En lo personal aclaro que nada tengo en tu contra Leopoldo, pero como venezolano que vivo y me debo a mi querida Venezuela desde luego que he sido unos de los miles de venezolanos que rechazamos tu accionar político, al frente a ese partido fascista mal llamado Voluntad Popular (VP) que te sirvió de trinchera para promocionar, con tu verbo encendido, a través de claros actos violentos, la muerte de 43 compatriotas en las llamadas guarimbas.
De verdad que la medida ejecutada a tú favor por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) sorprendió a todo el país. Desde ya te regodeas de estar de nuevo en tu casa, al lado de tus queridas hijas, de tu esposa y del resto de tus familiares, ante lo cual pudiera decir, sin ningún tipo de complejo, que nos alegra, porque ese ambiente es lo que nos alienta a seguir vivos a todos en este mundo terrenal.
Eso sí, debo manifestar que si bien no compartimos la medida humanitaria (casa por cárcel) que te ha otorgado el TSJ, la aceptamos irremediablemente, a pesar que sabemos que la misma lesiona profundamente los sentimientos de los familiares de las víctimas asesinadas en el año 2014, producto de tu llamado irresponsable a promover la violencia, sin ninguna razón.
Lo que si entiendo, y es lo que esperamos la gran mayoría de los venezolanos, es que este beneficio de ley que se te ha otorgado el máximo tribunal de la república contribuya a disminuir el clima de violencia que vive actualmente el país, pues de continuar con los actos promovidos por los grupos terroristas contratados por al ultra derecha venezolana la nación se vería irremediablemente envuelta en una confrontación armada.
Las razones o motivos que pudo tener el TSJ para otorgarte el beneficio no nos interesan, pues el número de víctimas que se generaron hace tres años atrás, por tu llamado violento, no fueron cualquier cosa.
En tú caso no puedo dejar de señalar que "errar es de humano y reflexionar es de sabios", pero hay otro dicho que dice: los "errores se pagan".
Con esto quiero decir que ojala el tiempo que pasaste privado de libertad te haya permitido reconocer que te equivocaste, que esa no es la manera de hacer política, pues ante una sociedad que se rige por principios y leyes-más si se trata de preservar la vida- ésta debe ser respetada, en todo momento.
Escucha bien Leopoldo, no me niego al perdón, incluso creo que es una manera muy clara de promover la reconciliación y el reencuentro en cualquier sociedad, más si la gran mayoría del país, insisto, deseamos que prevalezca la bendita paz.
Leopoldo, hay algo que además debo manifestarte. Nunca he entendido que tú fueras a parar a la cárcel por tus atrevidos llamados e incitaciones y en cambio el candidato eterno a la presidencia de la república por la oposición, Enrique Capriles, no ha sido trastocado por la justicia.
Aclaro que Capriles ha realizado peores llamados a promover la violencia en las manifestaciones que se han venido suscitando últimamente en el país, en donde incluso a involucrado a menores de edad.
Añado que soy uno de esos tantos que creemos que existen suficientes fundamentos para que Capriles y otros tantos de la oposición sean imputados y sometidos a juicio por sus desmanes, pero en nuestro país, al parecer, la justicia es totalmente sorda, ciega y muda.
Desde luego esta situación solo la podría responder la fiscal Luisa Ortega Díaz, quien hasta ahora no ha tenido el suficiente coraje para imputar igualmente a Freddy Guevara y últimamente a Juan Requesens, como si lo hizo contigo. ¡Vaya a usted saber qué la motivó a actuar así!
Leopoldo, las cartas están echadas. De ti depende que recuperes en parte ese liderazgo que tú mismo te encargaste de echar a la basura.
Entiendo que el propio Capriles hizo fuerza y se mantuvo soterradamente oculto promoviendo tu encierro, pero el camino está allí, derechito, para transitarlo por la senda de la legalidad.
Basta ya de tantas muertes. Basta ya de ver como nuestra juventud está siendo empleada y manipulada por los llamados de odio y perversidad de los opositores violentos.
Concluyo diciendo que es necesario trabajar todos unidos, aún con nuestras propias diferencias, por esa Venezuela, ese país que todos amamos y que en definitiva es nuestra propia casa. Insisto Leopoldo…que suerte tienen algunos.