El emperador, Barack Obama, seis años antes presentó como virtud su inteligencia, su color, ser el primer hombre negro en la presidencia de la potencia militar más poderosa que la humanidad haya conocido. Como presidente de la nación, entonces más influyente sobre la tierra, pero destinada por la providencia a llenar de hambre y miseria al territorio que pisara, su color llenó de esperanzas a propios y extraños. Su imagen fue enaltecida con el otorgamiento del premio Nobel de La Paz, nunca antes alguien sin méritos lo había recibido.
Sin embargo, desde el inicio de su mandato, la esperanza fue lo primero que desapareció, se esfumó. El primer presidente negro, premio nobel de la paz, en una guerra sin descanso por la reconquista del dominio geopolítico, militar y económico perdido, hoy tiene a la humanidad en vilo. De este a oeste y de norte a sur, los Estados Unidos de América dirigen, financian o aúpan una confrontación en cualquier rincón del planeta y más allá.
A lo interno, en el propio Estados Unidos, la libertad y la democracia pregonada por el mundo parece no existir, las masas se levantan, reclaman. No le piden a Barack Obama su renuncia, su dimisión, no lo llaman tirano, dictador, “mono”, “negro”. No son violentos terroristas enardecidos en las calles buscando derrocar su gobierno, como si lo hacen cientos de personas en el mundo financiadas por los grupos de poder y el gobierno de Estados Unidos. Son ciudadanos de a pie, Americanos que sólo reclaman JUSTICIA.
El gobierno, los reprime, con fuerza, los encarcela, los calla y los desaparece. Aquí no hay DD.HH. ni instituciones que velen y reclamen cómo lo hacen por el mundo contra cualquier país o gobierno no acorde con las falsas predicas democráticas del poder imperial americano.
Hoy, en el mayor desafío de la historia humana, en las calles de los Estados Unidos de América, se juega el destino de la Humanidad, de un mundo mejor ¡Llegó la Primavera Negra! Los ciudadanos le exigen al primer Presidente Negro y Premio Nobel de la Paz, JUSTICIA, LIBERTAD, DEMOCRACIA.
