Durante años, hemos vistos que el papel de fiscal es el de carácter represivo, el que castiga sin misericordia a quien infringió la ley, esto es el pilar del modelo capitalista, aunque solo se aplica para él del barrio, para como dice nuestro Presidente: “los patas en el suelo”. En cambios profundos y sociales el papel del fiscal debe ir desde la prevención a través de su labor como educador en las nuevas semillas que van creciendo en el modelo socialista, como también el de interactuar, sentir, ser guía, ser humano, ser portador de esperanzas de quienes a pesar de haber infringido la ley, sueñan con un mejor mañana. He vivido en la Ciudad de San Cristóbal, el vía crucis que pasan muchos jóvenes que vienen de nuestros barrios que sólo por ser acusado por alguien ya son perseguidos con cierto odio por ciertos fiscales, formados en universidades privadas, algunas de ellas supuestamente muy católicas. Estos jóvenes fiscales se ensañan con todo hacia estos muchachos, que no tienen para pagar un abogado y que solo cuentan con el apoyo a medias de un defensor público que en la mayoría de los casos adolece de los conocimientos necesarios y sobre todo del sentido de pertenencia en dar la vida por descubrir la verdad y de también ser un guía espiritual y ser como un padre para estos jóvenes que muchas veces están detenidos hasta tres años y resulta que nada hicieron, para luego ser puestos en libertad. Que esperamos de un joven que sin haber cometido delito esté tres años sumergido en la violencia, en la soledad y en el olvido de un Estado que a través de un fiscal formado para odiar a todo lo que venga de la pobreza y usar todo lo que esté a su alcance (olvidándose de la ética y su rol humano y socialista) para aplastar en todo lo que sea posible a estos jóvenes. Yo ya lo viví, uno de estos jóvenes que encontró el socialismo desde muy pequeño, hoy sufre las inclemencias de un fiscal que esconde evidencias y las acomoda a sus intereses para hundir en el fango en donde a temprana edad este joven estuvo, solo por el hecho de no ser como él, de no provenir de una familia acomodada y de ser egresado de una de las universidades que esconde su gran odio hacia los que menos tienen en la fachada del catolicismo. Señores hablo del caso de Vladimir Paz Martínez y de muchos casos de jóvenes de menos de 22 años, que están en una cárcel; por lo menos mi Hijo ante la vida y dado por Dios a quién le agradeceré haberlo puesto en mi camino; este joven con tanta pureza en su corazón me tiene a mí luchando a través de Aporrea y todos los medios para que la verdad salga y para que nuestra Fiscalía se humanice y coloque abogados que valoren a estos jóvenes y que no descarguen su odio ideologizado a lo largo de muchos años en un sistema social y educativo que busca en muchos casos el exterminio de esa clase social que incomoda y que sólo le es permitido vivir bajo la esclavitud. Mi Comandante la gran mayoría de estos jóvenes que están en los calabozos de la policía, sólo tienen a su madre rezando y dando apoyo a su hijo, sin medios para pagar un abogado y con un defensor público que no ha cambiado nada en esta nueva patria que pretendemos sembrar de humanismo, ética, solidaridad y la búsqueda de la felicidad colectiva sobre la individual.
Señor Presidente, Ciudadana Fiscal y Ciudadana Estela Morales, así como nació la Policía Nacional, debe nacer una nueva fiscalía, al servicio no solo del castigo, sino de la integración con los consejos comunales, de servir de guía preventiva y también de rescate de los que se desviaron del camino de las leyes. Yo como docente, cuando un joven me aplaza una materia, lo invitó inmediatamente a que realicemos un plan de trabajo para evitar volver a repetir los errores que le llevaron a reprobar, lo siento de primero, lo invitó a pasar a la pizarra, converso sobre sus problemas (tanto de la materia como externos) y le sirvo de guía en la solución de los mismo, si está alejado de Jesús el Carpintero, busco que se acerque a él, ese es mi papel, no sólo soy un docente que doy información y busco a través de las evaluaciones si las aprendieron; voy mucho más allá de ese papel.
Estimado Comandante, me uno a José Vicente Rangel; demos un gran giro hacia dentro y sentemos bases sólidas de servicio de calidad y éticos a quienes sueñan con la esperanza de ver un sistema de justicia y una Fiscalía al servicio de ellos y no para hundirlos en una cárcel solo por el hecho de no ser como muchos fiscales, niños de la ciudad y egresados de una universidad donde el pobre solo sirve para la servidumbre.
(*)Dr.
Profesor de la Universidad de Guayana.
henryantonioc@gmail.com