Las declaraciones de Ingrid Betancourt, orientada bajo la batuta del capo Alvaro Uribe, no pudieron ser más elocuentes para quienes sí les importa la soberania de los pueblos. Haciendo caso omiso al respeto que debe privar entre naciones vecinas en sus relaciones internacionales, utilizaron a Venezuela para llevar a cabo la liberación de los quince secuestrados que se encontraban en manos de las FARC- EP bajo la custodia de Gerardo Aguilar Ramírez, alias "César" y Alexander Farfán, alias "Enrique Gafas". Esto se pudo comprobar a partir del el espetáculo que montó el Gobierno Colombiano, quien luego del espaldarazo que le dio el candidato a la presidencia de EEUU por el partido Republicano, McCain, no dudó en activar el plan que puso al descubierto una vez más su incorregible práctica de terrorismo de Estado.
Betancourt, en sus declaraciones con Uribe como conductor, hizo ver que quien estaba detrás de las FARC era Venezuela. Así lo manifestó Ingrid. La estrategia consistió en un juego de preguntas y respuestas: (Uribe) -Diga Ingrid de qué color era el helicóptero. Ingrid respondió: Blanco, señor presidente; (Uribe) - Y usted logró identificar si el helicóptero llevaba algún símbolo? (Ingrid) - Presidente, en los años que llevamos, nos hacemos profesionales en esto, claro que sí lo logré identificar... Luego de esta última pregunta se generó una suerte de suspenso en la que se filtró el discurso del momento y el asunto se dejó así, como para que la gente lo entendiera e interpretara a su manera.
Pues bien, el desenlace que han tenido estos hechos que no dejan de ser importantes en las vidas de estas personas, colocó al Presidente Chavéz como el menos héroe y a Venezuela como el país cómplice. Esto no es raro para Venezuela. Razón tenía Bolívar cuando el 5 de Junio de 1828, dijo" el cuartel general de los agitadores estaban en Bogotá; que el pérfido y criminal Santander era el jefe de aquel partido que se compone de todo lo que hay de más desacreditado en Colombia, de más inmoral, más perverso y criminal...Santander... es el jefe natural de todos los trastornadores y descontentos de aquel país, y excita el odio de todos contra Venezolanos" (De Lacroix; 2006: 135). Si existe algún parecido con Uribe es pura casualidad.
Ante la opinión pública, tanto Ingrid como Uribe, se presentaron cual duo imbatible, para advertir que la facilitación de Chávez, Correa y otros gobernantes debe limitarse a buscar la liberación de los rehenes, respetando al Gobierno colombiano y buscando convencer a la guerrilla de abandonar la lucha armada y hacer la paz. "Que nos ayuden a lograr la libertad de los secuestrados, no a fortalecer la guerra en Colombia… Que los cambios que se quieren dar sean por vía democrática".
El planteamiento de la ex-candidata presidencial, no sólo sorprende a quienes la escuchamos, sino que también genera incertidumbre si consideramos que la hoy liberada, se encontraba convalesciente durante su cautiverio y que difícilmente pudo estar consciente de lo que ocurría a su alrededor. Para muestra de ello podemos recordar las declaraciones del policía que fungió como su enfermero. Este ciudadano manifestó que la fotografía que sirvió como prueba de vida de Ingrid fue tomada cuando se encontraba mejor. También dijo que estando en cama no comprendía mucho lo que ocurría. Si esto es así, la pregunta obvia es la que sigue: ¿Cómo es posible que Ingrid, estando enferma, tuviese elementos de juicio suficientes para pensar que la mediación de Venezuela pudiera estar contribuyendo al fortalecimiento de la guerrilla y no a la pacificación de Colombia, como lo señaló? ¿Será que el 2 de julio, cuando se dio la liberación, ocurrió algo más? ¿O será que la liberación fue la excusa para incriminar a Venezuela como aliada de la Guerrilla, a los ojos del mundo?
Las preguntas antes formuladas sólo tiene una repuesta y como sabemos una verdad. El capo del Gobierno colombiano inspirado en su pana Santader, ha sabido atar todos los cabos de este asunto para implicarnos. Los últimos eslabones de esta cadena son alias "Cesar" y "Enrique Gafas" los dos guerrilleros detenidos. Próximamente serán extraditados a la tierra del Tío Sam (EE.UU.) donde seguramente serán silenciados o enviados a Guantánamo.
Sin embargo, la forma en que se dieron los hechos durante la liberación, así como la sangre en los pantalones de Ingrid nos permiten desenmascarar la intención de Uribe: valiéndose de la imagen de Venezuela como país mediador, rol que no logró alcanzar ni la iglesia de ese país, manipuló al secretariado de la FARC so pretexto de llevar a cabo una acción de ayuda humanitaria. Y haciéndose pasar como representantes del Gobierno Venezolano les facilitaron un helicóptero blanco (parecido a los que recientemente le compramos a los rusos) para el traslado de los retenidos hacia otra región o país. Este último elemento suena interesante, ya que Ingrid en sus revelaciones antes de montarse en la nave, ya había deducido que los iban a conducir a otro país que posiblemente sería Venezuela, a partir del espectáculo.
Podemos concluir que la liberación de los doce (12) colombianos y tres (03) norteamericanos secuestrados en manos de la FARC, fue un montaje para comprometer a Venezuela, y posicionarnos como país foragido. El gobierno venezolano debe estar alerta. Lo peor no ha pasado aún. Invitamos al comandante Chávez a tener cuidado con el Santander de Colombia: es mentira que la liberacón se llevó a cabo sin derramamiento de sangre. El compromiso asumido por nuestro presidente en el cual manifestó que «seguimos a la orden para ayudar a la liberación de hasta el último rehén y para lograr la paz en Colombia» debe ser revisado, pues esto se ha convertido en una trampa.
Abogado y Lic. Trabajo Social (UCV)
Prof. UBV
Vocero Suplente Batallón Simón Bolívar I- Parroquia Altagracia
martinjpadrino@hotmail.com