El polémico caso de “Cotufa”, una perrita de raza Poodle Mini Toy que falleció en circunstancias sospechosas tras ser llevada a una peluquería canina de Caracas, marco tendencia en las redes sociales al despertar la indignación de venezolanos, que sin distingo político repudiaron el hecho, al suponer que la pequeña peluda había sido objeto de maltrato animal.
“Pero con tantos venezolanos que mueren a diario, ¿Se van a preocupar por un perro?” comentaba en su cuenta de Twitter una estudiante de biología de la Universidad de Los Andes (ULA) de Mérida, quien no estaba sola en este tipo de comentarios, que enseguida fueron condenados por su matiz de insensibilidad hacia los animales por un grupo de internautas.
La movilización social virtual que causó este suceso, junto a otros hechos aislados que involucran tanto a animales domésticos de raza como a mestizos y que se denuncian a través de distintos medios de comunicación, se configura como un signo de conciencia revolucionaria, de sensibilidad humana y de preocupación por el otro; una señal optimista, para los cínicos realistas entre los que me incluyo.
Si revolución es algo, es el esfuerzo por elevar a la conciencia de los hombres el estado real del mundo, señalaban Adorno y Horkeimer en Lecciones de Sociología (1966). Entonces la conciencia revolucionaria implica, romper con viejas estructuras para reemplazarlas por otras más adecuadas a la realidad.
La revolución es un cambio o transformación radical respecto al pasado inmediato, la ruptura del paradigma. Es cuando el proteccionista animal es sacado del estereotipo del “hippie come flor”, “sensiblero”, “tonto” y “loco” en donde lo han encasillado, como parte de una minoría y su sentir se explaya hasta otros ámbitos. Es cuando el “despertar” ante lo que esta mal se hace masivo.
El poder oculto de la movilización
De acuerdo a la Organización No Gubernamental de Ingeniería para el Desarrollo Humano (ONGAWA):
La movilización social es un conjunto de acciones de diversa índole con la que se trata de promover o provocar, buscando el apoyo del resto de la ciudadanía, un cambio social; es decir, una alteración de las estructuras sociales, económicas y/o políticas que favorecen la construcción de una sociedad más justa, equitativa y solidaria y un entorno social favorable…La movilización social hace referencia a acciones en defensa de una causa que contribuye a cambiar reglas, leyes, valores, comportamientos, actitudes o creencias de la sociedad con la intención de construir un mundo libre de pobreza.
Es esta, un poderoso instrumento para llegar a cumplir el propósito universal de alcanzar la mayor suma de felicidad posible, como lo planteaba Hugo Chávez, quien en el 2013 presentó en su Plan de la Patria cinco objetivos históricos, entre los cuales para nuestros efectos resalta el quinto, donde asentó, lo que desde hacia un tiempo atrás conformaba el debate de politólogos, ecologistas, sociólogos, científicos, etc : la imperiosa necesidad de resguardar la Vida en el planeta; desde un país que atesora más de 20 mil especies animales y vegetales, de acuerdo con información publicada en la Agencia Venezolana de Noticias (AVN), lo que ubica a la nación entre los territorios con mayor biodiversidad y recursos naturales del globo.
Con este marco nace la Misión Nevado, un movimiento colectivo, ecosocialista, animalista y revolucionario que tiene como principales objetivos rescatar y proteger a los animales en situación de calle, impulsar el reconocimiento de los Derechos Animales y crear conciencia sobre el deber que tenemos los seres humanos hacia ellos y hacia la Madre Tierra.
Aunque la inquietud ante la inclemencia en contra de los animales no humanos no es nueva en el mundo, pareciera que fue en años recientes cuando se ha registrado en Venezuela un afortunado incremento de fundaciones pro bienestar animal, a las que cada vez más se suman voluntarios, en sintonía con la tendencia social mundial. En tal sentido, puede verse con beneplácito que son más los medios de comunicación que han abierto entre sus rígidos espacios -a veces reversados para la publicidad-, un lugar para dar a conocer algún caso de interés para los animalistas, como por ejemplo: el del canino que habita en los rieles del metro de Caracas, el de “Belén” la perrita quemada viva en San Cristóbal y el del mestizo sodomizado por un indigente en Mérida; entre otros que ya no pasan desapercibidos.
Un fenómeno de interés social y político
El hombre pertenece al reino animal y tenemos más en común con los animales que diferencias. Nos diferenciamos del resto de nuestros congéneres (los animales) por ser conscientes de nuestra propia existencia y registrar procesos psicológicos complejos; por ello, nos consideramos “más evolucionados”. Estamos dotados de una conciencia supuestamente más elevada, un cerebro más complejo y como “hermanos mayores” deberíamos de cuidar a quienes están por “debajo” de nosotros en la escala evolutiva, sobre todo, si se trata de seres indefensos ante nuestra presunta supremacía.
La Médico y Bióloga, Núria Querol i Viñas, especialista del Observatorio Internacional de Justicia Juvenil estableció la inquietante relación entre la mente criminal y el maltrato hacia los animales y humanos, la cual ya había sido apuntada por Santo Tomás, Locke y Kant y descrita desde un punto de vista psiquiátrico por Philippe Pinel; lo que plantea el debate sobre las implicaciones que se derivan y cómo debe actuar nuestra sociedad.
Otros trabajos, evidencian el vinculo y establecen antecedentes de crueldad hacia animales asociados a delincuencia posterior y criminalidad como el de Arluke, Levin, Luke, & Ascione, (1999), violencia adulta hacia humanos por Merz-Perez, Heide, & Silverman (2001) y trastorno antisocial de la personalidad en la edad adulta por Gleyzer, Felthouse, & Holzer, (2002).
A luz de tal argumento, se oyen absurdas las exclamaciones tales como: ¡Con tantos problemas en Venezuela y se van a ocupar de los animales! Pues desde un enfoque maniqueísta, en el que existen dos principios reguladores del universo, el Bien y el Mal, el norte de toda sociedad progresista y sana, es el Bienestar a toda escala y donde el desprecio por la vida, sea cual sea su forma, se convierte en un elemento de desequilibrio.
Pero la indiferencia es la contratara del amor y todavía falta sensibilizar y crear conciencia al respecto y en referencia a las otras aristas del tema, como el abandono de animales domésticos, la explotación a estos seres, la tauromaquia, animales en situación de calle, racismo contra perros y gatos mestizos, contrabando de extracción de aves, monos, tortugas y demás representantes de nuestra exótica fauna que son arrancados de sus hábitats y transportados en las más deplorables circunstancias a diferentes destinos.
Al ser la Política (Con P mayúscula), las relaciones e interacciones para alcanzar el Poder y/o el Bien Común el asunto se vuelve de interés político y de todos, pues la polis- lo público- se ve afectada por la insensibilidad, la indolencia y la irresponsabilidad de unos y otros, y por ese “esperar que otro lo resuelva” -al encogerse de hombros- que caracteriza algunos ciudadanos, quienes todavía no asimilan el hecho de que la nuestra es, una Democracia Participativa y Protagónica y que no concientizan que la alteración de un simple eslabón de la cadena alimenticia o trófica puede afectar nuestras vidas.
La Protección animal más que un asunto público (como minima muestra: cuando están en situación de abandono, causando incluso problemas sanitarios) es un deber inherente a nuestra parte humana, porque entre todas las similitudes que compartimos con ellos se encuentra nuestra capacidad de sentir y padecer por ejemplo, el sufrimiento y no conmoverse ante el dolor de otro ser, también obedece a una conducta si se quiere, antisocial. En este particular, solo una decisión nos separa de ser mejores personas.
Permear lo político -como el escenario de toma de decisión- se convierte en algo inminente, porque la movilización lo social tiene la cualidad de trasformarse en participaron política. Y la política sin ánimos de redundar, es el medio por excelencia para fomentar los cambios. En este orden de ideas, el principal reto de las sociedades emergentes, es cultivar valores para la vida, el reconocimiento de los derechos y la reivindicación de los menos favorecidos.
Estas sociedades, requieren hombres y mujeres empoderados, con madurez social y política, mas participativos y responsables de su realidad, con propuestas mas humanas y eficaces ante los problemas. Una sociedad avanzada no la construyen solamente las organizaciones y las instituciones. Es una tarea de todos. “Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales.” Dijo Gandhi. El camino entre el mundo que somos y el mundo que queremos lo transitamos nosotros. Que el entusiasmo por prevenir y denunciar el maltrato animal no se quede en virtualidad.