“La tiranía es la dictadura de un hombre y la democracia, la dictadura de las leyes”. No recuerdo quien profirió tal apotegma, con la seguridad que no fui yo, dado que mi mente desgastada de tanto pensar no puede enunciar frases apologéticas. Me da la impresión que la historia no enseña nada, los humanos comentemos errores tras errores y sin importarnos un bledo si repetimos los mismos deslices.
La llegada de Hitler al poder fue consecuencia de infortunados traspiés políticos, diplomáticos y militares de los gobiernos Francia e Inglaterra los cuales fueron aprovechados por el ominoso führer para invadir, primero a Checoslovaquia, luego Polonia, de seguida a los países escandinavos y así sucesivamente, ante la mirada indiferente de los otros países y de los llamados neutrales. Durante su arremetida contra las naciones europeas la morralla nazi perpetraba delitos que violaba descaradamente los tratados internacionales. Ante la amenaza del avance comunista en Europa, los aleados no actuaron, prefirieron que el nazismo tomara cuerpo hasta que finalmente ocurrió lo que todos sabemos: casi sesenta millones de muertos, millones de heridos, ciudades destruidas y todos los espantos derivados de la malhadada guerra. Ciertamente: en política, de los errores cometidos sólo se recogen cenizas y cadáveres.
El párrafo anterior me vino a la memoria al analizar todo lo que está pasando en Venezuela, donde un grupo de fascista pretenden asirse del poder sin importarles las leyes, en detrimento de de las Instituciones que rigen la vida de todos los habitantes de este país.
De acuerdo con la historia recientemente vivida, todos sabemos que los dos primeros años de mi comandante Chávez fueron casi perdidos, dado que el presidente trataba de imponerse sobre las conspiraciones y los hechos desestabilizadores que amenazaban crónicamente la Revolución Bolivariana. En la actualidad, pareciera estarse repitiendo el mismo guión, con los mismos procedimientos y los mismos personajes. A lo anterior debemos agregarle que en el año 2002 fueron identificados plenamente los responsables de tales agresiones y lamentablemente fueron perdonados. No voy a criticar las razones del infausto indulto presidencial, quizás, por carecer de formación política nunca entenderé aquella amnistía. De acuerdo con los luctuosos acontecimientos, a raíz de su triunfo electoral, el gobierno de MM (Maduro Moros) tiene la oportunidad de meter en prisión a los mismos conspiradores de siempre, dada la existencia de pruebas irrefutables de su complicidad en la muerte de 10 venezolanos, numerosos heridos y daños a la propiedad. No debe haber perdón ni indulto posible a esa caterva de asesinos.
Los financistas del golpe de estado del 2002, son los mismos que aportaron capital en la campaña electoral de Capriles, es decir, el Departamento de Estado de los EEUU, el sionismo internacional, la derecha internacional y la criolla. Así mismo, los medios de comunicación privado, tanto nacional como foráneos, realizan una campaña de desconocimiento de la elección de MM y la oposición rastrera de Venezuela pretende desconocer el papel de CNE y TSJ, para ellos asumir el rol que nadie les ha otorgado. Si compramos lo acaecido en el 2002 con lo que está ocurriendo nos daremos cuenta que se está repitiendo el guión anterior, los mismos pasos, con idénticos planes y similares objetivos: desestabilizar el gobierno de MM mediante diversos saboteos, desconocer nuestra Instituciones, presentar a Venezuela ante la comunidad internacional como un país ingobernable y como un estado forajido.
Revisemos los periódicos del 2002. Es fácil darse cuenta que los participantes del golpe, son los mismos transgresores de la Constitución que en el día de hoy quieren presentarse como defensores de la misma, a pesar que todos conocemos sus pasados golpista. Nadie puede dudar de un Capriles asechando y violando la embajada de Cuba, el anterior fascista, junto a Leopoldo López vulnerando los derechos humanos del ex ministro Chacín y otros funcionarios del gobierno. Así mismo, una caterva de PJ (puro joder) solicitando, frente a las cámaras de la televisión privada, la eliminación de los Poderes Constituidos en consonancia con el decreto anticonstitucional del efímero dictador Carmona. Todos los vimos por la tv firmando el acta de la deshonra, celebrando en el palacio de Miraflores el sanguinario golpe de estado y la violación descarada de la Constitución. No cabe duda, teníamos a un grupo de ciudadanos cometiendo un delito infraganti, pero lamentablemente fueron indultados. Bien lo dijo nuestro inmortal Libertador:
“De suerte que si un sistema de penas y castigos, de culpas y delitos, no se establece en la sociedad para mejorar nuestra moral, probablemente marcharemos al galope hacia la disolución universal. El fruto de la injusticia es amargo para todos…”
Estoy seguro que en oportunidades la justicia es injusta y en otras, la injusticia es justa. No soy constitucionalista, ni nada que se parezca a un jurisconsulto, pero tengo la certeza que los responsables del golpe de 2002 debieron pagar con cárcel su contravención, tal como ocurrió a mi comandante Chávez y al grupo que lo acompañó en la insurrección cívico-militar. No es justo que los venezolanos estemos viviendo momentos aciagos como consecuencia de unos cuantos oligarcas sin experiencia política y de ominosas ambiciones cuyo único interés es ponerle las garras al botín. Para ellos Venezuela no es la patria sino un objeto al cual puede ser sometido a la voraz rapiña. Me permito nuevamente hacer uso de las palabras de Simón Bolívar, nuestro hombre universal:
“La ambición y la intriga, abusan de la credibilidad y de la inexperiencia de hombres ajenos a todo conocimiento político, económico o civil: adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza como justicia. Un necio no puede ser autoridad… ¿Y qué objetivo puede haber en un pueblo donde ni la gloria ni la felicidad estimulan a los ciudadanos?…”
Para finalizar, es la oportunidad de que los crimines de lesa humanad no queden impunes. Ciertamente los muertos no podrán resucitar, pero es imprescindible que sus pariente sientan que se ha hecho justicia y si eso ocurre, efectivamente estamos viviendo una verdadera democracia. No esperemos amontonar cenizas y cadáveres consecuencia de nuestros errores políticos. Honor, gloria e inmortalidad a mi comandante Chávez.
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