Cuando matan a tu padre y tu hermanito te destruyen de inmediato la vida de los ejemplos. Basta un día, unas horas, un momento, para ver el cómo se apaga la luz de quien ha guiado tu vida por el sendero del bien. Era la luz, que ahora desvanecida, jamás se volverá a encender para ayudar a señalar el camino de quien apenas comenzaba a vivir para intentar seguir tus pasos.
Cuando matan a tu padre y tu hermanito, percibes el cómo la vida ha sido degenerada por una sociedad de asesinos, muchos de ellos, también apenas comenzado su propia "vida", razón por la cual, puedes comprender que la actuación de seres conjugados por bazofia humana será cada vez más fétida, mientras existan "instituciones" cuya asíndesis sólo desaparece por razones políticas, dejando en evidencia la postración ante el Derecho por Vivir que tenemos los ciudadanos.
Cuando matan a tu padre y tu hermanito sólo puedes sentir indignación, llanto y una profunda ira por quienes adjudicándose la vida de otros, despliegan sobre inocentes, todo el mal de unos pocos sobre una mayoría indefensa. Son huestes manipulables y manipuladas, acostumbrados a ejercer sus códigos de "justicia", ante unas autoridades que se han convertido en simples instrumentos para la persecución de quienes no cometen delitos, mientras aquellos delincuentes y asesinos explanan en todas sus anchas la muerte del pueblo como trofeo ante el poder.
Cuando matan a tu padre y tu hermanito, para qué venir a hablar en aplicar "todo el peso de la ley", cuando esa misma ley ha sido inerte para acabar con tanta moralina. Cuando matan a tu padre y tu hermanito no alcanzarán las lágrimas, ni el sentido del perdón contra sus verdugos para devolverles la vida. Cuando matan a tu padre y tu hermanito puedes comprender la máxima podredumbre social, el ostracismo que sí vive un país, controlado por quienes sólo utilizan los cuerpos de seguridad del Estado para resguardar sus propias vidas y de los suyos, porque en definitiva, ellos nunca serán parte de las páginas rojas y sangrientas de las cuales sí protagonizamos los venezolanos.
Cuando matan a tu padre y tu hermanito, sientes el cómo la temperatura de un congelador te ha dejado sin oxígeno, mientras otros con sus temperamentos de arrogancia, soberbia, altivez y amenaza, juran que te van a terminar de destruir en nombre del mismo pueblo. Cuando matan a tu padre y tu hermanito, pueden ordenar que encuentren a los "culpables" hasta en las cúpulas que disfrutan del eretismo social, sin ver que los mismos culpables han sido responsables en haber permitido la expansión y complicidad del crimen por beneficio político o económico.
Cuando matan a tu padre y tu hermanito sientes en el alma y el corazón que la vida no vale nada, mientras para otros y otras en una simple "percepción", lo cual demuestra su parafrenia cuando después que perdemos seres amados, quedamos para ellos en una suerte de jamais vu.
Cuando matan a tu padre y tu hermanito, es la misma intensidad cuando asesinan a tu madre, tu hijo, un familiar o tu amigo. Cuando matan a tu padre y tu hermanito es la desgracia convertida en el único quehacer social que día a día tenemos por certidumbre en nuestro país. Cuando matan a tu padre y tu hermanito sólo nos queda expresar tristeza, melancolía, profundo dolor y muchas condolencias. Cuando matan a tu padre y tu hermanito, no importa de cuál color o boina sea el uniforme de la policía o los militares, porque es la hegemonía del pran, del para-Estado, de seudofiscales y seudojueces, quienes sólo tienen el valor para cumplir y hacer cumplir el hostigamiento y el lento asesinato de todo un país. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
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@jvivassantana
Autor de la teoría de La Teoría de la Regeneración del Pensar