Tras el innecesario receso escolar por la consumista época navideña, llegaba el esperado lunes 5 de enero del año 2015, que marcaba el regreso a clases de los jóvenes estudiantes de la revolucionaria patria ecosocialista. Entre un mar de gritos, muecas y saltos que avivaban al gran patio del colegio, los muchachos escucharon el resonar del timbre mañanero, que se encargó de enfilarlos frente a la querida bandera venezolana, para entonar las gloriosas notas de nuestro himno nacional, y así entrar con bríos a cada una de las aulas del conocimiento, donde quedaría eternamente plasmado el histórico deseo de aprender a leer y a escribir por voluntad propia.
Ocupando los salones académicos y sentados en sus respectivos pupitres, los infantes escucharon la voz de mando de la maestra, quien buscaba saber cómo habían pasado los alumnos la inolvidable Nochebuena, y cuáles habían sido los obsequios recibidos por parte de sus seres queridos. Primero le preguntó a Kevin, quien dijo estar feliz de estrenar una nueva Macbook, un Iphone 6, una Playstation 4, un G-Shock GBA 400 y un Garmin Nuvi 42, para no perder la brújula durante los divertidos tiempos de ocio, que se acumulan con el paso de las hiperactivas semanas. Luego le preguntó a Alfonso, quien dijo haber gozado un mundo fastidiando a los vecinos, lanzando infinidad de juegos pirotécnicos sin la supervisión de un adulto, bebiendo muchísimas latas de Coca-Cola en las fiestas de fin de año, y saliendo a pasear en moto con su primo que no portaba casco, ni cédula, ni chaleco reflectivo.
Y finalmente la maestra le preguntó a Simoncito, quien dijo haber disfrutado al máximo el tiempo de calidad compartido con toda la familia, en especial con su abuelo paterno, que le regaló un cariñoso perrito mestizo llamado “Huesos”, el cual estaba deambulando en una plaza de Petare, y que tras ser rescatado, vacunado y desparasitado gracias a la revolucionaria Misión Nevado, ya se encontraba listo para ser adoptado por Simoncito. Además, el abuelo aprovechó el clima de alegría para hablarle a su nieto sobre la importancia de preservar valores fundamentales para vivir en sociedad, como la tolerancia, la solidaridad y la honestidad. También, le hizo entender lo bonito que representaba amar al prójimo, la obligación de cuidar los recursos de la Naturaleza, el compromiso de preservar nuestras raíces culturales y la necesidad de respetar la diversidad biológica que envuelve al planeta Tierra.
Lamentablemente, cuando Simoncito explicaba el caso de su perro Huesos, que fue víctima de maltrato animal por culpa de la irresponsabilidad de sus anteriores dueños, pues tuvo que soportar una ola de burlas, abucheos y críticas por parte del resto de los estudiantes, quienes lo mandaron a callar y le hicieron la L de “loser”, por considerar que la historia era aburrida, deprimente y ficticia. Como los muchachos no pudieron sentir empatía por los animalitos que viven en las calles de Venezuela, sin una gota de agua, pasando hambre, soportando las altas temperaturas de la carretera, y aguantando la clásica indiferencia de la colectividad, pues la maestra decidió finalizar con el chisme navideño y retomar las rutinarias actividades escolares, en las que siempre hay tiempo para la Matemática, el Castellano y el Inglés, pero nunca hay espacio para la Ecología, el Medio Ambiente y el Conservacionismo.
En un abrir y cerrar de ojos llegó la hora del mediodía, por lo que se escuchó el timbre de salida, se abrieron los portones y los alumnos salieron con ímpetu de sus aulas de clases, rumbo al patio principal de la escuela en el que esperaban la llegada de sus padres y representantes. De pronto, los muchachos se percataron que un gato estaba echado frente a la cantina del plantel educativo. El animalito estaba enfermo, se hallaba muy mal herido y mostraba signos de haber sido golpeado de manera salvaje. Ante la triste situación, Simoncito intentó ayudar al gato y pedir ayuda en la dirección del colegio, pero Kevin y sus amigos no se lo permitieron, porque ellos estaban ansiosos de grabar la agonía del pobre animal con la videocámara del Iphone 6, para subir el entretenido video a Youtube y después compartirlo en las redes sociales de Facebook, Instagram y Twitter.
Cuando Kevin y sus amigos se cansaron de grabar la tragedia del gato en alta definición, llegaría el turno de Alfonso, quien tiene la costumbre de agarrar piedritas del suelo, y lanzárselas a los niños cuatro ojos, a los niños obesos y a los niños llorones, como una divertida forma de ir practicando el “Bullying” o acoso escolar desde la edad temprana, y así aprovecharse de los más indefensos, de los más nobles, y de los más inteligentes. Por eso, al ver que había un inocente gato frente a sus narices, no dudó en tomar un arsenal de piedritas y tirárselas al animalito, por el simple capricho de fastidiarlo y sacarse la violencia que habita en la puerta de su casa. El gato quiso huir de la cantina debido al inclemente castigo que estaba recibiendo, pero por su mal estado de salud, fue atropellado en el estacionamiento del colegio, en manos de un chofer que se dio a la fuga.
Es por tanta impunidad en detrimento de las mascotas, que la Revolución Ecosocialista que impera en Venezuela, puso en marcha el plan piloto denominado “Misión Nevado va a la escuela”, el cual empezó en el mes de diciembre del 2014, específicamente, en la Escuela Básica Estadal Andrés Rodríguez Ramírez, ubicada en el municipio San Sebastián de los Reyes del estado Aragua. La intención del naciente proyecto, es despertar la conciencia ecológica en los niños y adolescentes que asisten a diario a los centros educativos, utilizando materiales didácticos, ofreciendo charlas y realizando juegos lúdicos. El objetivo primordial es implantar el respeto y el amor por los animalitos, y así reducir los niveles de violencia estudiantil reflejados con el manoteo, con la envidia, con la ofensa verbal, con la hipocresía, con el egoísmo y con el desquite entre los alumnos. En la medida que los muchachos aprendan sobre el derecho a la vida que tienen todas las especies de fauna, y el deber de proteger la integridad física de cualquier Ser Vivo, pues estaremos fomentando valores a los jóvenes, que repercutirá en un mejor rendimiento académico, y será la promesa de un futuro mucho más pacífico
Un aspecto clave de la iniciativa “Misión Nevado va a la escuela”, es promover la participación activa de los estudiantes en el entorno socio-ambiental que albergan, mediante la búsqueda de soluciones que ayuden a los perros y gatos que se hallan en situación de calle dentro de las ciudades. Si bien la exitosa Misión Nevado ha atendido a más de 45.000 animalitos desde su creación en el año 2013, es consabido que el incentivo de la Educación Ambiental en los colegios, es la única alternativa para erradicar los delitos que amenazan con la vida de la fauna. De lo contrario, los estudiantes repetirán el mismo círculo vicioso conllevado por sus padres, en el que las mascotas tienden a ser humilladas, vejadas y sacrificadas, como una clara muestra de cobardía que se niega a enfrentar la rabia del pasado.
Recordemos que a finales del mes de noviembre del 2014, fueron envenenados más de 30 perros comunitarios en el estado Trujillo, siendo una perversa e inhumana solución para acabar con la sobrepoblación de animales, sin considerar el dolor y el sufrimiento que padecieron las mascotas antes de morir. Esa es la típica postura que agudiza el grado de miseria espiritual vislumbrado por muchos ciudadanos, y es por esa misma razón, que el proyecto “Misión Nevado va a la escuela”, pretende generar nuevas soluciones a ese inconveniente ecológico. Desde las aulas de clases, es posible que los muchachos se informen sobre la tenencia responsable de mascotas, la necesidad de esterilizarlos y buscarles un hogar o refugio en el que puedan vivir en paz. Si los niños de hoy aprenden a respetar la vida de la biodiversidad y sus ecosistemas, seguro que germinará la semilla del Hombre Nuevo, el cual denunciará los atropellos en contra de los animales, y no será cómplice de los delincuentes que vulneran el bienestar de la Pachamama.
No olvidemos que la sana convivencia de los niños con las mascotas, les ayuda en su proceso natural de socialización, ya que ellos se atreven a expresar afecto, ternura, compasión y emociones positivas por el animalito, favoreciendo una correcta salud mental. A su vez, los infantes adquieren el sentido de la responsabilidad, propicia la disciplina y refuerza la confianza del joven, que se traduce en una mejor autoestima. Si el plan piloto “Misión Nevado va a la escuela” permite la interacción de un perro o un gato con los estudiantes, desarrollando técnicas grupales que disfruten todos los muchachos en el patio del colegio, es muy probable que la fría tensión del aula de clases, se convierta en un armonioso espacio que priorice la amistad por encima de la rivalidad.
Pero es allí donde nace otro escollo ecológico, porque mientras el plan piloto “Misión Nevado va a la escuela”, se esfuerza para que los chamos respeten la vida de las mascotas, tampoco podemos olvidar que en Venezuela se siguen incentivando eventos de extrema crueldad, los cuales menoscaban la ética y la moral de la juventud criolla. Tenemos los circos que emplean animales para ganar el aplauso de los espectadores, el coleo y las corridas de toros que apuñalan el destino de un mamífero, las carreras de caballos que presionan el gatillo del hipismo, o las sangrientas peleas de perros y gallos que se fraguan en la clandestinidad. Es obvio que existe una letal incongruencia entre la genuina educación que se quiere impartir en los salones de clases, y la violenta realidad que se coteja en las calles del tricolor patrio. La complicidad de los entes gubernamentales venezolanos, que jamás prohíben esos siniestros espectáculos públicos, deja un gran signo de interrogación en el horizonte ambiental del país.
El problema es que en Venezuela no hay un verdadero marco legal que castigue el delito en contra de los animales, ni una infraestructura que aporte un techo preventivo para las mascotas. En la actualidad, vemos que la “Ley para la Protección de la Fauna Doméstica, Libre y en Cautiverio”, es un obsoleto instrumento legal que se encuentra muy lejos de preservar la vida de las especies de fauna. Sabemos que todos los días se tortura a una gran cantidad de perros y gatos que mueren encadenados a la pared de concreto, que acaban desangrándose en el pipote de la basura y que son arrollados con premeditación en las autopistas. Los verdugos siempre quedan en el anonimato, nunca son denunciados, enjuiciados y encarcelados. Las leyes, los artículos, las unidades tributarias y la Gaceta Oficial, no pueden evitar que el Homo Sapiens exteriorice sus bajos instintos sin un ápice de arrepentimiento.
De hecho, nos duele reconocer que la matanza de los perros en el estado Trujillo, será otro crimen ecológico que quedará impune en nuestro país, porque no contamos con una norma jurídica que infunda la obediencia a cumplirla y el miedo a infringirla. En paralelo, carecemos de perreras municipales distribuidas a lo largo y ancho del país, que salvaguarden la vida de los animalitos, para que puedan ser contabilizados, atendidos por veterinarios y finalmente adoptados. Es lamentable apreciar como las fundaciones, ONG´s y asociaciones civiles que trabajan rescatando perros y gatos de la calle, se quejen de no tener suficientes patios, galpones o cualquier área espaciosa donde las mascotas puedan recuperarse de las heridas que deja la calle, y así quedar en espera de una posible adopción. Más chocante, es observar a las personas inescrupulosas que dicen amar a los animales, y se dedican a ofrecer el servicio de hospedaje privado de mascotas, a cambio de recibir fuertes suma de dinero por cada día que el animal transcurre en el lugar, lo cual va en contra del espíritu altruista a favor de los angelitos venezolanos.
Es totalmente reprochable que el gobierno socialista venezolano no facilite la entrega de terrenos baldíos en los que las mascotas tengan la oportunidad de descansar, sin la intromisión de la burocracia y la corrupción. Aunque en Venezuela se vienen construyendo e inaugurando los prominentes Centros de Diagnóstico Veterinario, sabemos que el déficit se halla en la falta de refugios verdes y silvestres para que los animalitos se repongan. Creemos que los perros y los gatos no requieren del flash de una cámara fotográfica ni de enredados discursos en cadena de radio y televisión, para lograr recuperar la sonrisa, los maullidos y los ladridos. Ellos por sí mismos son capaces de curar muchas de sus enfermedades, pero necesitan áreas abiertas predefinidas en las que puedan recuperar la salud.
En ese contexto, debemos entender que Venezuela NO abarca solamente a Caracas y a las principales capitales del país, por lo que la verdadera meta en juego es olvidar los colores políticos que nos separan, y trabajar en mancomunidad a favor de los animalitos desamparados en Tinaquillo, Ciudad Ojeda, Carúpano, Valera, Punto Fijo, Zaraza, Turmero, La Fría, Ejido, El Tigre y demás puntos geográficos venezolanos. Actualmente, se edifica el “Plan Nacional de Esterilización” para evitar que las mascotas causen la sobrepoblación en sus ciudades o transmitan enfermedades a los individuos. No obstante, la labor ecológica va más allá de los aciertos de la Misión Nevado, ya que las instituciones públicas, la empresa privada, las comunidades y sus habitantes, tienen que agruparse y coadyuvar con el rescate de la fauna criolla.
Todos podemos colaborar con la justa causa donando perrarina, papel periódico, alimento enlatado, agua potable, medicinas, productos higiénicos de uso animal (champú, jabones, garrapaticidas), y accesorios de uso diario (dispensadores, peines, juguetes de goma). Haz contribuciones económicas para pagar los exámenes u operaciones que ameriten los animalitos. No compres mascotas en tiendas de la calle ni en portales de la Internet. Ellos NO son una mercancía que se paga en efectivo o con tarjeta de crédito. Lo más relevante, es apadrinar y adoptar a un perro o gato que pide a gritos una casa y gente que lo quiera.
Pese a que desde su creación, la Misión Nevado ha efectuado más de 300 jornadas de asistencia integral a las mascotas, unificó a más de 100 colectivos a nivel nacional, y logró captar la atención de más de 23.000 voluntarios que se comprometieron con la esperanza canina y felina, queda claro que la masificación de ese activismo sin fin de lucro, es la auténtica consigna a emprender en el futuro. A veces me quedo atrapado en la penumbra de la madrugada, y escucho una serie de voces en mi cabeza que suenan a ladridos y maullidos provenientes de la tempestad de las calles citadinas, y suelo preguntarme ¿Qué pasa con la Misión Nevado? Yo sé que está trabajando, pero siempre se puede trabajar muchísimo más.
Es frecuente que desde mi sitio Web Ekologia.com.ve las personas me informen sobre casos de maltrato animal que observaron en sus regiones, y no quieren que el delito quede impune. Sin embargo, siempre me dicen que no encuentran un número telefónico o una dirección física de la Misión Nevado en su localidad, para poder llamar o acudir personalmente en aras de alertar sobre el crimen presentado.
La gente evita formalizar la denuncia en la policía, por miedo a represalias de los involucrados, y no creemos que la mejor forma de exigir justicia animal, sea a través de las redes sociales o de una pasiva cuenta de correo electrónico. Por tal motivo, se debe mejorar el vínculo comunicativo con la población, para que los venezolanos se atrevan a denunciar el maltrato animal, y los organismos públicos junto a la Coordinación Regional y a los colectivos de la Misión Nevado, se encarguen de investigar con celeridad la irregularidad cometida.
Ojalá y el plan piloto “Misión Nevado va a la escuela” deje de ser un experimento en defensa de los animales, y se convierta en el principal eje de ataque que surque los cielos ecosocialistas de nuestra querida Venezuela. Esperamos que recorra todos los colegios públicos y privados del territorio, y que los niños esperen con ansias la llegada de un animalito cargado de Educación Ambiental, de Humanismo y de Pacifismo.
Si logramos que Kevin use la tecnología para el bien y no para el mal, si logramos que Alfonso use las piedritas para construir y no para destruir, y si afianzamos el noble pensamiento de Simoncito en la mente y en el corazón de todos los muchachos venezolanos, entonces aprenderemos de los errores del ayer y lucharemos una vez más por la libertad que heredamos de Bolívar.