Migración o inmigración venezolana. Xenofobia e intolerancia

Los nuevos ataques dirigidos contra el Estado venezolano, y ciertamente también contra el pueblo vanezolano, están centrados -falsimedia por delante- en el "fenómeno migratorio", "éxodo venezolano","diáspora venezolana","mayor crisis migratoria de la historia latinoamericana", o como quieran llamarle los medios a la salida de numerosos venezolanos al extranjero a causa de la aguda crisis, que en todos los aspectos sufre el país.

Es necesario, para entender lo que está ocurriendo, realizar algunas precisiones. En primer término, se hace perentorio aclarar que no es lo mismo migración que inmigración. Señala el catedrático y escritor Umberto Eco que "hay que distinguir el concepto de inmigración del de migración. Tenemos "inmigración" cuando algunos individuos -muchos incluso, pero en medida estadísticamente insignificante con respecto a la cepa de origen-se transfieren de un país a otro", en tanto, "Se da migración cuando todo un pueblo, poco a poco, se desplaza de un territorio a otro". Aunque hasta ahora no se han enmarcado los diferentes tipos de migración en un cuadro fenomenológico, éstas son, esencialmente distintas de las inmigraciones, "podemos decir que estamos ante un fenómeno de inmigración cuando los inmigrados -admitidos según decisiones políticas- aceptan en gran parte las costumbres del país al que emigran, y estamos ante una migración cuando los migrantes, que nadie puede detener en las fronteras,transforman radicalmente la cultura del territorio al que migran", continúa Eco.

El movimiento de los venezolanos al exterior, ante la inopia en la que ha caído la mayoría, desde el marco conceptual antes planteado, debe ser catalogado como de inmigración (aún cuando, por sentido práctico los conceptos de Inmigración y Migración sean asimilados, es decir, tenidos por sinónimos). Se calcula que cerca del ocho al diez por ciento de la población venezolana ha salido del país; aunque no es un traslado insignificante, los venezolanos, en su mayoría, se adaptan y aceptan -qué opción queda-a las costumbres de los países de destino, por tal motivo no se produce choque de cultura alguno.

Son varias las razones por las cuales al venezolano no se le hace difícil -la mayoría de las veces- adaptarse y acoger las costumbres de los países destino;entre ellas está, nos guste o no, la bajísima identidad nacional de gran parte de los venezolanos, que desde la misma formación de la República han querido ser otros, no ser venezolanos, sino "como alguien más", en un despliegue de sin razón, desconocimiento histórico, falta de educación y estupidez olímpicos.

En cuanto a las inocultables muestras de xenofobia de las que han sido víctimas muchos connacionales en el extranjero, también es necesario hacer algunas breves consideraciones. En primer término, la xenofobia siempre es violenta, si no es violenta no es tal, puede tratarse de violencia física, verbal, laboral, moral, etc.,pero siempre es violenta, y es que donde prevalece la hostilidad está presente la violencia. En segundo término están los argumentos económicos, es decir, el aumento del desempleo de los habitantes originarios a causa de la contratación de extranjeros, expuestos a la explotación que genera la inseguridad y el limbo jurídicos en los que se encuentran, por ende su fuerza laboral es más barata y menos "riesgosa" para los empleadores. Además de ello, se asume que los inmigrantes trasladarán las necesidades urgentes que tienen al país receptor, agravando de esta forma las condicones de vida en estos países. Muchas veces se proyectan crisis en los sectores de salud, seguridad y educativos.

Ahora bien, en última instancia, la xenofobia no es, como muchos pretenden, una mera muestra de temor al otro desconocido, y como lo temido se rechaza pues se rechaza al extranjero. Hay algo esencial en la xenofobia, nuclear, central, y es que se trata de la intolerancia más peligrosa, ya que es la que surge en ausencia de cualquier doctrina, esto es, surge de pulsiones elementales, y es por ello que no puede ser criticada y mantenida a raya con argumentos racionales. Hace poco leímos la noticia de un intento de robo en un banco en Perú llevado a cabo por venezolanos integrantes de la banda "El tren de Aragua", antes nos enteramos de un robo en el trasnporte público colombiano perpetrado también por venezolanos,y diversos -aunque muy pocos, considerando la cantidad de personas que han salido- hechos delictivos han sido cometidos por venezolanos en los países receptores. Como consecuencia de esos hechos, la intolerancia serpenteante va ganando terreno día a día contra los venezolanos, como si no hubieran sido éstos precisamente los más afectados por la delicnuencia en tales países. Pero, volviendo a Eco "La intolerancia salvaje se basa en un cortocircuito categorial que luego ofrece en préstamo a cualquier doctrina racista futura:algunos albaneses entrados en Italia en los años pasados se han convertido en ladrones o prostitutas (y es verdad), por lo tanto, todos los albaneses son ladrones y prostitutas", mutatis mutandis podemos decir, que algunos venezolanos que ha entrado a esos países de destino son timadores, cortabolsas y prostitutas (y también es verdad), por lo tanto todos los venezolanos son timadores, cortabolsas y prostitutas. Ese es el racionamiento querámoslo o no, por reduccionista y falso que resulte.

Ante la intolerancia salvaje no cabe hacer esfuerzos intelectuales, porque ante la pura visceralidad sin pensamiento, éste se encuentra desarmado. Es claro entonces, que en ningún sitio se va a estar tan bien como en el propio, en ningún país se está tan bien como en el propio, de manera que lo primordial es mejorar urgentemente las condicones del país para favorecer no sólo la discontinuidad del movimiento inmigrante venezolano, sino el retorno de los venezolanos a su tierra. Hay que procurar, aún en esta crisis tan aguda, la existencia de condicones mínimas que nos aseguren a todos la existencia digna, y no sólo el tratar de sobrevivir todos los días. De resto, afuera siempre seremos extranjeros, y aunque nos "aseguren" nuestros derechos, estaremos propensos a ser violentados de cualquier manera en nuestra dignidad humana. Hay que asumirlo así y dejar el romanticismo de lado, en nuestro país somos ciudadanos de primera, únicamente en nuestro país, lo demás son relatos de los hermanos Grimm.



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José Miguel González Villalobos

Abogado, Magíster Scientiarum en Derecho Procesal Civil, Cristiano, Bilingüe, con baja tolerancia a la estupidez. Entrenador personal.

 miguelvillalobos9@hotmail.com      @jomigovi

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