No esperábamos menos
del valiente y humanista revolucionario, Presidente venezolano Comandante,
Hugo Chávez. Su nueva, consecuente y contundente posición de dignidad
frente a la entidad sionista llamada Israel, por la ruptura total de
las relaciones y la expulsión del embajador israelí acreditado en
la República, y de toda su comitiva diplomática, manifiesta, una vez
más, su conducta como genuino democrática por saber interpretar los
verdaderos sentimientos del pueblo. La solidaridad para con el pueblo
palestino no podía quedarse en palabras, había que llevarla a lo hechos.
La ambigüedad de varios líderes de la región del Medio Oriente volvió
a recibir una bofetada, o mejor dicho, “un zapatazo”. El Presidente
Chávez es visto nuevamente por los hermanos de los pueblos árabes
como “el mejor y uno de los líderes árabes más digno de la región,
aun sin serlo y estar físicamente lejos”. Para ellos: “Venezuela
está en sus corazones, y Chávez es ejemplo a imitar”.
Hoy, más que antes, hierve la sangre del pueblo árabe egipcio al conocer de la traición de su presidente Mubarak, por cumplir con el mandato de su patrón sionista de mantener bloqueada sus fronteras con Gaza. De igual manera, hierve la sangre del pueblo palestino radicado en los Guetos de la zona Cisjordania al saber de la misma traición y la ambigüedad del líder de Al Fatah, Abbas. El nuevo genocidio que acomete Israel en Gaza ha derribado sus mascaras y debilitado, aun más, a los tambaleantes gobiernos lacayos de la región por los que Francia, con Sarkozy a la cabeza, sale a sus rescates. Solo hacia ellos (Mubarak y Abbas) va dirigida la solidaridad de hipócrita Europa.
Las imágenes que nos presentan algunos medios de comunicación hablan por sí solas. Los sionistas no pueden tapar el sol con un dedo. Las bombas de racimo y de fósforo blanco lanzadas por las tropas israelíes a la población civil de Gaza; el bombardeo de hogares con personas inocentes adentro; el bombardeo de escuelas, mezquitas, servicios públicos (plantas de electricidad, tanques de agua y combustible); los disparos indiscriminados contra niños y mujeres, etc. demuestran lo que muchos han venido señalando a lo largo de más de 60 años: “La política de Israel es el exterminio de la población Palestina y la expansión”. ¡Ahora quién podría negarlo!
Mientras esto ocurre,
la Comunidad Internacional, o mejor dicho, la Comunidad de Intereses
de los grandes capitales, le procuran una larga agonía al pueblo palestino.
Los crímenes de guerra cometidos por el actual primer ministro israelí
Ehud Olmert, al igual que su predecesor Sharon, difícilmente
será juzgado por el Tribunal Penal Internacional. Solo el factor tiempo
que puede ser aprovechado por la resistencia para propinarle bajas al
mercenario invasor en una guerra asimétrica, donde el Hamas se convierte
en un fantasma que golpea y se esconde; la presión de los pueblos del
mundo y la solidaridad efectiva que algunos gobiernos pueden implementar
de cortar relaciones comerciales con Israel –que es lo que más preocupa
a la burguesía sionista- podrán detener el Holocausto Palestino propinado
por el invasor y genocida sionista.
La difamación como
arma del sionismo
Para quienes decimos defender la causa de los pueblos, el humanismo. Y para quienes levantamos, muy conscientemente, las banderas del socialismo como la única solución que poseen los pueblos para liberarse de todos los males creados por esta insana y absurda sociedad, es una obligación encarar los peligros que podrían acarrear asumir una posición digna y desenmascarar los intereses y planes de la burguesía y sus agrupaciones o logias criminales y terroristas que se escudan detrás de una religión y dicen defender una “causa nacional”. Pues, estamos expuestos a las acciones desesperadas los criminales de las clases dominantes.
Nuestras ideas y verdades, la denuncia por los crímenes y el genocidio que acomete la entidad criminal de Israel contra los pueblos árabes palestino y libanés (cristianos y musulmanes); y, de sus constantes injerencias en el mundo, como en Colombia y Georgia, les generan pavor insoportable. El desprestigio, o incluso, hasta la muerte del denunciante son sus accionares más comunes. Muchos serios historiadores árabes, europeos, norteamericanos, e incluso, hasta europeos de religión judía han sido víctimas y blanco de atentados e infamias por las organizaciones del sionismo internacional y su servicio de inteligencia (el MOSSAD). Pero las ideas y las causas justas no la callarán nunca ni el crimen ni la infamia.
Ningún pueblo se ha salvado de ser perseguido por las ambiciones de las clases dominantes de otros pueblos. “La historia de la humanidad es la historia de las lucha de clases” refería Carlos Marx. Son ellos, las clases dominantes de todos los países, la misma burguesía encubierta en sus varias facetas (judío-sionista, cristiana-Opus, conservadora-protestante, ortodoxa y musulmana) los verdaderos antisemitas, xenófobos, racista, segregacionistas y genocidas de la historia.
El mayor “éxito” de la burguesía sionista -si es conveniente emplear ese término- ha sido el haber podido esconder detrás de la religión judía y del miedo, sus perversos fines económicos de clase; y, refugiándose en varios Mitos para intentar justificar ante el mundo, pero sobre todo ante los practicantes de la religión judía, la necesidad de un “Estado exclusivo para los judíos”.
-Remito a mis lectores interesados a estudiar las últimas publicaciones del intelectual y profesor de la cátedra de historia de la Universidad de Tel Aviv, Sholmo Sand, en especial su libro titulado: "Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío", donde se cuestionan algunos principios de la historia sionista oficial. Los remito también a leer a Roger Garaudy, en su libro: “Los mitos fundacionales del Estado de Israel”. Y a leer a los intelectuales norteamericanos James Petras, John J. Mearsheimer y Stephen M. Walt, quienes han demostrado en sus varias publicaciones el control del sionismo sobre la economía, y por ende, de la política exterior del imperialismo norteamericano. La histórica posición sumisa de los EE.UU. hacia Israel así lo demuestra-
Lo más absurdo del caso, es que se nos pretenda difamar -al denunciante de los crímenes de Israel y sus mercenarios- tachándonos de antisemita y propagadores del antisemitismo nazi en el mundo. A esto los catedráticos estadounidenses citados más arriba, recogen en el mismo libro lo siguiente: “La acusación de antisemitismo continua siendo un arma recurrente contra los críticos de Israel… ha sido una forma muy efectiva de asegurarse de que las criticas a Israel y a los lobby rara vez se manifiesten en voz alta y, en el caso de que sí se hiciera, fueran ignoradas o desdeñadas”. Pág. 318.
En Venezuela, como al igual que en el resto Latinoamérica y en el Caribe, resulta ridículo el pensar que se pretendan crear sentimientos de xenofobia contra los creyentes del judaísmo en la región. Los pueblos latinoamericanos son totalmente ajenos a la discriminación del europeo. Más, por el contrario, la discriminación racial siempre ha provenido del blanco europeo –sin distingo de religión- contra de los pueblos indígenas aborígenes, los afrodescendientes y los mestizos. El común del pueblo venezolano es ajeno a la discriminación, pero es muy consciente de lo que sucede en el Medio Oriente.
Es importante recordar
que el “Congreso Mundial Judío”, junto a sus tentáculos en Venezuela,
hizo público un documento (Lista Negra), “Reporte año 2006”, en
donde se nos acusaba a un grupo de personas, entre ellos: al profesor
Vladimir Acosta, Alberto Nolia, Mario Silva, Basem Tajeldine y Susana
Kalil de "ser los mayores promotores del Antisemitismo en Venezuela".
De igual manera se pretendió tildar al Presidente venezolano, Comandante,
Hugo Chávez. Por la consecuente y digna posición del gobierno revolucionario,
no dudarán en hacerlo de nuevo. Solo semejante descaro e inmoralidad
movilizan a estos cancerberos del capital. Nuestros nombres son ahora
objetivos militares de los mercenarios del servicio de inteligencia
Israelí (El MOSSAD).
El mito del semitismo del judío askenazis.
En otros artículos hemos hablado sobre el verdadero origen de los judíos que habitan en la Palestina ocupada y sobre los Mitos Fundacionales del Estado de Israel. Hemos hecho referencia a intelectuales e historiadores europeos de religión judía como Shlomo Sand, Israel Shamir, entre otros, quienes han demostrado en sus estudios el falso origen semita de los judíos askenazis. Sólo nos bastaría con rescatar una verdad y decir que los judíos no representan una raza particular ni mucho menos una nacionalidad. Los judíos (askenazis), responsables de la creación del Estado de Israel, son europeo asimilados al judaísmo en el siglo VII y VIII (D.c.) en la decadencia del imperio de los Jazares (quienes eran paganos), antiguamente ubicado en la región del Volga, y quienes en medio de la derrota propinada por los Cristianos (bizantinos) y los Musulmanes, optaron por adoptar la religión judía que les permitió mantenerse neutros, al margen de los conflictos, y no ser asimilados a ninguno de los bandos encontrados. Por lo tanto, todos los judíos que emigraron de Europa hacia Palestina (los llamados askenazis), quienes invadieron, ocuparon, colonizaron, destruyeron, expulsaron y masacraron a los pueblos de la Palestina Histórica y fundaron la entidad genocida y criminal que hoy conocemos como Israel, no son semitas ni guardan la minima relación con los hebreos israelitas del antaño. Por lo tanto, queda por tierra el más importante mito fundacional de Israel. Salvado este punto, hablaremos solo del miedo que el sionismo necesita mantener entre los creyentes judíos para mantener su dominio.
Los europeos de religión
judía viven en la paranoia de creerse un pueblo elegido y superior
a los demás, y a la vez perseguido por semejante envidia y el egoísmo
en el mundo. La burguesía sionista dice: “segrega y reinarás”.
Los sionistas muy temprano entendieron que, no era suficiente para mantener
el poder en el tiempo, referirse a una raza pura genéticamente, sino
a un pueblo elegido y superior que necesitaban una tierra prometida.
Antes del infame Holocausto Judío, la burguesía europea judía (los
sionistas) no había logrado convencer a los europeos de religión judía
migrar a Palestina para edificar allí un Estado para los judíos. Necesitaban
una razón que motivara el éxodo judío hacia “la tierra prometida”.
Acontecido el holocausto por los nazis contra todos los alemanes “no-arios”,
comunistas y opositores a Hitler, y contra otros pueblos como el polaco,
y con especial ensañamiento contra el pueblo ruso (-en este último
provocando más de 20 millones de muertos) los medios propagandísticos
comprados y pagados por los sionistas encontraron el perfecto justificativo
y la excusa para ejecutar sus planes. El miedo al prójimo; el miedo
a la asimilación; el miedo a los “gentiles” o los “goyim” uniría
a los europeos judíos entorno al mito de la “tierra prometida”
y del “pueblo elegido e históricamente perseguido”. Surgió así
otro nuevo mito: “un pueblo sin tierra para una tierra sin pueblo”.
No pretendemos negar que en varios momentos de la historia los creyentes del judaísmo hayan sido perseguidos. Especialmente en España, Rusia y en la Alemania Nazi esas comunidades de creyentes del judaísmo vivieron crueles episodios de crímenes y masacres. Pero debemos ser siempre justos y admitir que no han sido solo ellos las únicas comunidades perseguidas en la historia. De igual manera fueron perseguidos los cristianos europeos por las clases dominantes de cada una de sus divisiones (católicos, ortodoxos y protestantes). Asimismo sucedió con los musulmanes, y cada una de las clases dominantes de sus divisiones (sunies, chiíes y drusos, etc.) se enfrentaron entre sí. Lo mismo sucedió entre las clases dominantes de las dos religiones monoteístas (cristianos y musulmanes) enfrentados en lo que se llamaron las cruzadas. “Las historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases”, decía Marx. La historia del dolor de comunidad de creyentes de todas las religiones nunca podrán ser un “cheque en Blanco” para acometer semejantes crímenes contra otros pueblo.
Gaza, un Holocausto previamente anunciado.
El 28 de febrero de 2008,
ya el vice ministro de Defensa israelí, Matan Vilnai, había amenazado
a los “Goy” (cerdos palestinos) con un Holocausto en la Franja de
Gaza. En radio del ejercito israelí, y dijo: "Si el fuego de los
Qassam se intensifica y los cohetes alcanzan una gama mayor, ellos (los
palestinos) traerán sobre si mismos un Holocausto más grande, porque
utilizaremos todo nuestro poder para defendernos". Pero en realidad,
el holocausto palestino es un hecho continuado desde 1948, fecha en
que se inicia la invasión y la destrucción de Palestina. La muerte
ha sido una constante por más de 60 años.
Para los sionazistas de Israel (responsables de centenares de miles
de muertos y más de 5 millones de desplazados y refugiados palestinos)
son terroristas los pueblos quienes se resisten a morir y ser expulsados
de sus tierras.
Gilad Atzmon, escritor y activista de origen judío (–hoy auto considerado como un ex judío-) nacido en Israel y exiliado en Londres, donde defiende la causa de la liberación del pueblo palestino, en un discurso pronunciado el 1 de marzo de 2008 en Hampshire (Reino Unido), dijo lo siguiente: “A pesar de que los hechos se desarrollan ante nuestros ojos; a pesar del hambre en Gaza; a pesar de que un alto funcionario israelí admite las inclinaciones genocidas contra los palestinos; a pesar de la intensificación de las matanzas, todavía nos asusta admitir que Gaza es un campo de concentración y que está a punto de convertirse en un campo de la muerte. Por alguna extraña razón, muchos de nosotros aún no han aceptado que en lo tocante al mal, Israel es el campeón mundial de la inclemencia y la venganza”.
El holocausto del pueblo
palestino es fruto del peor enemigo que enfrenta la humanidad: el sionismo
internacional, o mejor dicho, el sionazismo, quienes son parte importante
del imperialismo norteamericano). También este Holocausto es producto
de la cómplice “Comunidad Internacional”, o mejor dicho, “Comunidad
de Intereses de los Capitales Transnacionales”.
Hitler Y Teodoro Herzl, dos hermanos y un mismo sueño.
Hitler fue el fruto de una burguesía alemana hostigada por el humillante Tratado de Versalles. El nazismo fue el movimiento político que aupaba a la burguesía y a la pequeña burguesía alemana protestante, quienes vislumbraron en la defensa a ultranza de un extraño “nacionalismo” (chovinista) y en la creencia de una supuesta “pureza racial”, las banderas e ideas que les permitirían hacer frente a los capitales transnacionales que los sometían y les negaban su reproducirse.
Teodoro Herzl, así como sus hijos ideológicos David Ben Gurión, Golda Meir, Shimon Peres, Isaac Rabin, Sharon y Ehud Olmert etc., es fruto de la burguesía financiera alemana y europea hostigada por la misma burguesía y la pequeña burguesía también alemana de religión cristiana protestante. El sionismo fue y sigue siendo el movimiento político de esa parte de la burguesía europea quienes vislumbraron en la religión judía y en defensa a ultranza de un extraño “nacionalismo” (nacido de una religión) las banderas que les permitirían hacer frente a los capitales alemanes y transnacionales que los sometían y les negaban reproducirse.
Hitler no persiguió a los sionistas. Aunque el Führer fue traicionado por estos últimos a finales de la 2da Guerra Mundial, de la misma manera que lo hicieran en la 1ra Guerra Mundial. Previo a ello existió una alianza o compromiso Nazi-Sionista para luchar contra la izquierda europea. Hitler y los sionistas unieron fuerzas para acabar con aquellos alemanes de religión judía que se oponían al sionismo y al nazismo, y contra quienes levantaban las banderas del comunismo. Los préstamos monetarios que los sionistas hicieran al régimen fascista de la Alemania nazis en sus inicios también fueron otras de las grandes revelaciones que siempre han intentado ocultar.
La lucha de clases intestina que se desarrollo en la Europa de la depresión (post primera guerra mundial) logró su mayor hazaña al encubrirse en las religiones (en el anticristianismo judío y el antisemitismo cristiano). El nazismo y el sionismo fueron como aquellos hermanos gemelos de una novela desquiciada, que se enfrentaron entre sí por una maldita herencia que el egoísmo no les permitió dividir.
La burguesía sionista (alemanes y británicos de religión judía) necesitaba de un Estado en donde poder consolidar sus ideas y planes de dominio reproducción y expansión. Destruido el nazismo, el decadente imperio británico y el incipiente imperio norteamericano precisaban resarcir sus deudas y compromisos adquiridos por los préstamos recibidos de los capitales sionistas. Los aliados naturales coincidieron. No bastaban los millones de muertos que había dejado la segunda guerra mundial. Ahora, los pueblos árabes deberían pagar su cuota de sangre.