A decir verdad le falta mucho empuje, por lo que no sé si es verdad lo que aseguró el fiscal de Venezuela, pero, para mí mejor es esperar por la reacción de la fiscal de la oposición que está en Colombia que, es más ducha en convencer a los que no caemos de buenas a primeras en la trampa de lo inverosímil y, en verdad su "excelencia" ha demorado horas de esperanza en destapar el frasco del misterio consumado que, actualmente palpita de conflagraciones y, sólo ella pueda darnos su ética opinión que, debe ser la verdadera sobre el caso del concejal Albán si en verdad se suicidó o, lo suicidaron como opinan los cultores personeros, nada mentirosos y bien precisos de la parlanchina democracia que cobija las expectativas de este titilante país que no come bien, pero vomita sabroso con un pie sobre la tierra venezolana y otro fuera y, a quienes sí se les puede creer con los ojos cerrados es a las 65 ONGs que descuellan como transparentes -mejor que invertir en oro- cuando aseguran más que convencidos que: no hay condiciones en Venezuela para investigar de manera transparente muerte del concejal Fernando Albán que, en sí nos aburre que son pocas esas Organizaciones en este lagrimeo de emociones cuando, deberían ser miles, que como no gubernamentales mejor ellas a costilla de nosotros, ya que lo contrario no tiene un fin privilegiado en el devenir de su existencias.
Suicidarse no es nada del otro mundo, porque si fuera así, no sería la décima causa de muerte en el planeta, ni Martín Lutero se hubiera suicidado como una forma de salir rápido de un mal trance pues, dificultades debe haber para ello y, si un ser humano toma esa decisión debe respetársela y, más si se monta en un VANT de la desesperación de su destino aún, sin comulgarse, pero católico o no, la muerte es libre y si creen en Dios no los opaca y, quien tome la nada romántica oportunidad de pasar a buena vida, no debe dar motivos de crítica y, lo más insoportable es el montón de dudas que quedan cuando se trata de un privado de libertad a, quien la justicia tiene que respetarle la vida a que haga de todo menos salir corriendo dentro de un recinto que a decir de algún abogado, las ventanas de ese recinto siempre están cerradas y, a no ser que un Superman de esos que fabrican los yanquis pueda traspasar objetos y, por allí se siembra la duda que ahora está regada como un polvo común que pinta mal que, el que no duda se queja y el que se queja con o sin, hay que darle razón por arribar más leña a la candela en este momento que el gobierno de Maduro arde sin consuelo sin un bombero que lo auxilie que, Diosdado no da para más y, el fiscal Saab abre un hueco más profundo y, lo que no se consideraba honorable en el mundo suicidarse, ahora, para los venezolanos se ha convertido en honorable en un momento de agitación política que nos condena como asesinos sin que nadie lo haya confirmado fuera del fiscal que, pruebas que le dieron, las usó como la soga de su valentía como auxiliar del sistema que, parece ser que olvidó que vive en Venezuela que pan no hay ni vino tampoco y, la maldad abunda de lado a lado, llámese chavista, antimadurista, oposición o, ONG y, opinadores de consumo diario con mucho rabo injerencista además, de soñadores impacientes que se purgan a diario de malas ideas las tripas de su rabia contra Maduro y, creerle a los abogados asfixiantes da dolor y pena ajena tal cual, andamos destrozándonos de la mejor manera sin que comamos carne de primera como sí tiene La Millanera que no cojea de lo ecléctica que está dentro de la impactofobia del momento.
Pareciera que el fiscal quiere ser más político que fiscalizador, lo contrario de nuestra patrona cuando era fiscal que, por ser aguerrida en sus buches legales dirigió la Nación a la efervescencia de su plenitud de causas ciertas, sin arrugas de injusticias de por medio, digna hasta en la forma de sonreír, sin rabia, ni protocolos ortodoxos que la embarraran de miedo que, como una reina vive en Bogotá con su blusa de libertad que la mantiene en espera de empujar su trepidez a la AN que, la acoja como la hija honorable que se fue a destiempo y, a la que Rafael Ramírez defiende como su protectora con verbo resoluto.
Lo cierto es que que suicidó o no, siempre hay un pedazo de tiempo que muchos sacan el mejor provecho, aunque se metan en el pantano de la incongruencia de disparar primero y averiguar después y, como esa es la Venezuela que tenemos, no imaginamos si ellos son mejor o peor que el presidente Maduro que metido en el Petro de su razón, lo blanquean de tirano, pero Bolívar siempre lo salva por petición de Chávez.