El terrorismo es producir terror en la población a través de acciones muy violentas sucesivas y en contra generalmente de objetivos de carácter público. Sin embargo se le puede acusar de terrorista a cualquiera que se suponga tenga esa intención, por ejemplo, a un militante vinculado a alguna organización que se identifique como socialista, comunista, anarquista o islamista. Son criterios establecidos por occidente, por el FBI, la CIA, el Mosad. En términos generales, ellos saben mucho de eso pues muchas de esas técnicas fueron sus inventos. El sionismo israelí, durante y después de la segunda guerra mundial perfeccionó los ataques con bombas a espacios públicos (cines, Mezquitas, iglesias, plazas) para hacerse del territorio palestino, matando gente inocente, mujeres niños; imagino que Mosad aprendió de ellos. El FBI hizo algo parecido en Italia, después de la segunda guerra, para acabar con los comunistas, con gente inocente e intelectuales, aliados con la mafia infame, e imponer una dictadura por muchos años de los socialcristianos. Los ingleses lo hicieron en Suráfrica y en Irlanda del norte. La CIA, ¡ni se diga!, Trabajó con Al Qaeda, en contra de los soviéticos, y con cuanto bicho de uña malvado ha habido en el planeta. En fin, la definición de terrorismo y de terrorista es una prerrogativa occidental, sobre todo de Los Estados Unidos y sus organizaciones de inteligencia policial.
El que Venezuela “legisle” sobre el tema es un tanto raro, considerando que debería voltear los criterios para calificar el terrorismo, acusando hacia el otro lado, hacia el lado capitalista imperialista, debería hablar de “terrorismo capitalista” no tan solo imperialista. No es lo mismo un terrorista que vuela a un ministro asesino hijo de puta por los aires, o a un dictador en su carro, que aquel que entierra vivos a un grupo de mineros, o que hace estallar un cine repleto de gente. El terrorismo, así sea un método inadecuado para la lucha política, debe ser motivado, o considerado en sus motivaciones, hasta allí hay que llegar con este asunto.
El terrorismo inmotivado
Cuando se califica al terrorismo sin la motivación emerge un arma letal que puede ser utilizada por cualquiera. Pero cuando se asocia al comunismo y al islam es peor: se usa, y la culpa la pagan políticos y fanáticos religiosos. Un gobierno puede hacer volar un edificio de oficinas y luego decir que el ataque fue terrorista, e inmediatamente los incautos lo asocian a comunistas o islamistas, como pasó con las Torres Gemelas de NY, las cuales fueron voladas dentro de una “puesta en escena” fastuosa, digna de Hollywood. Eso fue terrorismo, pero con los lados, de víctimas y victimarios, invertidos; las auténticas víctimas murieron, pero a manos de su propio gobierno.
El terrorismo siempre es una excusa
El terrorismo siempre será un excusa para duplicar la violencia, para general violencia con libertad e impunidad de parte de los gobierno, sean estos del color que sea. ¿Cuáles son los criterios para calificar de terroristas a grupos y personas? Venezuela crea un “grupo antiterrorista” dirigido a contener los ataques violentos promovidos desde EEUU y Colombia, pero agrega a todos los “que pretendan crear discordia y perturbar la paz y la seguridad”, o sea, mete dentro de sus objetivos a sus opositores políticos. La pregunta que casi nadie se hace en estos casos, cuando se habla de paz y seguridad, es ¿perturbar la paz y la seguridad de quién? Bajo ese criterio, así tan inocente pero tan difuso, terrorista puede ser calificado el mismo gobierno, el cual perturba la paz y la seguridad de todos los venezolanos, víctimas de la desidia y las necesidades más básicas. Pero pueden ser los que protestan por esa situación, o los que denuncian a los corruptos y aprovechadores de lo público, porque “perturban la paz y la seguridad” de los aprovechadores y corruptos.
Generalmente esas normas están hechas con un fin específico, y este es el menos probable, el más escondido. El gobierno no puede ni podrá mucho enfrentar acciones violentas mientras el dinero y el mercenario sean los protagonistas. Por ejemplo, este grupo autonombrado Frente Patriota Venezolano está conformado seguramente de ex policías y policías, tomando en cuenta que llaman a los militares y policías como sus “colegas”. Para que esto sea así se necesita dinero, nadie va creer que estos pichones de fascistas incendien un depósito del CNE o de la CANTV, por un mandato de Dios o lo hagan por la Patria y la Libertad. Igual a como nadie cree que la violencia y atentados generados y cometidos por TFP, Tradición Familia y Propiedad, en Chile y Brasil sean por mandato de Dios y por la defensa de la familia (destruir familias para defender la familia), su violencia más bien busca (o buscaba) defender la propiedad, pero la de los más ricos y poderosos.
El gobierno venezolano, en este estado de amoralidad, no podrá con el poder escurridizo del dinero ni con los mercenarios, que son reclutados casi siempre dentro de sus propias filas. Pero si puede, bajo la excusa de terroristas, encarcelar, de forma preventiva o no, a todos sus críticos y opositores molestos, y con el disfraz de la “universalidad del terrorismo”, de esa “maldad inmotivada” y neutra, llevarse por los cachos, también a los chavistas críticos, por violentos, perturbadores de la paz. ¡Por supuesto que denunciar a Quevedo perturba la paz!: la paz de Quevedo, de la Guardia nacional y del gobierno. Por eso van presos los petroleros honestos, confundidos con otros delincuentes verdaderos – como es el caso de ese señor Vargas – sin el debido proceso, sin derechos, sin juicios, aplicando la urgencia con la cual se debe tratar a un terrorista de mente dislocada. Ahora, todos somos terroristas potenciales, por eso no hay que hablar muy alto ni agitarse mucho.
El terrorismo evita calificar al enemigo políticamente, evita ir a las motivaciones políticas de la disensión, evita a pensar en las contradicciones, o simplemente les ahorra a los gobierno pensar, solo a actuar, exterminar. Es el comodín para ejercer la violencia sin escrúpulos, impunemente, por la defensa y la seguridad nacional, por la libertad; por la familia, aplastar familias, incluso países completos; coartar la libertad de medio mundo, para defender la libertad. Una acción política motivada en principio, ha devenido en chantaje, en instrumento o excusa de los que tienen el poder para la exterminación de sus enemigos, y para eso se presta el gobierno hipócrita de Maduro.