La oposición venezolana continúa con su estrategia de banalizar las
denuncias de los planes para asesinar al comandante de la revolución
venezolana. Al mismo tiempo, afina la táctica y hace contactos para
garantizar el éxito de su acción criminal.
Ismael García, el matacuras, Ravel y otros, asumiendo poses de adivinos,
afirman con descaro que todas las denuncias son falsas e intentan
ridiculizar la denuncia y al denunciante.
Ante este hecho, la respuesta de nuestro gobierno, diputados, medios de
comunicación y pueblo ha sido no sólo insuficiente sino simplona y pendeja.
¿Será que estamos pensando que los Zuloaga, los Mendoza, el chulo de
Bárcenas, Alfonzo Rivas, Pablo Pérez, Teodoro y otros, van a abandonar la
idea de asesinar al Presidente, porque hagamos denuncias que nunca terminan
en nada y que ya, a fuerza de tanto insistir en ellas, no impactan a la
población?.
Si creemos eso, estamos perdidos. En cualquier momento nos matan al líder.
¿No lo hicieron acaso con Sucre, Sandino, Zamora, Gaitán, Allende y muchos
más? Así resuelve la oligarquía y el imperio sus confrontaciones...
apuntando a la cabeza.
Nos van a matar al Presidente sino reaccionamos a tiempo.
La respuesta tiene que darla el pueblo organizado. Los oligarcas tienen que
enterarse de que la muerte de Chávez sería su propia muerte.
A ellos, sin medias tintas, hay que hacerles saber que el día que maten a
Chávez los vamos a buscar donde estén y los vamos a ajusticiar. Que sus
empresas serán confiscadas o destruidas en su totalidad por el pueblo.
Ya basta de sutilezas e indirectas. Hay que elaborar una lista con los
nombres de todos los oligarcas y cipayos que vamos a buscar si se atreven.
Hay que organizar brigadas populares adiestrarlas y suministrarles el
nombre y la dirección de las empresas. Ya es hora de que esas brigadas
comiencen a conocer al detalle los movimientos de esos criminales.
Que sepan los dueños de medios, los directivos de Fedecámaras, los obispos
de Satanás, los políticos a precio negociable y los mercenarios del
periodismo, que cualquier acción contra Chávez legitima su ajusticiamiento
y la destrucción de sus empresas. Que se enteren, de una vez por todas, que
el pueblo organizado los buscará bajo las piedras si asesinan a Chávez o si
lo intentan.
¿Qué nuestra posición es fascista, radical, subversiva o terrorista?
Llámenla como les da la gana, pero que les quede en claro que matar a
Chávez no es bueno para su salud ni para la de sus empresas.
Desde esta humilde tribuna, invitamos a todos los colectivos
revolucionarios y al pueblo chavista a integrar brigadas con
responsabilidades y objetivos específicos para lo que ellos llaman el día
D.
Cien hombres, por ejemplo, deben saber quien es Marcel, donde vive, cuáles
son sus empresas, que lugares frecuenta. Otros cien deben tener la misma
información de Mendoza. Con cincuenta es más que suficiente para que no
quede ni un recuerdo del matacuras.
A Ravel, en lo particular, pueden dejármelo a mi y a quienes me acompañan.
arellanoa@pdvsa.com