesto, por la comparación-. Lo cierto es que apenas quedan tres días para las elecciones, coño todavía persiste el aparataje burgués, y no debe haber un resquicio por donde la ultraderecha pueda colarse. Sabes que me refiero al triunfalismo que tu siempre has criticado.
No quiero cansarte Che, quisiera más bien te ejercieran los camaradas que desde su alma y con su compromiso zurcen el socialismo que algún día será en nuestro país junto al comandante Chávez, que debo decirte con sinceridad, en sus comienzos desconfié de él …por militar, por aquello de la escuela de las Américas, por su formación desde el imperio para ahogar al guerrillero, hasta que sin darme cuenta le empecé a creer, a tal punto que voy a ser la primera en “hacer posta” el 7 de octubre para que no repitan un mare mare electoral aquellos que le “sacan cuadro” a la faja del Orinoco y a PDVSA para entregarlas, ¡allí estaremos otra vez!, sin errores, sin los Rebanales,.. invocando nuestro CREDO, el que nos regaló el pueblo para una hermeneútica del peligro:
Creo en el catire Rincón y en sus pasos firmes/ En las trillas y las y los que le siguieron/ Creo en Florencio y en su volcán interno/ en Chepa y su irresistible terquedad contra el sistema/ Creo en Patricia y en la geografía de su piel, sin los culatazos que ordeno el asesino, en su disposición por preferir el fusil, al labial/ Creo en Hernández Arzola/ en Zanahoria/ en aquel que cambio el Tejada por Plaza/ Creo en Carmen Rosa, lugarteniente del chaparro/ en Ildemar y su cercanía al cristofué/ en Zambrano,/ en María Luisa/ en Echegarreta/ en Moira…que siempre será Beatriz/ en Baudilio,/ en Becerra/ en Eumenides o Heidi, en Heidi o Eumenides (el orden de los factores no altera el producto) y su pedazo de San Tomé en un rincón de su alma/ Creo en Pacin Collazo y su bravo 23 de enero/ en Carrasquel/ en Martel Daza, como Domingo/ en Luis Gómez como Pomponio/ en Castro Batista y en Zerpa Colina/ en el guerrillero sin nombre que lo degradaron a ser una bolsa negra/ Creo en El Chifle, donde esté, si está… y si no está, también por la locura hermosa de buscar a sus camaradas./ Creo en ellos porque de ellos dependió la vida nuestra y seguirá dependiendo por los siglos de los siglos/ Amor. Creo en el poeta que grita ante la flor quemada; “que no hallen, ni techo para la lluvia, ni abrigo para el frio, ni paz para su descanso. Que por los siglos, de los siglos, de los siglos sean malditos, los hematófagos que fueron, con o sin orden, a llevar la oscuridad”/ Creo en la patria y la matria nuestra, pero no en el pilotó que nos bombardeó y ahora es diputado –coño-. Creo en el cariño estropeao, pero militante…por los siglos de los siglos…AMOR.
…Y, particularmente creo en ti CHE, aunque pueda persistirme el reclamo por creerte santo ¿Dónde estabas tú, cuando Cantaura?...Perdón, si es verdad, estabas con nosotros y nosotras, después lo supimos, nunca nos has faltado, no como la puteada franela para el acto del momento, sino en la marcha hacia el socialismo. Tú brindarías hoy por nosotros y nosotras y dirías: Por los y las camaradas ausentes, decreta nuestra alma se brinde por ellos, alma adentro se pronuncie una rebelión de cariños reales ordenando que las lágrimas por un año más de su viaje no tengan otro significado que no sea el de un rio de esperanzas y ternuras inundándonos por ellos. Que los negrosluises, los mochuelos y cristofué no paren el canto y empiecen a volar los recuerdos y que el alma con sus mejores acordes nos traigan de vuelta los sueños de cada uno, en todos los pájaros, en todas las flores.
Bueno, luego hablamos CHE, por lo pronto ojo avizor contra el imperio y la ultraderecha. ¡Ah! Se me olvidaba, no nos calienta que se use n nuestros nombres para organismos e instituciones, pero siempre que frente a ellos se pongan a camaradas de verdad, verdad
Ya me despido CHE, de seguro escribiremos de ti, este ocho que viene para celebrar al guerrillero heroico y el triunfo de la luz sobre la oscurana, para despecho de la ultraderecha que nos “tiene ganas”, otra vez, nos tiene ganas.
De ti y de mi patria, de mi matria, de los míos y mías, hasta la victoria siempre, siempre recordando al viejo Carmelo, el de Rio Caribe, el Laborit de siempre que quedó sembrado en el alma de los que sueñan. El que partió, sin irse.
PATRICIA
espanel7@gmail.com