Hay una suerte de atmósfera bobalicona, pastosa, altamente contagiosa que está siendo
respirada por nuestro gobierno, incluso por el bravo Pueblo Venezolano. El presidente Chávez aplica una reducción sustancial del IVA para lograr igualmente una reducción de los precios de los artículos de primera necesidad, los empresarios se ríen a carcajadas, se chulean la reducción, y ladroneados como están no rebajan los precios sino que aprovechan la rochela para aumentar mas o menos el 300% los precios de los productos de la cesta básica, y en general en los renglones que les dio la gana.
A partir de todos los primeros de mayo de los últimos cuatro años, esa banda de ladrones que llaman los empresarios de Venezuela se han robado los aumentos que el gobierno bolivariano ha otorgado a los trabajadores del sector público y privado. Roban impunemente, aumentando los precios de sus cachivaches a los niveles qué les dé la gana, sin que nadie averigüe, sin que nadie investigue, si han comprado con los dollares de Cadivi, cuál ha sido el precio que pagó por los productos con los que está robando, cuáles son los márgenes de sus ganancias, perdón, de sus atracos. Nadie dice nada, pareciera que la ley del silencio y de la bobería nos arropara a todos, incluso a los propios compradores, que como pobres víctimas se dejan atracar por esta cáfila de bandidos protegidos por la generosidad del estado burgués que aun nos sigue poniendo la vida cuadritos.
En estos días, el pueblo de a pie, podría fácilmente escoger entre tres formas para desaparecer de este mundo: 1) morirse de hambre a consecuencia del secuestro, o por el aumento exorbitante y arbitrario de los alimentos básicos practicados por la mafia de los ladrones, disculpen, de los empresarios. 2). Morirse de risa viendo como los ladrones disfrazados de empresarios se burlan del gobierno que están a punto de tumbar por encargo de la CÏA, sin que el Ejército, el Indecu o cualquier otra institución competente haga nada, sin que el Poder Popular se active en el primer juicio popular a un dueño de supermercado o de cualquier otro monopolio. Y por último, morirse de aburrimiento viendo declaraciones de ministros, de vices, presidentes de entes que tienen que ver con la protección moral y legal del Pueblo trabajador, mientras la mafia empresarial hace todo lo contrario de lo que dicen esos discurseadores, y además esa mafia se caga de la risa haciéndolo, a sabiendas que nadie le tocará un pelo. Se le cae la baba de la risa a esa mafia proverbial sabiéndose inmune en su fortaleza de la ley de amnistía.
La vida de Chávez es novelesca, de texto de ficción. Lo vimos en Machiques aumentando la leche a pie de corral a 1.500 bolos el litro, es decir a 1,50 bolívares fuertes, mientras el pueblo está comprando el pote de leche a 35.000 bolos es decir a 35 bolívares fuertes a los buhoneros que tienen leche para atiborrar a la mismísima China; mientras que en Mercal y en los supermercados la leche está desaparecida.
La admiración que nosotros sentimos por Chávez crece cada día. Además de líder indiscutido en Latinoamérica, el comandante tiene una paciencia superior a la paciencia que dice el libro hebreo que tenía un tal Job, para escuchar sin morirse de un infarto a Elías Jaua y a Félix Osorio, explicando las causas de la desaparición de la leche y de los productos del campo.
En estos episodios novelescos, hay todavía gente creyendo que la delincuencia se acaba con más policías y más patrullas. Y esas personas siguen sin entender la ecuación: a mas policías, mas ladrones, a mas patrullas, mas asesinatos y mas atracos.
Decimos esto para referirnos a una noticia que todavía esta fresquerita; y es de que ha nacido una suerte de Mercal corporativo patrocinado y dirigido por PDVSA. El ministro Ramírez al parecer no conoce la ecuación polipatrullesca aplicada a la delincuencia. Como consecuencia de ello, el presidente de PDVSA cree ingenuamente que el problema del desabastecimiento ficticio creado por los mafiosos del golpe suave, se arregla con más alimento. No sospecha el ministro que aquí opera una ecuación similar a la anterior: a más alimentos, más empresarios ladrones y más contrabandistas.
Ignora el Ministro que en Venezuela hay suficiente alimenta para darle comida suficiente a todo nuestro pueblo y a la frontera con Colombia, con Ecuador y con Perú, por decir lo menos. No sabe Rafael Ramírez que aquí hay millones de toneladas de alimentos escondidas por la mafia empresarial que trabaja para la CIA en los planes de tumbar al gobierno en sus acciones de golpe suave. No ha caído en cuenta el Ministro que una solución mejor es encontrar el secuestro de alimento y meter presos a los secuestradores de nuestra comida.
Pensamos que lo peor que le pudiese pasar a Venezuela, es que la mafia empresarial tumbe a Chávez, sin que nadie tome en serio el asunto sino cuando ya no haya remedio para evitarlo; como en el caso de Allende.
Una cosa parece cierta, si el pueblo, poniendo en acción el Poder Popular, no interviene protagonicamente en las calles, en los mercados, auto mercados, en las carnicerías, en el comercio en general, defendiendo locha a locha los controles de precios de todos los artículos, la mafia empresarial, no solamente se roba la solidez del Bolívar fuerte, sino que podría tumbar al gobierno en un plazo no mayor de dos meses.
Los precios de todos los productos deben descender al nivel en estaban antes de la locura empresarial que ya se ha robado decenas de billones de bolívares con sus aumentos ilegales, una vez fue decretada la vigencia del Bolívar fuerte.
Nunca como ahora la revolución Bolivariana ha confrontado mayor peligro: un pueblo desinformado, confundido por la feroz campaña de los aparatos ideológicos del imperialismo; tocado en su estomago, y en su bolsillo, podría actuar enceguecido por tanta mentira, en contra de sí mismo; siendo indiferente, o apoyando cualquier acción en contra de un gobierno con problemas, pero indudablemente suyo.
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