La manipulación de las masas

El tema que deseo abordar en esta oportunidad, por ser más agudo y reflexivo, sobrepasa el mero hecho de tratar el simple comportamiento político de las masas ante cualquier eventualidad.

Si analizamos objetivamente la manera como se acometen, por parte de los poderes del estado, determinados problemas que afectan considerablemente su normal funcionamiento, llegamos a la conclusión de que nos encontramos inmersos en un campo de confusión de ideas y dudas, que abarcan todo un espectro indefinido entre lo real y lo virtual.

Vamos a entendernos, lo virtual aparece pero no existe a diferencia de lo real que si existe aunque no siempre suele aparecer.

Veamos el siguiente ejemplo, cuando nos referimos a un atentado contra la vida del presidente de la República, necesitamos pruebas y las obtenemos a través de las declaraciones de ciertos militares que han sido detenidos por este motivo. Hasta aquí nos movemos en un campo real, sin lugar a dudas, pero, cuando se habla de algunos “poderosos” civiles que son empresarios o dueños de medios de comunicación que tienen el tupé de negar los hechos e incluso burlarse hasta de la palabra del ciudadano presidente de la República, es porque no ha existido, y parece que aún no existe, una debida penalización contundente que los pueda controlar definitivamente. Ante tal situación, nos preguntamos: ¿ Será que nos encontramos ante un hecho virtual que nunca ha sucedido? ¿Cómo les parece?

He oído a políticos decir que no se puede juzgar a nadie por magnicida, si el hecho no se ha consumado, lo cual significa que los involucrados no pueden ser imputados por tal motivo. Entonces, a estos ciudadanos los tenemos que llamar “PRESUNTOS” y así nos retrotraemos al campo de lo Virtual. Campo en el cual, según tantos hechos, difícilmente se puede lograr la aplicación de una pena que se tenga que pagar. Ya tenemos una absurda experiencia sobre el presunto golpe de estado “Virtual”, de donde nadie salió penalizado. Además, no debemos olvidar la “famosa” amnistía decretada por el presidente de la República que salvo de pagar condena a ciertos personajes, que hoy se permiten, en nombre de la libertad de expresión y demás condimentos leguleyos, seguir conspirando o estar “presuntamente” involucrados en una conspiración VIRTUAL.

He allí el porque de la existencia de dudas y confusiones en tantas cosas, que nos perdemos en el camino y no llegamos a entender si estamos en el campo de lo real o lo virtual y, si además aparece aunada una crítica o denuncia, pero con una connotación de banalidad y descarte, entonces, tendremos que preocuparnos seriamente por el caso y utilizar la zona del cerebro más apropiada, para tratar de entender lo que sucede, es decir: la cognitiva o la emocional.

Generalmente, y diría que en casi todos los casos, el discurso preparado o vociferado por los líderes que conducen o han conducido a las masas o multitudes a través de la historia, ha sido fundamentalmente de carácter emocional, propiciando paralelamente el camino que conduce hacia su manipulación. De esta manera, se explotan los sentimientos connaturales del individuo como son: el amor, la pasión, la ira, el deseo, la bondad, el miedo o el coraje, que les permiten al dirigente su conducción con cierta facilidad hacia objetivos que ya tiene preestablecidos.

Así fue el caso de la Guerra de Troya.

Esta realidad no se fundamenta en ninguna filosofía en especial, lo mismo da en la izquierda o en la derecha. Así como Perón o Hitler manipulaban la parte emocional de las masas, hoy también lo hace y, lo ha hecho para mantenerse por más de 2000 años en el poder, a costa de su feligresía, la “sagrada” Iglesia Católica. A pesar de sus aberraciones.

He allí el porque la ignorancia de las masas abre el paso a su propia manipulación y se aceptan con extrema facilidad los términos de PRESUNTO o de IMPUNIDAD. Otra cosa sería si el mensaje de los dirigentes fuese dirigido a la parte cognitiva del cerebro, a lo neocortical e intelectual. En este caso no se podrían manipular las emociones tan fácilmente. Sería bastante difícil para un dirigente manejar a su antojo, a unas masas que funcionen dentro del campo de la racionalidad, donde prevalece la reflexión, la deducción y la lógica, para llegar a una conclusión debidamente razonada. Ya no hablan impulsadas sólo por lo que dice el estomago, son más conscientes e inteligentes y tienden a exigirles más a su dirigencia.

Mi pregunta de las 50.000 lochas: ¿Usted como líder que prefiere?

Que difícil sería el uso de la mentira y la conveniencia para su propio provecho, o de su grupito cuando se está en el poder, si las masas se ilustraran como debe ser y serían más cultas y más exigentes. En ese momento adquirirían más fuerzas y se afianzarían más ideológicamente o podrían llegar a propiciar un cambio hasta en la manera política de pensar.



alexriver870@hotmail.com


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Alex Rivero


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