No se sabe cómo murió, cómo fue asesinado, solo sabemos de la sentencia que dictaron. Para un revolucionario solo existe un tipo de condena: la peor de las muertes. No se sabe si su garganta fue estrujada hasta ser partida por la fuerza del garrote vil, o su ejecución fue peor tal vez. Por ser un excomulgado, pudo haber sido descuartizado y sus pedazos llevados a los cuatros puntos cardinales a quién sabe que distancias, o fue quemado vivo en una hoguera, no lo sabemos. Lo mataron, lo asesinaron lejos de su tierra, lo llevaron a la desolada y fétida isla guanera de Iquique y ahí fue entregado a las garras de la muerte. No hay ataúd, tumba o sepulcro conocido, ni sus restos quedaron, ni muchos suponer que fueron devueltos al lado de sus ancestros o puestos cerca del Tata Maico Paniri. Este tipo de sentencia no solo buscaba desaparecer su cuerpo, sino también es un intento de borrar su vida, su historia y la lucha de los pueblos andinos.
Este año -por lo menos en San Pedro de Atacama y como de costumbre- fueron pocos los recordatorios en homenaje a Tomás Paniri, aunque al parecer hubo un incremento. Hasta donde sé, se celebraron dos actividades, tuve la oportunidad de estar en amabas. Por un lado, se hizo una breve, íntima, pero muy significativa actividad. Fue apenas una introducción del documental "Paniri, en la ruta de un héroe". Seguramente, esta obra fílmica será uno de los referentes principales sobre la vida, legado, pero sobre todo muestra algo de lo que se piensa y el imaginario actual sobre nuestro antepasado. Este documental está nutrido de una variedad de entrevistados que enriquecen su contenido no solo histórico, sino que involucra aspectos muy humanos de personas que de alguna manera se han encontrado con la figura de Paniri. Por otro lado, en su reunión mensual la Comunidad Atacameña de la Puna, hizo un alto y dedicó tiempo y también de manera muy íntima hubo un momento para hablar y reflexionar sobre la Revolución Andina, Tupac Amaru II, Tupac Katari, Bartolina Sisa y por supuesto de nuestro Tomás Paniri. De ahí no tengo conocimiento que se hayan realizado otras conmemoraciones, a lo mejor se hizo alguna otra.
Tomás Paniri representa a los Andes, lo indígena, lo atacameño, pero no es cualquier representación perfomática que se ha hecho sobre lo indígena en los últimos años. Paniri es la representación y vínculo de la lucha histórica en contra del racismo, discriminación e injusticias sociales que han degradado de nuestros pueblos. Estos problemas no quedaron enclaustrados en el siglo XVIII y ni mucho menos se resolvieron con el surgimiento de las repúblicas, estos problemas siguen -matizados tal vez- y se arrastran apareciendo en la actualidad diciéndonos que lo andino tienen una posición marginal dentro modernidad hegemónica. Es por eso que también la gran gesta revolucionaria andina y la figura de Paniri tienen plena vigencia hoy. Sin embargo, mucho del pueblo de Paniri poco se acuerda de él, casi nada se sabe de lo que significa la Revolución Andina para Abya Yala. Al parecer los revolucionarios andinos, nuestros ancestros no tienen cabida en el actual rol indígena que nos han dado y fácilmente nos hemos sumergido en aceptar que el pueblo Atacama no tiene gestas, no tiene trayectoria, no tiene lucha histórica. No recordar a Paniri es negar nuestra historia. No recordar la Revolución Andina es como verse en el espejo roto, solo se ve un reflejo deforme que le faltan pedazos y así nos convencemos que es la imagen de lo andino, de lo atacameño.
Aun así, no todo está perdido. El ángel de la historia aletea sus alas y su rostro voltea atrás, ve que el Pueblo Atacama sí tiene historia. Aunque hayan sido actos pequeños e íntimos, son actos revolucionarios en medio de un mar de desmemoria colectiva. Recordar a Tata Paniri es hacerle justicia contra la injusticia que le propinaron. Recordarlo y homenajearlo es hablar con él y decirle que su sacrificio no quedará en el olvido. La voluntad que Paniri tenía a finales del siglo XVIII todavía se mueve, no es solo una leyenda, es conciencia histórica. Hoy la condena a muerte quedó sin efecto. Tomás Paniri vive…
jorge_dorcy@hotmail.com