¡Oh san Tolomeo de los incautos!

Acabaron con mi Ley de Amnistía

Santo de mis devociones en veremos y, ahora de mis preocupaciones y
tirano de los mal nacidos que utilizan los chanchullos, para usurpar
leyes de protección de los sin causa, que abundan en el país -¡sácame
esta rabia itinerante que me consume por dentro y me irrita el alma de
político con destello libre! Fue lo primero que se le ocurrió decir a,
Ramos Allup, cuando oyó la noticia por Globovisión que la Ley de
Amnistía fue declarada inconstitucional por el TSJ.

¿Hoy he vuelto a nacer, padre mío, acaso seré tu hijo? -se preguntó
con angustia- con el mismo sermón que utiliza cuando interviene en la
AN y, al momento con trastornos de repugnancia, se vio en el espejo de
sus sueños mozos y, rojo de mala apetencia sin consuelo, tiró los
lentes de su amargura en el sillón donde reposa su cuerpo cuando está
distraído y, mire que lo estaba que los labios no se le cerraban y, la
mano izquierda no le salía del bolsillo izquierdo del mono que se pone
para dormir.

Si yo fuera un mal parido mi ruindad sería extensiva con tanto loco
suelto que anda por allí, esta vez lo dijo gritado, para más
ofuscación a su favor, y como el que sopla el micrófono, para hablar
habló sin pedir derecho de palabra, buscó una foto en la mesita de
noche donde está en paz con el presidente Maduro y, arremetió contra
éste como a un condenado que espera clemencia y sin argucia ninguna,
repitió dos veces, lo que es del cura va para la iglesia -Nicolás- que
a ti no te salva nadie y, ahora menos.

Llamó a tantos por llamar como atinaba en su delirio con quien empezar
y, hasta pensó y se dijo, si el gocho estuviera vivo, tronarían las
campanas de la alegría que cuando un adeco se va, otro en su lugar
nacerá, así como yo esperé para ser presidente de la AN, gracias a la
MUD, que vieron en mí, la galantería de liberal virtuoso comunicativo
y, de combatir a los chavistas y de sacar el cuadro de él de la AN, al
igual que sus ojos que como corazón que no siente había que hacerlo y,
el día que me muera, la tormenta morirá al nacer así el TSJ me condene
como hoy lo ha hecho con la ley bandera de la democracia que la tiró
al basurero del oprobio y, si este Ramos Allup, que padece y siente
que los embiste de frente no lo hiciera, seríamos un parlamento de
eunucos líricos, se dio con firmeza en el pecho sin no dejar de
expresar, ¡viviremos de berrinche en berrinche!, porque otra ley
vendrá inshore.

A quién se le ocurre pensar que por aprobar la Ley de Amnistía fuimos
reconfortados con dinero en bolívares y dólares, eso es un tatequieto
sin sentido de revuelo de inmoralidad que en nada nos preocupa, si
esta AN de hoy día es la más honesta y dilatada de pasión política que
me digno dirigir con la veteranía de mis años de lucha sin cuartel a
favor del pueblo adeco y, van a venir ahora unos compaginados
ordenados de justicieros a darnos lecciones de sustanciación legal y,
más a mí que me estiro de profunda sabiduría en el manejo de la
profusión de saberes en leyes conjuntivas de expansión al prójimo.

Razón tiene el Alto Comisionado de la ONU para los DDHH de criticar la
decisión del TSJ, por lo cual se mostró “sorprendido” y “decepcionado”
y, no era para menos, apuntó Ramos Allup, si esa ley era libertaria de
bondades hacia los presos políticos que acá en este país abundan que,
además servía, como base para el diálogo y la reconciliación de
nuestro país y, todo se vino a bajo en un cerrar de ojos. ¡Dios salve
a Venezuela! Encomendó furioso.



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Esteban Rojas


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