Así como lo oye –señor: Carmona Estanga- cualquiera de las puertas de entrada a Venezuela, por donde quiera arribar desde Colombia, están abiertas de par en par sin restricción ninguna, a la hora y el día que más, lo desee, dada la importancia que acumuló y lo llena en vida como presidente usurpador por cuarentiocho horas de apasionadas vilezas y atropellos en serie, intrincadas de complicidades que, mantuvieron al país al borde de una guerra civil si el presidente Chávez no aparecía.
Menos mal que no se cumplieron sus deseos, ni la orden de acabar con el que sigue siendo presidente constitucional de Venezuela, para su desgracia.
Y además, usted, como buen cobarde que es y, ha sido se fugó al vecino país a darles clases de estímulos morales con perentoria agresiva como le enseñó el obispo Baltasar Porras y, de cómo agarrar la justicia descuidada y, burlarse de ella y escamotearla a su antojo y, a desarrollar y a practicar el buen vivir sin convicción de hermandad ni de bondades y, de como correr sin mirar para atrás y, a tirar huelgas empresariales sin final y como destrozar una nación y dejarla inconstitucionalmente al garete y, al borde de la quiebra económica sin espasmos ninguno ni, de como lograr la connivencia generalizada de organizaciones publicas y privadas que se sumaron sin contemplación ni consideración a destrozar al país como lo hicieron por meses.
Pero, eso que importa, si tiene diez años que ocurrió y, ya es tiempo de borrón y cuenta nueva –¿verdad que sí Edgar Zambrano? Que las injusticias cometidas por ellos se vayan para el cipote viejo y, todos seremos felices.
Y exclamaremos sin espasmos ni calenturas ajenas: ¡Volvió, volvió el verdugo de la democracia chavista!
Y, otra cosa que le dará más consistencia y originalidad en sumo grado y, nos sirva a la vez para recordar los viejos tiempos de reacomodos de personalidades de la vida civil y de la meritocracia petrolera es que, nos traiga con usted a, Carlos Fernández a, Juan Fernández y por nada del mundo no escondan más, al vicioso minguero Carlos Ortega que, quien quita que se acuerde de nivelar lo que dejo pendiente y, para que les levanten las manos tal como si fuera ayer tenemos acá esperándolos al padre Ugalde que todavía no ha perdido como jalabolas de los ricos y sinvergüenzas esa mala costumbre de fastidioso.
Entonces –apreciado y recordado- Carmona Estanga que jamás será olvidado por la mayoría del pueblo venezolano y, jamás hemos de olvidar la universal frase: “Te queremos don Pedro”, la que se clavó en el alma de los demócratas como una maldición infamante sin comparación.
Aproveche ahora que, mañana puede ser tarde, Carmona Estanga, que viene diciembre con muchas hayacas y sin arbolito importado y, además el presidente Chávez está temporalizando en Cuba por su salud.
Si pierde esa ganga que le da el rrrégimen es porque, usted, es un malcriado de malos modales como jefe de la sociedad civil en que la cultura de los jefes de la empresa privada comienzan a conquistar políticamente a Miami, pero usted está muy viejo para eso. Así que déjese de tonterías y manos a la obra sin pensarlo dos veces que quizás, la ruleta de Carlos Ortega le dé buena suerte y, además, será paseado sin descanso por el lago de Maracaibo en el Pilín León de su mala suerte.
estebanrr2008@hotmail.com