La naturaleza proterva y la contumacia insistente y descarada de la oposición derechista y fascista es un peligro de extrema gravedad para la democracia venezolana, que compromete, inclusive, nuestra soberanía y autonomía como nación. A través de una metamorfosis deformante y un discurso nefario lograron un cometido que enervó las fuerzas de muchos compatriotas que sucumbieron a su propia debilidad ideológica, abriendo el camino expedito para que la maldad de instalara en la Asamblea Nacional.
Fue así como lo inveterado se hizo presente, acompañado con los vientos fríos del fascismo. El egotismo se puso al frente y con ello la discordia y la mediocridad, que los lleva a cometer errores del tamaño de sus propias limitaciones, inherentes a la herencia nada pletórica, sino vacía, espiritualmente indolente y sin anhelos verdaderos de construir la verdad y la fe por la patria. Por ello toda esa cohorte de diputados “MUDistas están destinados a convertirse en papagayos, que serán arrastrados y arrasados por los vientos de la historia, que ojalá en esta oportunidad los pulverice y los convierta en polvo cósmico.
Ellos lo saben, ellos lo presienten. Las líneas de acción los arrastran hacia las llanuras infinitas de su propia destrucción y la Torre de Babel que prometieron a sus seguidores se les ha ido torciendo y los escombros ya comienzan a desprenderse. Dentro de su propio seno hablan diferentes idiomas de la violencia y de cómo acabar con la revolución, con el gobierno, con el Estado y todas sus instituciones. Pero el poderío del derecho, el de la constitución y la consciencia es más fuerte que cualquier cantidad de ráfagas venenosas; es por ello que no pasará ninguna “Ley de Amnistía”, ni nada que atente contra el verdadero sentido de justicia. Tampoco se le puede dar solvencia a los criminales, ni mucho menos si son “asesinos en serie”, porque eso de mandar a asesinar 43 personas, es de por sí, una verdadera masacre.
Ahora cómo es eso que se premia la deslealtad hacia la patria y hacia la vida misma de las personas que tienen derecho a que se les respete su dignidad humana. En las guarimbas de 2014, hubo personas que fueron asesinadas, quienes fueron ejecutados mediante una orden que dio un dirigente político, al mejor estilo de un “pran” siniestro y matón. Se desarrolló la acción y el balance final fue esa cantidad de víctimas, por las cuales alguien tiene que pagar, por lo que tienen que ser juzgados los verdaderos culpables. Aquí nadie tiene blindaje jurídico-parental, ni mucho menos consanguíneo, para burlarse del espíritu de la ley, consagrado en nuestra constitución. Desde lo lejos, pareciera escucharse la voz de nuestro eterno líder, Hugo Chávez, diciendo: “Dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada”.
Así tiene que ser, porque en el campo de la política y en el ejercicio político mismo de los pueblos, no hay eslabones perdidos, sino diferencias para construir en medio del disenso; pero jamás para destruir los cimientos de la patria. Ahora que los miserables grupos opositores a la revolución se crean que son el “eslabón perdido”, entonces ese es su es su problema. La evolución política de las sociedades no aceptan saltos al vacío y, precisamente, eso es lo que representa la MUD y todo su planteamiento de siniestro terror.