Quien se muere de hambre no soy yo, general Manuel Quevedo, es el señor Antonio Villarroel Méndez, (CI: 3.668.341), militante del PSUV, miliciano y ex trabajador de la estatal petrolera. ¿Por qué se está muriendo de hambre este venezolano? ¿Acaso no le llega la caja CLAP? ¿O no goza del salario mínimo? Ni lo uno ni lo otro. Se muere de mengua esperando que PDVSA le dé una solución rápida a su problema, el cual lleva mucho tiempo, desde que hizo un reclamo, desde el punto de vista legal, y lo ganó.
En efecto, el señor Villarroel, espera con desesperación, que sea tomado en cuenta su caso, y se proceda a los cálculos correspondientes de los salarios caídos, tal como se lo ofrecieron en julio del 2018, producto del juicio que ganó a la empresa, como consecuencia de un despido injustificado. La inspectoría del Trabajo le dio la razón, es decir, ganó el caso. Más tarde lo llamaron desde La Campiña, y le ofrecieron ocuparse de su caso, es decir, calcular sus prestaciones y darle un final al problema. Le dijeron que pronto tendría su dinero a su disposición. Pero nada ha pasado desde entonces. Desesperado escribió una carta que me envió para que yo lo ayudara a través de Aporrea. Dice así:
Señor presidente de PDVSA
General Manuel Quevedo
Su Despacho:
CC a la constituyente Gladys Requena
Señor general, me llamo Antonio Villarroel Méndez, CI: 3.668.341, militante del PSUV, miliciano y ex trabajador de la empresa que usted tan dignamente dirige. Mi caso es muy sencillo presidente Manuel Quevedo: en julio del año pasado le dirigí, por este mismo medio, una comunicación donde le exponía lo que me estaba sucediendo. Días después me llamaron para que compareciera a la La Campiña. Viajé desde Anzoátegui, donde resido, y me informaron que mi caso sería resuelto. Que esperara los cálculos de los salarios caídos. Pero me cansé de esperar. Eso está estancado, y no me informan lo que ha pasado. Mientras tanto, general, me estoy muriendo de hambre. No tengo, a mis 68 años, dinero para costearme los medicamentos que requiero, por lo que acudo a usted, por este mismo medio, en espera de que su autoridad reaccione y se haga justicia conmigo. No estoy exigiendo, más que mi derecho como ciudadano venezolano que prestó servicio en PDVSA y exijo, de buenas maneras, como es lógico, que se me le dé una solución a mi caso.
Señor general Quevedo: Por favor, como venezolano, como hombre de la tercera edad y como militante revolucionario, llamo su atención mediante esta comunicación, para que PDVSA ordene, de una vez por todas, los cálculos respectivos de mis salarios caídos, y se me reintegré lo que me corresponde por ley.