Penitencia total alrededor del mundo y más en el mundo americano en suite de mala unión, es la odisea fructífera sin escapatoria que espera a nuestros hermanos migrantes que posiblemente tienen más visión de mundo que nosotros y, que desprecian y no quieren a Venezuela por sus razones de audacia y sapiencia que, sin importarle un cipote la vida nuestra -quizás monótona y sombría-, prefieren que los maltraten sin derecho ninguno y no morir acá y poder decir con la canción de la Billo's, tanto trabajar pa na, que queramos o no al no salir, nos enterrarán en esta tierra de bendiciones sin querer ir a dar lástima a otros lares que, si a ver vamos, a los europeos si le encanta y, tanto que saquearon con mucha audacia todas nuestras provincias como quisieron.
¿Es qué acaso nuestros migrantes son una plaga mala, o una nueva plaga que recorre al mundo a trote y moche? Pareciera que no, aunque siempre es posible divagar de sueños y unos más que otros que no se saben comportar y entonces quien paga la mala jugada son los venezolanos, no importa la condición humana que se va sin escogencia ni representación en general porque todos van por lo suyo y al carajo lo que dirán si ya estoy afuera libre como quería -pensarán-, mientras en Chile les gritan, se adaptan o se van a joder a otra parte y, Biden como todo un demócrata ensalzado de voluntad libertadora los quiere en fila india, pero montados en un avión y no a pie y a lo macho.
Y ellos -los migrantes- después de pasar calamidades incontables nada comparables con los de san Quintín para entrar a ese país con su sueño abrasivo de potencialidad con dólares a su alcance insisten, de lástima también se vive como mal de pobre que, si a ver vamos, lo mismo da, pero ellos no están buscando dignidad, sino reacomodo en el dulce sueño americano de no despertar nunca de trabaja, no importa que te esclavicen, ni goces de ninguna seguridad de seguro, pero en sí serás grande como un tapa amarillo, como los cubanos que viven en Miami, gozando de la libertad de ser libres como la estatua de la libertad, aunque coman mierda y no colombiana como el coronel aquel del cuento de García Márquez y, los traten como perros callejeros con muchos parques para distraerse, que se han ganado su libertad escapando de la dictadura del proletariado cubano y no de la pobreza que parece que los persigue, pero lo mejor es estar metido en la ruleta americana girando de Norte a Sur. ¡Todo un sueño enlatado!
Pero la verdad es que preferible es estar por allá que estar acá con dos presidentes, uno del pueblo y el otro gringo, pero los malos ratos siguen y hay que sudar mucho con estos suelos tan bajos que hay para ganarse el sustento que no nos sustenta y ellos, nuestros indocumentados se juegan el todo por el todo que, hasta María Corina ha salido en su defensa que hasta para reírse sirve su sentir de pensar y hasta sería mejor pensar en su quieta tranquilidad de estar fuera que no hay mal que dure 100 años, aunque en Venezuela según los cálculos de otros posible es que, dure más. Entonces que queda, salir del país que también de ilusiones se vive y mejor es atravesar el Río Grande o por el Darién para llegar al Paraíso que, la felicidad los espera, mientras que acá se acabó el futuro, por lo que hay salir a buscarlo en cualquier otro rincón del mundo y, el mudo hoy le pertenece a los migrantes venezolanos, aunque Estados Unidos se les está poniendo difícil, pero mejor para ellos es esperar que desesperar por falta de voluntad.
Y la verdad es que el sufrimiento en nuestro país pesa y duele y, antes con los adecos y los copeyanos se vivía mejor y, sino está de acuerdo pregúntenle a los gringos y, una buena iniciativa no importa el fin, salir de Venezuela y, más con la frontera con Colombia abierta no debe quedarse ningún venezolano sin salir, ya que la vida del migrante está en otra parte con la particularidad que hay que saber escogerla, pero si puede cogerla en avión, entonces qué espera..., huya no sea cobarde.