No cabe duda, los poderosos siempre se valen de argucias para salirse con la suya, esto no es nada nuevo. Cuando los señores feudales robaban las tierras de los campesinos, de seguida elaboraban leyes para proteger las haciendas despojadas. Igual ocurrió en la antigua Europa cuando no se conocían las naciones ni muchos menos las repúblicas. En el viejo continente lo que existían eran un sinnúmero de principados, marquesados, condados, cantones entre tantas formas de agruparse. En ese vetusto afán de los poderosos de robarse lo que no es de ellos, el linajudo más fuerte conquistaba las propiedades del vecino para quitarle terreno. Una vez terminado el saqueo elaboraba leyes para proteger la tierra confiscada y así agrandaba el principado o lo que fuera. De aquella forma de proceder quedan huellas, que por eso de la genética no se logran superar. Es por eso que los catalanes, vascos, canarios, irlandeses, escoceses, mapuches, palestinos, entre tantos luchan contra los herederos de los que les robaron las tierras de sus ancestros. Ciertamente, los robos de aquella época fueron legalizados y hoy por hoy, quienes reclaman las tierras que pertenecieron a sus ascendientes son amenazados con la aplicación de la "justicia", una de las armas del derecho de los que se creen omnipotentes. El robo legalizado.
De esto no se escapó ni el Vaticano, cuyos papas en pleno ejercicio de sus funciones procedían como verdaderos guerreros conquistadores para arrebatar tierras. Tales territorios ubicados en la península itálica fueron convertidos posteriormente en Estados Pontificios bajo la autoridad temporal del sumo pontífice. Estos fueron entre otros: Ferrara, Bolonia, Romaña, Perusa, Urbino, Campaña…los cuales fueron usurpados por las tropas dirigidas, en algunos casos, por el mismo papa. Después de dominados estos estados pasaban a regirse por las leyes dictadas desde la sede central de la Iglesia Católica Apostólica Romana. Después del robo descarado de estos principados quedaban bajo la égida de la justicia del ladrón de tierras: el papa. El robo legalizado y la justicia divina operando en conjunción. Finalmente, con la unificación de Italia, liderada por Garibaldi (siglo XIX), todos los estados pontificios pasaron a formar parte, primero del reino de Italia y después de la república..
El robo y la confiscación de tierras, no solo incluyó terrenos, también de continentes enteros. Es el caso de la usurpación del continente americano por parte de los ingleses, españoles, portugueses, holandeses, franceses y daneses, quienes en su afán de conquista y anexión de tierras acabaron con culturas completas para luego aplicar leyes para proteger, de la forma más descarada, todo lo robado. Una vez conseguido el siniestro propósito los habitantes de los pueblos originarios quedaban bajo el mandato de las leyes y la justicia de los ladrones. El robo legalizado.
La triada robo-ley-justicia predominó por mucho tiempo y como dio muy buenos resultados todavía tiene vigencia. Los ladrones, después del robo, crean el escenario adecuado, encuentra unos cómplices que los avale, dictan leyes para proteger el hurto y todo queda dispuesto para que la "justicia imparcial" haga su trabajo. Siempre me obligo a recordar la Conferencia de Berlín (1884-1885) cuando una mesnada de ladrones disfrazado de diplomáticos, en el afán de expansión colonial, decidieron robarse y repartirse África. Esa cofradía de delincuentes representaba al Reino Unido, Francia, el imperio Alemán, Portugal, Bélgica y Países Bajos. El resultado de este cenáculo de forajidos fue la barbarie, el despojo más brutal que haya concebido una mente criminal: robo de estados enteros, extracción de materia prima, esclavitud, millones de muertos, civilizaciones y culturas arrasadas. Fue tal el daño que aquellas potencias imperiales le causó a África que todavía hoy, en el siglo XXI, los pueblos de la áfrica negra y árabe soportan inmensas penalidades, consecuencia de la vetusta y cruel colonización y del criminal dominio europeo. Una vez conquistados aquellos países, los ladrones usurpadores blancos inventaron los llamados "protectorados" o "colonias", dictaron leyes para gobernar los habitantes que quedaron de aquel genocidio y aquellos que la violaran debían ser sometidos a la "justicia imparcial". Hasta en el Reino Unido existió el misterio de las colonias que justificaba el robo descomunal legalizado. Europa nunca pagará la catástrofe que sus reyes, primeros ministros y presidentes le causaron a África y al mundo.
Es imposible olvidar la piratería, sobre todo en el mar caribe que comenzó en el 1520 hasta 1720. Esto fue algo como para coger palco, era un robo entre los ladrones españoles, portugueses, holandeses, franceses e ingleses. Eran tiempos de piraras, filibusteros y bucaneros, cuando los reyes de Francia, Holanda y del Reino unido le daban una patente de corso a sus marineros (piratas) para que robaran los barcos españoles y portugueses. Sus bajeles trasladaban hacia la península riquezas robadas de las indias occidentales, una forma de evitar que los reinos de España y Portugal se hicieran más poderosos. Es decir, los reyes de las potencias europeas les daban permiso a los piratas para que robaran las riquezas robadas. Lamentablemente las poblaciones de los pueblos originarios fueron víctimas de la atrocidad de los piratas. Rapacería legalizada.
Aquellas prácticas sirvieron de lección para que durante el siglo XX y XXI fueran y sean imitados los robos de tierras y riquezas para luego legalizarla. Luego las vetustas potencias europeas enseñaron a EEUU e Israel para que continuaran con tales procedimientos, es decir, primero el robo y después legalizarlo. Por ejemplo, a los turistas gringos necesitaban playas exóticas para broncearse y surfear, por eso el gobierno de USA decidió anexarse en el 1950 a Hawaii como el estado cincuenta de la unión y en 1899 declara a Puerto Rico como un estado asociado. Una vez cometido el despojo, EEUU incorpora a dichos territorios para que actúen bajo la tutela de la justicia y la ley gringa. Estos ladrones de tierras le dieron lecciones al gobierno Israelí, que no conformes con los despojos de una gran parte de las tierras de Palestina (1948), ahora se proponen anexionarse (hurtar) la zona de Cisjordania, robo arbitrario rechazado por toda la comunidad internacional. Una vez producido el saqueo, dichas tierras se regirán por las leyes y constitución israelí. Y si algún palestino reclama lo que le corresponde, de inmediato se hace presente la justicia sionista.
Lo importante para que el robo se produzca sin problemas es la preparación del escenario creíble. Esto lo hizo el gobierno de EEUU y los gobiernos de sus lacayos de la UE. Primero declaran al presidente MM dictador consecuencia de una supuesta elección fraudulenta, además promotor del narcoterrorismo sin prueba alguna que compruebe ninguna de las imputaciones. Segundo buscan a un cómplice para sus fechorías, un títere, el gafo Juan Guaidó, quien se declara "presidente encargado" para ser reconocido de inmediato por el gobierno de USA, por la UE y el cartel de Lima. A partir de allí ambas potencias tenían el escenario preciso para cometer sus tropelías. Para ello necesitaban que el bobo Guaidó nombrara funcionarios ficticios, quienes perpetrarían al robo más grande del mundo concebido por malandros especializados. Todos dirigidos por el energúmeno rubicundo Trump, secundado por la Reserva Federal de EEUU (empresa privada) y el Banco de Inglaterra. Basada en premisas falsas sin pruebas, se creó una narrativa ficticia legal y mal intencionada. Con este escenario unos delincuentes internacionales preparan el robo de los activos de Venezuela en EEUU, Colombia e Inglaterra. Fue así como el gordinflón Donald, el gafo Guaidó, Jerome Powell un tahúr veterano (jefe de la Reserva Federal de USA), Duque, Boris Johnson, una caterva de funcionarios pillos de los gobiernos de la UE y unos vende patria venezolanos se coaligaron cual operadores del crimen organizado para robarse industrias, como Citgo, empresas como Monómeros, capital del BCV colocado en USA y oro venezolano "resguardado" en el Banco de Inglaterra. Fue una operación de estafa internacional, un robo de forma descarada ante la mirada cómplice de los gobiernos del mundo, de la ONU, de la OMC, del FMI, del BM y de todo un andamiaje que se inventó para despojar a Venezuela de sus riquezas, algo similar a lo que se hizo con las reservas de Libia. En esta estafa participaron los mismos países (EEUU y la UE). La conferencia de Berlín nos dejó un mensaje, se puede robar, se inventan las leyes, se amenaza con la justicia y no pasa nada. El robo queda impune.
Razón tuvo Eduardo Galeano cuando expresó: "La economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado. Los organismo internacionales que controlan la moneda, el comercio y el crédito practican el terrorismo contra los países pobres, y contra los pobres de todos los países, con una frialdad profesional y una impunidad que humilla al mejor de los tirabombas". Lee que algo queda.