En el estado Táchira, luego de 23 días de agonía, producto de la brutal golpiza a la que fue sometido por parte de un grupo de opositores que atendieron el irresponsable llamado del ex candidato mal perdedor, a salir a manifestar su arrechera, falleció el compatriota Gerardo Rico.
Igualito que durante los aciagos días de abril del 2002, ningún medio de comunicación se hizo eco de la violencia fascista desatada en nuestro país, luego de conocerse los resultados de la elección presidencial que motivó la infeliz intervención del ex candidato mal perdedor, que ya contabiliza once víctimas fatales.
Tal desempeño de las empresas privadas de comunicación se alinea una vez más con el plan orquestado, cuyo objetivo central es la destrucción de la revolución bolivariana, partiendo en principio, por el no reconocimiento del triunfo de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales, y en segundo lugar, con la generación de situaciones de violencia de distinto tipo, y en diversos escenarios, para posicionar la matriz de ilegitimidad del gobierno, que pudiera incluso, desencadenar una eventual intervención extranjera.
Estos escenarios de violencia, los vemos expresados en el golpe continuado contra la familia venezolana, a través del acaparamiento de alimentos de la dieta diaria y uno que otro artículo de consumo necesario, con lo cual han pretendido minar la moral de la población mayoritaria, responsabilizando al gobierno bolivariano como el causante de la escasez y la especulación, a lo cual se suma el circo montado en la Asamblea Nacional, horas después de la luminosa marcha del 1ero de Mayo, que un grupo de diputados opositores promovieron a través de la provocación y los insultos, resultando en una lamentable y totalmente inaceptable trifulca parlamentaria, con el saldo conocido de aporreados.
La fase siguiente a la trifulca parlamentaria la ejecutaron impecablemente estos diputados de la derecha fascista, dirigiéndose a los medios privados en el término de la distancia, a vociferar su versión manipuladora que ya habían elaborado, presentándose como niños de pecho, víctimas de la “emboscada oficialista”, la cual han llevado también, como parte del plan, a distintos parlamentos latinoamericanos, teniendo como guinda, la lamentable declaración de la tristemente célebre CIDH.
Mientras todo este plan fascista, que ha sido denunciado desde la principal vocería de la nación, a través de nuestro legítimo presidente constitucional de la Republica bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro Moros, no ha encontrado eco en ningún medio privado de comunicación, nuestros once muertos y el dolor de sus familiares y amigos, reclamamos justicia, cerrando filas, ahora más que nunca, resistiendo, rodilla en tierra, la envestida de los enemigos de la patria.
El golpe continúa en progreso, Pueblo alerta y movilizado.
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