De la inquisición a Moreno

No es difícil que tengamos miedo, porque todo el tiempo está cerca de nosotros. Unas veces aflora tan sutil que pensamos que las cosas terribles no existen, pero están allí. Otra es lo que los ciudadanos piensan que puede ser la vida y de repente todo es distinto, tan alejado de la verdad y como una película más.

Lo que no es miedo y está en la realidad de cada día, es ese terrible asunto de sentir el dolor que está presente en las circunstancias diarias de los ciudadanos. Dolor indescriptible el ocasionado por la iglesia en nuestro continente. ¿Pueden las personas acaso olvidar lo que hacían algunos fulanos vestidos de sotanas en nombre de Dios y la iglesia?

¿Acaso podemos olvidar la inquisición? ¿La forma como la iglesia asesinaba a seres humanos porque simplemente no pensaban igual que aquellos presuntos sacerdotes? ¿Es que tenemos que hacernos los locos y no opinar absolutamente nada de los curas delincuentes que asumen la iglesia como un elemento de poder?

¿Qué hacen los curas hoy día?

No nos atreveríamos a especular porque somos periodistas, de una escuela en particular, en donde nos enseñaron periodismo, es decir, a aprender, porque el periodismo es un aprendizaje permanente y nada tiene que ver con lo que se escucha y se en la televisión.

Sin embargo, aprendimos a lanzar interrogantes, a recordarle a la iglesia como salta de la inquisición a otorgarle pasaporte a un delincuente que intentó violar a una agente policial. Es decir, pasamos de la inquisición donde los curas quemaban a las mujeres que no abrían las piernas a la protección de delincuentes con capacidad para empalar a mujeres. ¿Qué tal?

Los venezolanos y latinoamericanos deben concientizar, de una vez por todas - ¡Hasta cuando por Dios! – por entender que todo cuanto acontece en la región hoy día tiene que ver con el amor que las personas sienten y vive en ellos en los demás seres humanos.

Lo lamentable, es una iglesia que nos ha enamorado a todos, porque eso es lo real. Nos vendieron a Jesús el Cristo y soltaron a miles de curas alrededor del mundo para que mercadearan el cristianismo, mientras ellos construían una burocracia mundial que se llenaba de oro y de poder lujurioso, capaz de liquidar, eliminar a cualquiera que opinara en contra. Es esa iglesia, la que cobija en su seno a un delincuente como el Nixon Moreno, que intentó empalar a una mujer policía en Mérida y ahora le da asilo.

Por realidades como la del salvoconducto que le acaban de dar a un delincuente como Nixon Moreno, por parte del Vaticano, precisamente por eso, es que cada día la gente se aleja más y más de la iglesia. La iglesia católica, todavía, piensa que está en el medioevo.


estacio_conac@yahoo.com


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Pedro Estacio


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