Cayó el Beria venezolano

Sólo en la acumulación del poder policial por tantos años unido con sus consecuencias tétricas es comparable el perverso jefe policial ruso con el nuestro, pues no existe ningún parangón entre la revolución soviética y la bolivariana ni tenemos personajes aquí con el perfil histórico de Lenin ni de Stalin. Pero como dice textualmente José Vicente Rangel: “Nada más peligroso para una sociedad que aquello que ocurre cuando los demonios que existen en los organismo policiales, inspirados en sórdidas concepciones sobre el orden público y la seguridad del Estado se liberan. Cuando los gobiernos pierden el control sobre ellos y éstos comienzan a hacer su propia política. Entonces llega el momento en que la institucionalidad se inhibe y el vacío lo llenan los que conducen esos aparatos.”

Después de la muerte de Stalin los comunistas de todo el mundo se enteraron de las masacres perpetuadas por Lavrenti Pávlovich Beria. Eran los tiempos en Venezuela de Pedro Estrada y de la Seguridad Nacional, los policías malos de aquí. Después vendrían los otros igualmente malos de la Digepol y la Disip comandados por los fúnebres Ministros de Interior y Justicia de la Cuarta República hasta ahora cuando sobreviene la catástrofe de la “operación masacre”, la primera de la Quinta…

Si queremos saber lo que piensa la derecha sobre la sustitución del General Miguel Rodríguez Torres de su cargo ministerial asomémonos a las redes sociales y comprobemos su gusto instintivo por la gestión del ministro estrella defenestrado. La siguiente expresión escuálida lo dice todo: “triunfaron los malandros”. Lo mismo hubieran dicho en el caso de Italo del Valle Alliegro por la masacre del “Caracazo” si el Presidente Carlos Andrés Pérez hubiese hecho justicia. Lo cierto es que para la clase media venezolana fue un héroe el jefe militar del asesinato masivo el 27 de febrero de 1989 y su mismo odio a las clases humildes los lleva ahora a congraciarse con la represión policial de nuevo cuño.

La masacre de Quinta Crespo no es un hecho aislado sino que avanza y se extiende como lo denuncia valientemente en su artículo José Vicente Rangel. No aspiramos que el victimario sea ejecutado como lo hicieron los camaradas al jefe de policía de la URSS por orden de Jrushchov pero no sería mucho pedir que el mismo fuera investigado sin complicidades ni solidaridades de casta para que la justicia mancillada sea reivindicada.

En la izquierda revolucionaria, crítica y reflexiva, debemos ser objetivos al calibrar las realizaciones positivas de Maduro y reconocer los aciertos de sus últimas actuaciones que no cambian la discusión por la estrategia de la revolución pero cumplen con adecentar, en parte, la ejecutoria del gobierno. No basta con la destitución de Rodríguez Torres para impedir que la maldición de la Cuarta República se reproduzca en la Revolución Bolivariana, no basta con la indignación de Maduro. Ahora la fiscalía debe actuar para establecer las responsabilidades hasta las últimas consecuencias y los tribunales aplicar a los culpables todo el peso de la ley.

El autor es: Profesor de Filosofía jubilado de la UPEL.



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Sergio Briceño García

Profesor Universitario de Filosofía de la Educación Jubilado de la UPEL. Autor del Poemario "Porque me da la gana" y de la obra educativa "Utopía Pedagógica del Tercer Milenio". Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

 sergiobricenog@yahoo.com

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