Todavía sigue ocurriendo

NOTA PRELIMINAR

Al leer este artículo, me gustaría que mantengan en mente la noción (mía) de que en el futuro lejano los historiadores interpretarán nuestra época actual (los años 1900 a 2200) como la Segunda Época Mundial de la Colonización, mientras la Primera Época Mundial de la Colonización habría ocurrido entre los años 1500 y 1900, o sea, al leer este artículo, espero que tomen en cuenta que hoy, de hecho, estaríamos en pleno proceso de colonización, pero en su segunda etapa.

Generalmente, ni nosotros, ni los expertos, analistas, e historiadores de hoy nos damos cuenta realmente de esta realidad ya que estamos nosotros mismos completamente inmerso en el proceso, sin embargo, cuando uno empieza a tomar en consideración realidades como la que les presentaré aquí abajo, uno empieza a darse cuenta que, de hecho, en eso estamos, en plena colonización.

Gracias por su atención, y espero que este artículo les sea interesante.

ARTÍCULO

En los años 1970, estaba viviendo y trabajando como misionero en un pequeño caserío en Barlovento (Venezuela), donde todos los habitantes, excepto por una familia Indígena, eran Negros descendientes de los esclavos.

Este caserío se encontraba a unos 5 kilómetros hacia el interior de la selva, sin carretera, sin agua, y sin electricidad, donde la mayoría de la gente todavía vivía en chozas de barro con techos de palma, casas así donde yo también viví y dormí durante casi dos años, entre las culebras, las tarántulas, y las ratas (de noche).

También habían monos, chigüires (capibara), vendo, lapas, perezosos, kinkajoo (que también comíamos), y muchos otros animales muy interesantes, y peces que vivían en el barro y el pantano, además de insectos gigantes, entres estos, cucarachas voladores gigantes.

La gente de allí casi nunca salía de su caserío excepto para vender o hacer trueque con el cacao salvaje que ellos mantenían y cosechaban en la selva, o para visitar a familiares en otros caseríos parecidos, en plena selva.

La razón por la que casi jamás salían de su caserío era porque todavía le tenían mucho miedo al "hombre blanco," sin embargo, poco a poco, se fueron acostumbrándose a nuestra presencia como misioneros "blancos," porque éramos personas "blancas" pero buenas, no éramos malas personas, además, nuestra misión no era religiosa, no estábamos allí para predicar la palabra del Dios "blanco" de los "blancos," ni jamás lo hicimos, ni tampoco rezábamos a voz alta como los cristianos, ni nada al estilo, sino que nuestra misión era una misión de desarrollo comunitario y comunal que comprendía la instalación de un pozo de agua, conectar el caserío a la red eléctrica, construir una carretera de acceso, construir un centro comunal, una mini fabrica de ropa para la comunidad, una escuela, un preescolar, y un dispensario médico.

Yo me ocupé de montar un huerto tropical experimental y enseguida un huerto comercial de 22 hectáreas con el fin de proveer trabajo e ingresos regulares a la comunidad, ingresos que eran muchísimo más elevados que los miserables ingresos que recibían por su cacao desde las súper corruptas cooperativas del Estado.

Estábamos allí porque la comunidad había votado a favor de nuestra presencia, particularmente ya que el Estado no se ocupaba de absolutamente nada allí en esa región (excepto para los ricos y sus mansiones y clubes privados en Higuerote por ejemplo), más bien, el Estado y sus funcionarios corruptos les robaban descaradamente a los Negros cultivadores de cacao pagándoles casi nada por el cacao que demoraban meses en cuidar, cosechar, y secar. Si bien recuerdo, les pagaban entre $5 y $8 el saco de 60 kilos de cacao seco, sacos que cargaban 5 kilómetros a pie y unos 10 kilómetros en autobús, cuando debían pagarles, legalmente, y si bien recuerdo, entre $35 y $45 el saco, o sea, los funcionarios corruptos del Estado (y sus socios y políticos locales y los ricachones de la región) se quedaban con la diferencia.

Sí señor, así era entonces, algo muy parecido a la Venezuela de hoy desde que el actual jefe de Estado venezolano ha estado gobernando (desde el 2013), donde después de haber pasado por un periodo de progreso, desarrollo, y equilibrio social y moral con Chávez, hemos retrocedido al pasado esclavista, explotador y racista colonizador de antes.

Sí señor.

Verán a qué me refiero al ver las similitudes entre lo que ocurrió un día hace casi 50 años atrás en esas selvas de Barlovento donde vivía y trabajaba feliz entre los Negros (y las Negras por supuesto) que tanto respetaba y amaba, y algo que ocurrió estos últimos días (en el año 2022) en las selvas de Amazona (Venezuela).

Bueno …

Básicamente:

1- Nadie en ese caserío donde viví y trabajé como misionero durante casi dos años, hace casi 50 años atrás, un caserío de alrededor de 400 personas, sabía leer o escribir aparte de dos hermanas, Rigoberta y su hermana, quienes habían aprendido a leer por su propia cuenta. Eran muy inteligentes. Ni los dos jefes del caserío, ni Domingo, ni Juan Pablo, sabían leer o escribir, sin embargo, poco a poco, después de haber montado la escuela, y después de haber montado programas para enseñar a algunos adultos a leer y a escribir --- la mayoría no querían aprender porque les daba demasiada vergüenza ---, algunos de ellos empezaron a poder leer y a escribir un poco, por lo menos, ahora podían firmar sus nombres completos (antes firmaban con sus huellas y/o con una x).

2- A veces los niños se morían en nuestros brazos y en los brazos de sus madres de lombrices cuando la cantidad de lombrices era demasiado para sus cuerpitos y las lombrices subían por el esófago y los ahogaban por dentro hasta matarlos en vivo, las lombrices saliendo aun por sus orejitas y ojitos (ojotes mientras morían). No había nada que hacer en esos casos excepto de abrazarlos con todo el amor posible mientras morían, mientras sus madres gritaban, desesperadas, traumatizadas de por vida:

¿Por qué? … Por qué? … Por qué?

Y al Estado, no le importaba un carrizo.

Esto ocurría aunque los medicamentos para matar (paralizar y evacuar) las lombrices era uno de los medicamentos más baratos que existían entonces, pero nadie en ese caserío tenía dinero, mientras los pocos médicos del Estado que habían entonces el los pueblos más cercanos, se negaban a entregarles a "esos indios" (aunque eran Negros) los medicamentos ya que no tenían cómo pagarlos, y nunca tenían cómo pagarlos, entonces los niños morían de algo que era totalmente evitable, si señor, así era.

Por ende, una de nuestras misiones era de abastecer el caserío con los medicamentos básicos, gratuitamente, y regularmente, y eso es precisamente los que hicimos, y funcionó, erradicamos las lombrices por completo.

(Hoy, desde el 2013, la incidencia de lombrices en los niños es algo espantoso, es terriblemente triste, lo he visto con mis propios ojos en el Táchira, en Sucre, y en La Guaira. Cada vez que vayan a la playa, abran sus ojos, por favor, pongan atención, y ustedes podrán confirmarlo, barrigas redondas y el cabello amarilloso. Con Chávez, este tipo de cruel, descarado, y criminal descuido por parte del Estado, no se permitía, pero con el actual jefe de Estado venezolano, un típico sifrino a quien no le importa un carrizo los "indios" (en mi apreciación de él por supuesto), hemos retrocedido a ese mismo cruel e insensato pasado donde los colonizadores permitían que los "indios" murieran abandonados mientras ellos festejaban como reyes … y por ende que mueran hoy como animalitos insignificantes mientras los bodegones, los hoteles de lujo, y los casinos para los sifrinos --- como el actual jefe de Estado venezolano --- siguen propagándose y reproduciéndose como hongos y conejos por todo el país, si señor, así es, en eso estamos, en plena colonización.)

3- Con respecto al agua, en ese caserío en Barlovento, nos demoramos varios meses, pero finalmente pudimos convencer a la fuerza armada venezolana de prestarnos uno de sus camiones-taladros (para perforar un pozo de agua), con dos operadores y un supervisor (todos soldados), abasteciéndonos también con las correspondientes tuberías (como 100 metros de tuberías), mientras nosotros nos ocupábamos de conseguir la bomba (muy poderosa).

La operación de perforar el pozo se demoró, poco a poco, varias semanas ya que finalmente, después de haber atravesado varios estratos de piedra, el agua se consiguió a unos 65 metros de profundidad (bastante profundo).

A partir de entonces, el caserío tuvo agua continuadamente, y me imagino que todavía tendrían agua a menos que alguien haya robado la bomba, aunque sería muy difícil robarla ya que la bomba era inmensa y muy pesada.

Bueno, les conté todo esto (arriba) porque después de haber leído la siguiente noticia aquí en Aporrea:

ONGs exigen investigación clara sobre asesinato de cuatro yanomamis en Amazonas

… me vino a la mente las memorias de los tiempos que pasé allí en ese caserío en la selva barloventeña de Venezuela hace casi 50 años atrás.

Saben, en aquel entonces, me enamoré de la gente de ese caserío, los adoraba, a todos, eran todas personas muy sanas y muy buenas, muy inocentes aun con sus defectos, muy humanas, aun cuando se emborrachaban, y aun cuando festejaban y tocaban 100 tambores simultáneamente durante tres días seguido, como el las fiestas de San Juan.

En aquel entonces, todavía no existía nada de maldad entre eso 400 maravillosos seres humanos de la selva que se escondían del "hombre blanco," probablemente porque no estaban expuestos al mundo externo como el nuestro, repleto de crueldad, maldad, egoísmo, violencia, e injusticia. Tampoco practicaban la religión del Dios de los "blancos," de ese Dios prepotente (único), esclavista, xenófoba, guerrero, y machista de Abraham, ese Dios de los cristianos --- lean el Viejo Testamento para que conozcan la verdad sobre ese Dios ---, sino que todavía practicaban las religiones africanas ancestrales, mientras las curaciones se llevaban a cabo a través de los dos chamanes del caserío, un hombre y una mujer, ella con su altar, sus velas y puros (cigarros), y sus súplicas al Universo, y él con su aguardiente, sus hierbas, y pociones mágicas, cada una preparada individualmente para atender cada caso en particular. Los dos entraban en trances durante las curaciones.

En esos (casi) dos años que viví allí, ninguna de las tres personas que fueron mordidas por culebras, murieron, todas fueron salvadas por los chamanes, sin embargo, no podían hacer nada por los pequeños niños con sus lombrices porque cuando eso ocurría, ocurría rápidamente, ocurría como un vomito monumental lleno de gusanos y convulsiones parecidas a las convulsiones de epilépticos (o como las mías de mi enfermedad), lo cual duraba solo unos dos minutos, o sea, no había tiempo para salvarlos.

El Estado pudiera haber hecho algo al respecto, pero, básicamente, jamás hicieron nada … absolutamente nada … hasta que llegó Chávez al poder y forzó al Estado a tomar en cuenta el "indio," a tratarlos como seres humanos y no como animalitos al servicio esclavista de los sifrinos y los corruptos.

Pero, hoy estamos en lo mismo …

Lo que describen en la noticia de arriba, donde hubo una altercación mortal entre la fuerza armada venezolana y los habitantes de un caserío de "indios" en las selvas de Amazonas (Venezuela), donde dejaron muerto a cuatro "indios," me hizo pensar precisamente en algo que ocurrió en ese maravilloso caserío en la selva venezolano donde yo vivía en Barlovento hace casi 50 años … hasta el día que llegaron los soldados de la fuerza armada venezolana (los que perforaron el pozo de agua).

Ocurrió una muy violenta altercación entre:

1- yo,

2- el soldado que supervisaba el taladro para la perforación del pozo de agua,

3- y casi toda la comunidad adulta del caserío.

Ese soldado que supervisaba la perforación del pozo, iba y venía cada dos o tres días, quedándose cada vez en la casa de uno de los habitantes durante dos o tres días seguidos, y después se iba, y volvía otra vez. Él no hacía nada, era esencialmente un vago, y abusador, solo supervisaba, gritaba ordenes inútiles, y a menudo andaba con su pistola en mano amenazando y apuntándola a los habitantes, incluso a los niños y mujeres, como si fuera una juego, como para demostrar que él era el "hombre blanco" fuerte y que ellos eran unos porquerías de "indios" estúpidos y débiles, o algo así, de todas maneras, el tipo era un tremendo prepotente, arrogante, y abusador (¿no les hace pensar en alguien?) quien se creía el dueño del Universo y superior a todos "los indios" del caserío. Además, se creía súper bello y bonito porque era muy alto y de piel "blanca." (¿no les hace pensar en alguien?)

Pero nadie lo quería.

Bueno, un día, mientras nadie lo veía (excepto yo, él no me vio), él agarró a un niño de cinco años, lo levantó, le cubrió la boca para que no grite, y empezó a llevárselo para intentar violarlo (ya había empezado a tocarlo groseramente).

Cuando me di cuenta de lo que estaba ocurriendo, corrí hacia él soldado gritando los más fuerte posible para que él soltara al niño y para alertar a los habitantes al mismo tiempo, pero él estaba como en un trance de sádico, estaba totalmente inmerso en su grosera y pervertida fantasía, y no escuchaba nada, absolutamente nada, y siguió tratando de violarlo, entonces, lo agarré por la garganta esperando que se despierte de su trance y suelte al niño, pero nada, él no reaccionó, además, el tipo era demasiado alto y fuerte, entonces lo que hice enseguida fue de golpearle en la garganta lo más duro posible, con toda mi fuerza, y eso fue cuando se despertó de su trance y soltó el niño, el cual cayó de cabeza al suelo, se levantó rápidamente, y se fue corriendo a toda velocidad gritando como que recién había visto un monstruo (había visto un monstruo).

Toda esa conmoción despertando al pueblo, el cual en su mayoría estaba tomando la siesta del medio día (hacía muchísimo calor).

Bueno …

Cuando el soldado se dio cuenta de lo que estaba pasando, me miró en los ojos, como si él fuera el Diablo en persona, y me dio un tremendo golpe en la frente, el cual me paralizó temporalmente los brazos y las piernas y caí al piso como un boxeador de 150 kilos cayéndose al piso después de un knock-out, ¡bum!, como un saco de papas viendo estrellas y pajaritos, con los ojos abiertos, pero incapaz de reaccionar, pensando, ay, ay, ay, ahora sí que voy a morir.

Sí señor.

Así fue.

Pero eso no terminó allí.

Eso fue cuando el soldado, todavía pareciéndose al Diablo, pero ahora más enojado que nunca, con los ojos encandilados, sacó su pistola y se sentó sobre mí apuntando la pistola a mi cabeza, gritando:

"¡Te voy a matar, hijo de puta!"

Pero justo cuando él iba a presionar el gatillo, le cayó en cima el poblador más grande y fuerte del caserío, un Negro gigante llamado Pablo, mi salvador, quien al caerle encima, me gritó, "¡vete, escóndete!," y me fui corriendo buscando dónde esconderme cuando de repente la señora esposa de uno de los jefes del caserío me abrió la puerta de su casa (que estaba a solo unos 30 metros), y entré corriendo.

Inmediatamente, justo después de haber entrado corriendo a su casa, ella se paró frente a su puerta, brazos cruzados pero con su machete en mano, esperando que el soldado se libere de Pablo, y cuando el soldado, obsesionado con matarme, llegó corriendo a su casa con su pistola en mano, ella le gritó:

"¡Tendrás que matarme a mí primero cobarde, tú, maríco con tu pistola, y yo, una mujer con su machete y bolas más grandes que las tuyas!"

(Eso, a uno jamás se le olvida.)

Entonces, siendo el cobarde que era, el soldado empezó a darle la vuelta a las casa, disparando de vez en cuando pensando que yo me iba a asustar y salir, que yo me iba a subyugándome a sus amenazas, pero no, yo sabía que sus balas se le iban a acabar, y sabía que si necesitaba más balas tendría que correr una distancia de unos 100 metros para llegar a su Jeep para buscar más balas, y también sabía que habían por lo menos 30 habitantes adultos que salieron poco a poco de sus casas, todos con machetes en mano, listos para masacrarlo a él si algo me pasara a mí.

Y así terminó.

Él tuvo que rendirse.

Ese soldado, un sádico y violador (ver más abajo) de la fuerza armada venezolana, se dio cuenta que él debía rendirse, especialmente después de ver el número de machetes que se la acercaban por todos lados mientras él me disparaba tratando de matarme, es que, finalmente, él se dio cuenta que no tenía dónde correr, entonces soltó su arma y esperó que los 30 y pico habitante con machetes lo agarraran y lo pusieran preso en una de las casas del caserío … hasta el día siguiente cuando tuvimos el juicio público frente a toda la comunidad.

A mi me pusieron preso en otra casa.

Bueno …

Después del juicio, el cual duró unas cuatro horas en pleno sol del medio día, allí afuera en la cancha de bolas, el soldado fue expulsado del caserío de por vida, y sus jefes fueron alertados (mandaron a otro soldado para reemplazarlo), pero durante el juicio se descubrió que él había violado a dos muchachas a punta de pistola durante su estadía … pero ellas tuvieron demasiado miedo para denunciarlo hasta ese día del juicio.

Eso pasó hace casi 50 años atrás en las selvas de Barlovento.

Todavía sigue ocurriendo.



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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