ADN: El invitado sorpresa

Si alguien hubiera dicho antes del 31 de diciembre del 2007 que la ingeniería genética iba a tener un papel clave en el desenlace de la Operación Enmanuel, habría sido tachado de desequilibrado, alcohólico, o ambas. Álvaro Uribe Velez, el presidente colombiano, lo hizo el propio 31.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la guerrilla más antigua del mundo según se dice, anunciaron a mediados de diciembre que liberarían a tres retenidos/secuestrados (elija el lector o lectora el término que más le plazca): Consuelo González de Perdomo, Clara Rojas, y el pequeño hijo de ésta, nacido en cautiverio y al parecer fruto de una relación consentida entre la compañera de candidatura de Ingrid Betancourt y un guerrillero. El pequeño Enmanuel, de tres años de edad, fue el resultado de esa relación.

La liberación sería hecha con algunas condiciones: se entregaría a esas tres personas exclusivamente al presidente venezolano, Hugo Chávez, o a quien él designase, "en circunstancias tales que se evite bajezas uribistas" según el comunicado de la organización insurgente, fechado el 9 de diciembre pero dado a conocer por Prensa Latina una semana más tarde.

Tras la aceptación de la fórmula para la liberación propuesta por Chávez, aceptación tanto del gobierno colombiano como de las FARC, llegaron varios días de intensa espera en Villavicencio (capital del Meta, Colombia), desde donde partiría una comitiva internacional bajo bandera de la Cruz Roja, hacia un destino que las FARC daría a conocer a último momento. Ese último momento nunca llegó, y el día 31 se precipitaron los hechos.

El presidente colombiano, hasta entonces en un discreto segundo plano, apareció como un huracán en Villavicencio, advirtió a los garantes internacionales de la operación -entre ellos el ex presidente argentino Néstor Kirchner- que su seguridad no estaba garantizada, que las FARC eran tramposas, mentirosas y narcoterroristas, y se guardó la "bomba" para el final: las FARC no tenían en sus manos a Enmanuel, si no que, después de torturarlo (con un año de edad) lo entregaron en adopción bajo otra identidad, en 2005. Los periódicos argentinos Clarín y Página12 narran la audacia uribista pormenorizadamente, en dos artículos imperdibles, con diálogos surrealistas, revelaciones de espionaje y presiones inconfesables por parte del gobierno colombiano.

Siempre según la versión de Uribe, dicha a voz en cuello ante propios y extraños, ahora el gobierno colombiano habría localizado a este pequeño y le habría realizado una prueba de ADN, que sólo faltaba contrastar con los familiares de su hipotética madre, Clara Rojas: la madre y el hermano de la retenida/secuestrada, hipotética abuela e hipotético tío de Enmanuel, respectivamente.

La historia cobró entonces un giro novelesco. ¡Ni el más imaginativo podría haber supuesto un desenlace tan inesperado!

Surgen un montón de preguntas, decenas como mínimo. ¿Por qué no realizaron las pruebas a otros familiares de los Rojas, que permanecen en Colombia? ¿Por qué, si recabaron esa hipótesis el día 28, no la hicieron pública entonces y esperaron a que se movilizaran los comisionados internacionales y la Cruz Roja?

Sea como fuere, lo cierto es que en dos semanas (o en dos días) tendremos una primera respuesta a esas preguntas: ¿es el niño hallado por los servicios secretos colombianos en un hogar de acogida el famoso Enmanuel? Las pruebas serán realizadas tanto por expertos en genética colombianos como por venezolanos, para evitar suspicacias. Entonces se abrirán dos posibles escenarios: que los resultados den positivos, o que den negativos.

Los resultados dan negativos
El presidente Álvaro Uribe quedará nacional e internacionalmente en ridículo. Se notará de manera (más) obvia que todo su show y revelación a lo Hércules Poirot fue hecho para abortar la operación, y distraer a la opinión pública, que es lo que sostienen muchas personas, independientemente del resultado que arrojen las pruebas. Colombia debe de ser, probablemente, el único país del mundo donde los familiares de secuestrados son más duros con el gobierno que con los propios secuestradores. Por algo será.

Se demostrará sin lugar a dudas que Uribe y la camarilla de adoradores de Marte que lo rodean no quieren nada más que la guerra, y que los dividendos del Plan Colombia/Patriota, financiado desde EEUU, y ese 6 y pico del PIB que destina el país a la defensa son demasiado tentadores como para dejarlos escapar por una maldita liberación de personas, por más que lleven cinco años en la selva, ni mucho menos por un estúpido reconocimiento implícito de que en Colombia hay de hecho un conflicto armado de índole política (oh qué gran descubrimiento) y que no puede resolverse por la vía militar.

Uribe se escudará en que él dijo que era "una mera hipótesis", nada más, que no dijo que fuera cierta y se apoyará en los medios colombianos (prácticamente todos forman parte de una misma gran familia oligarco-uribista) para defender su imagen, pero la gente tampoco es tarada, y tiene un límite. Uribe lo superaría con creces de dar las pruebas un resultado negativo.

Los resultados dan positivo
Esta opciones abren muchos más escenarios, con más preguntas que respuestas:

a) Si las FARC no tenían consigo a Enmanuel, ¿por qué anunciaron su liberación? Podrían haber anunciado la liberación de cualquier otra persona en su poder, esas liberaciones en concreto las decidieron ellos unilaterlamente, como se ve en el comunicado citado anteriormente. Nadie les pidó a Enmanuel en concreto en esta ocasión. Se me ocurren varias posibilidades:

-Las FARC se volvieron imbéciles de la noche a la mañana, anunciando la liberación de quien no tienen en su poder, y que para colmo, técnicamente, está en manos del enemigo (esas casas de acogida para niños sin hogar dependen del Estado colombiano). Hay quien dice que el hecho de que las FARC anuncien una liberación que no pueden realizar es la prueba de que no pensaban hacerla. Eso no tiene sentido: si yo quiero engañarte diciéndote que voy a devolverte algo que te robé hace tiempo, aunque en realidad no pienso hacerlo, antes procuro asegurarme que ese algo no esté en tu casa, si no en la mía. Otro ejemplo: si voy a engañarte diciendo que voy a regalarte una cierta cantidad de dinero, aunque en realidad no pienso hacerlo, te ofrezco una cifra inferior a la que tenga en el banco, nunca una superior, para que un simple chequeo bancario no te permita descubrir mi mala Fe.
-Las FARC (es decir su secretariado, que es el que hizo el comunicado) no sabía que el niño había sido entregado en adopción. Pueden haber disensiones internas o indisciplinas en la organización guerrillera, y quizá el Frente fariano que tuviese a Enmanuel decidió ponerlo en manos de esas casas de acogida sin comunicarlo a sus superiores. Conociendo la férrea disciplina interna que rige a la organización armada, algunas cabezas rodarían en ese caso.
-Las FARC entregaron a sabiendas al niño en adopción temporal, a una casa de acogida, o a algún campesino que decidió a su vez y unilateralmente entregarlo a esa casa, como una manera de la guerrilla de evitarse problemas (tener a un niño de corta edad en una columna guerrillera en constante movimiento es muy complicado desde el punto de vista logístico). Pero esto abre otra pregunta.

b) Si las FARC entregaron al niño a la casa de acogida o a un campesino cualquiera voluntariamente, ¿por qué no lo recuperaron antes de anunciar su liberación? Lo lógico habría sido recuperarlo por medio de quien lo entregó, y entonces -sólo entonces- anunciar su liberación. Hacer lo contrario sólo podría explicarse por imbecilidad o indisciplina de algunos miembros.

c) Si las FARC dieron al niño en adopción voluntariamente, ¿no era más fácil liberar a Clara y Consuelo, y con ellas enviar la información de que el niño había sido dado en adopción en tal lugar y con tal nombre? Nadie podría culparlos de haber dado al niño a una casa de acogida, eso no es un crimen. Y recuperar al niño en medio de la descomunal movilización militar y de inteligencia que se iba a producir tras el anuncio de liberación era tarea suicida y, de nuevo, una imbecilidad.

d) ¿Por qué las FARC ofrece entregar a un niño al que habían torturado (según la versión de Uribe)? ¿Para que todo el mundo compruebe lo malvados que son? Hay quien pueda pensar que iban a entregar un falso Enmanuel, un niño cualquiera, pero... ¿¿con la propia madre en el mismo paquete?? Aunque hubieran cambiado al niño al nacer por otro, que es la siguiente observación que puede hacerse, las FARC, por muy en la selva que estén, saben que esa identidad sería comprobada por el gobierno colombiano, mediante pruebas de ADN. Podían engañar a la madre en la selva: nunca fuera de la misma.

e) ¿Por qué las FARC, después de supuestamente torturar a Enmanuel, no lo mataron? Entregar las pruebas de su maldad al enemigo sólo se explicaría, otra vez, por una profunda imbecilidad. Y por otro lado, a unos terroristas que -Uribe dixit- torturaron a un bebé no les va a temblar la mano a la hora de ejecutarlo y enterrarlo en la selva, y decir que lo mordió una culebra. Problema resuelto.

Las posibilidades, dudas y preguntas ¡son tantas!

Pero eso sí: como las FARC, al igual que Uribe, de imbéciles no tienen nada (ambos son fieles representantes de un largo conflicto entre dos contendientes invencibles), me inclino por algún tipo de indisciplina o fallo en las comunicaciones, en caso de que los análisis de ADN resulten positivos. Las FARC no ha dado todavía una versión de estos hechos, y la agencia que los suele representar periodísticamente (Agencia de Noticias Nueva Colombia, ANNCOL), ha negado que ese niño encontrado por el gobierno colombiano sea Enmanuel.

Curiosamente, este eventual resultado positivo en el test no comprobaría necesariamente que las FARC (en este caso) actuara de mala Fe: entregó un niño a una casa de acogida, o fue entregado a sus espaldas. Por eso me resulta sospechosa la insistencia de Uribe en que los guerrilleros habrían torturado -nótese que no dice maltratado o descuidado, no: dice torturado- al bebé de un año (lo entregó en 2005, y ahora tiene 3 añitos). Si no hubiera tortura (sea real o inventada) de por medio, no se podría reprochar a las FARC que lo dieran a una casa de acogida dependiente del Estado colombiano.

Las FARC tampoco podrían demostrar que sí actuaron de buena Fe (a la final no pudieron/no quisieron entregar a nadie). Lo mismo se repite en el caso de Uribe. Sí, encontró a Enmanuel, pero su madre y otra potencial liberada siguen en manos de las FARC, y con su irrupción bravucona e intimidante, espantó a los comisionados internacionales, acabó con la operación y ofreció una excusa en bandeja a las FARC para finalmente no hacer esa entrega de rehenes/secuestrados.

Mi previsión sobre el test se divide en un cómodo (o cobarde) 50-50%. No me animo a pronosticar un resultado sobre esas pruebas. Aunque la versión de Uribe me parece totalmente novelesca, y hay francas contradicciones temporales en la misma (por declaraciones de secuestrados escapados y todavía en poder de las FARC, sobre Enmanuel), también hay puntos a su favor (la herida de nacimiento en su brazo, el hecho de que fuera un niño blanco entregado en adopción en una zona de mayoría indígena).

Digamos que racionalmente me inclino a que la hipótesis de Uribe es puro cuento, pero instintivamente una voz me dice que ese niño, efectivamente, puede ser Enmanuel.

Sólo el ADN, el invitado sorpresa, ofrecerá una respuesta... y muchas preguntas nuevas. Como todas las que, año tras año, deja sin responder un conflicto que desangra Colombia desde hace más de medio siglo.

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Okrim Al Qasal


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