Barack Obama ganó el Premio Nobel a la Paz: definitivamente pasan cosas extrañas estos días. Podríamos argumentar unas cuantas razones por las cuales el Presidente de la superpotencia imperialista norteña no tiene ni los méritos, ni la moral ni mucho menos obra alguna en materia de paz como para merecer semejante laurel.
No quiero ni siquiera nombrar que a escasos días de su coronación presidencial, más de 20 civiles pakistaníes murieron a consecuencia del bombardeo de aviones estadounidenses no tripulados. Tampoco voy a esgrimir algunos hechos “pacíficos” de la administración Obama, como el envío de más tropas a Afganistán, la continuidad de la trágica ocupación al pueblo Iraquí, las amenazas persistentes a Irán, la persistencia del brutal bloqueo a Cuba, el incumplimiento de la promesa electoral en cuanto a desmontar la cárcel de Guantánamo. Mucho menos quiero recordar que este pacífico caballero, este Gandhi redivivo, nos tiene en la mira con su decena de bases militares en el vecino país. No quiero hablar nada de eso.
Lo que en realidad me produce arcadas, me desencaja el coco, hace que mi mandíbula tropiece con mis pies es esta perlita del presidente del comité Nobel noruego, Thorbjoern Jagland: "El comité Nobel otorgó mucha importancia a la visión y a los esfuerzos de Obama en la perspectiva de un mundo sin armas nucleares".
Ahora, todavía sin recuperarme de mi crisis existencial, me digo: hay que ver que estos noruegos del comité Nobel son bien tarados para premiar a un tipo que representa a la única nación que alguna vez ha utilizado armas nucleares en contra de población civil y además es quien ostenta el mayor arsenal nuclear en el universo.
Entonces, si mister Obama quiere un mundo sin armas nucleares, ¿por qué carajo no ve la enoooorme viga que tiene Estados Unidos en su ojo putrefacto y comienza por eliminar el inmenso arsenal que tienen disperso a lo largo y ancho del mundo?
Ah!, ya sé que pasa: El premio Nobel a Obama en sí, es un estímulo publicitario y metálico para que éste tome medidas contundentes contra los dos dolores de cabeza del mundo occidental y sus democracias de papel: Corea del Norte e Irán, así de simple. Obama está llamado a construir un mundo sin armas nucleares, pero para los países situados en los “ejes del mal”, ellos ni de milagro se deshacen aunque sea de una ojivita, o algún proyectilito crucero de largo alcance o les exigen lo mismo a sus aliados borregos de la Europa nuclear.
Los dioses deben estar locos por permitir semejante desvergüenza, tanto cinismo junto. ¡Qué maravilloso y exquisito es ser el matón del barrio, armado hasta los dientes y que luego te premien por “pacificar” el vecindario! Pasan cosas extrañas estos días.
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