La interminable agresión sionista en Palestina y la complicidad mundial

Hace más de un año comenzó   una de  las  peores agresiones del Estado terrorista de Israel contra el pueblo palestino asentado en la Franja de Gaza y en Cisjordania, y a pesar de las  nefastas consecuencias demográficas y de la ocupación ilegal de territorios, ningún organismo internacional, Gobierno o cualquier otra autoridad ha podido hacer algo efectivo para aliviar el sufrimiento de centenares de miles de palestinos. Lo peor del caso es que todas estas personas   viven confinadas en sus propias tierras, con la constante amenaza de ser expulsados y con la posibilidad cierta de que sus asentamientos sean sustituidos totalmente por colonias israelíes. Quizá ha llegado el momento histórico  en que el gran poder del sionismo a nivel mundial no sólo parece estar actuando de acuerdo a su total voluntad, sino que incluso desafía y ridiculiza a aquellas  instituciones que exigen al Estado de Israel, por ejemplo, detener la construcción del muro  de Palestina y de asentamientos de colonos en territorios palestinos. Una de dichas instituciones es nada más y nada menos que la ONU (Organización de las Naciones Unidas), cuyas resoluciones respecto a las agresiones continuas de Israel a Palestina han pasado  casi desapercibidas, incluso desde que la misma organización avalara la creación del Estado sionista en el Cercano Oriente.  

A continuación haremos una breve reseña histórica de las agresiones y despojos territoriales que ha sufrido Palestina a manos de los sionistas, proceso que no ha sido casual, considerando que las élites israelíes  tienen como uno de sus objetivos más importantes el control total o mayoritario de la región conocida antiguamente como “Canaán” (al menos en su mayor parte), la supuesta “Tierra Prometida” por Yahvé a los judíos desde la época de Moisés. Como notaremos, desde el comienzo de las arremetidas sionistas hubo reacciones de la ONU y de distintos países a nivel mundial, a las que naturalmente hizo caso omiso el poderoso y arrogante movimiento sionista y su lobby internacional. Al final, veremos que la ONU parece haber sido más bien una organización cómplice del terrorismo sistemático y progresivo aplicado por el Estado de Israel contra el pueblo palestino. 

Tengamos en cuenta, primeramente, que el territorio palestino, como tantos otros en el Cercano y Medio Oriente, fue controlado históricamente por diversos imperios, situación que por supuesto trajo lamentables consecuencias para los pobladores originarios y sus descendientes. Antes de la creación del Estado de Israel, a finales de la década de 1940, Palestina era controlada por los británicos, pero la mayoría de sus habitantes eran árabes vinculados históricamente con esta zona del continente asiático. Mientras tanto los judíos y otros grupos socioreligiosos constituían una minoría que no alcanzaba el 25% de la población total. En realidad el Estado de Israel no se creó precisamente para bienestar de los judíos palestinos, sino al servicio de individuos provenientes, en su mayor parte, de Europa oriental (judíos ashkenazi), quienes por supuesto no eran más que intrusos en unas tierras que bajo régimen colonial o no, estuvieron  pobladas desde tiempos inmemoriales por humanos ligados estrechamente a su espacio. Tanto la idea bíblica de la “Tierra Prometida”, supuestamente localizada en Palestina, como la presión del movimiento sionista sobre las potencias europeas, desembocaron finalmente en el establecimiento del Estado de Israel en la zona, a costa, obviamente, de una parte de Palestina (partición de Palestina de acuerdo a una resolución de la ONU),  ocupada, reiteramos, por una mayoría árabe desde la antigüedad. 

A partir de la creación ilegal del Estado de Israel, la reacción de los árabes palestinos no se hizo esperar. De entrada el pueblo palestino sabía que se trataba de una  nueva amenaza colonial, de un nuevo capítulo en su tortuosa Historia de sometimiento y humillación ante potencias extranjeras. Y el tiempo les ha dado la razón, pues el Estado sionista de manera sistemática y continua ha ido aumentando notablemente su extensión territorial original a costa del despojo de Palestina, hasta el punto que en nuestros días más del 80% de las tierras palestinas para finales de la década de 1940, son controladas ahora por los sionistas: “Quien mire un mapa de Palestina de antes de 1947, y luego lo confronte con el actual mapa de Israel, podrá comprobar a simple vista la prueba del despojo: Lo que antes era Palestina, ahora es Israel. Y lo que eran los asentamientos israelíes, hoy es Palestina. O sea que, el Estado de Israel se construyó sobre la base ilegítima del robo y la ocupación territorial promovida y apoyada por el eje sionista liderado entonces por Gran Bretaña y la potencias europeas y con EEUU como imperio emergente”. 
(Fuente: “De cómo Israel ha ido apoderándose de Palestina en apenas sesenta años”. IAR Noticias. 21-01-2009. Dirección URL: www.insurrectasypunto.org/index.php?option=com_content&view=article&id=349). 

Los sionistas  han practicado tan abominable proceso sistemático de agresión y despojo,  alegando el peligro que supuestamente ha representado para la seguridad del Estado israelí tanto las apetencias territoriales musulmanas como las amenazas terroristas. Pero  lo que debió haber sido una simple respuesta defensiva, considerando el legítimo derecho a la defensa, de inicio operó como un proceso de invasión y control territorial, tal como lo realizado por todos los Imperios durante la Historia. De tal manera que a partir de la misma creación del Estado sionista, sus dirigentes consideraron y justificaron ante la opinión pública mundial la permanente arremetida  contra los palestinos y  contra diversos países árabes. Valga mencionar, por ejemplo, las guerras de 1948-1949, de 1956, y la de 1967 (mejor conocida como de los 6 días), luego de las cuales Israel ocupó algunos territorios, incluidas las zonas de Gaza  y de Cisjordania en Palestina. Prácticamente todo el mundo apoyó a los israelíes ante los “agresivos” árabes y su “fundamentalismo religioso”, en especial Estados Unidos y sus aliados, quienes tenían en Israel un enclave geoestratégico para el control  de reservas energéticas en el Medio y Cercano Oriente. 

Durante los primeros conflictos entre Israel y sus vecinos árabes, ya la ONU y otros organismos internacionales levantaron sus voces de protesta, y criticaron de cierta manera las acciones de Israel, incluidas las de ocupación territorial. En el caso de Palestina, no obstante, las resoluciones sucesivas de la ONU condenando  la violencia ejercida contra su pueblo, no han sido más que letra muerta para las autoridades israelíes. Claro que esta situación no debería sorprender, considerando por un lado que la ONU y otras instituciones internacionales han sido apéndices de potencias mundiales como Estados Unidos, aliado incondicional de Israel, y por el otro, que la misma organización avaló de forma ilegal e inmoral la creación del Estado sionista en un territorio que simple y sencillamente estaba ocupado. Pensamos que  la ONU en realidad ha sido cómplice del expansionismo sionista en el Medio Oriente, y sus resoluciones sólo han sido un elemento de distracción para la opinión pública mundial, con el propósito de  hacer creer   que dicha organización efectivamente estaría tratando de frenar las ambiciones israelíes y estadounidenses en la zona, actuando así de forma “equilibrada”. 

Además de las supuestas apetencias territoriales musulmanas, el terrorismo ha sido otro de los factores esgrimidos por los israelíes para llevar a cabo la agresión sistemática contra Palestina. Tengamos en cuenta que hace algunas décadas surgieron en Palestina algunos grupos de resistencia contra el expansionismo sionista, como el caso de Hamas, que ipso facto fue considerado terrorista por las autoridades israelíes, y por lo tanto una “amenaza” para la seguridad de Israel. Curioso es que tal “amenaza”, mejor conocida como Intifada, ha hecho “peligrar” de tal manera al Estado sionista, que en poco tiempo es probable que éste ocupe la casi totalidad del territorio palestino originario a finales de la década de 1940. Ahora bien, al día de hoy muchos saben  que la amenaza terrorista  no es la verdadera causa que ha impulsado las constantes arremetidas de Israel contra  el pueblo palestino. Así se demuestra, por ejemplo, tras la agresión de diciembre de 2008 y primeros meses de 2009, en la que uno de las razones desencadenantes de la misma, fue la intención de ciertas compañías transnacionales de la energía de apoderarse de reservas de gas existentes en Gaza: “The military invasion of the Gaza Strip by Israeli Forces bears a direct relation to the control and ownership of strategic offshore gas reserves. This is a war of conquest. Discovered in 2000, there are extensive gas reserves off the Gaza coastline” (Fuente: Michel Chossudovsky. “War and natural gas: The Israeli invasion and Gaza´s offshore gas fields”. Global Research; Centre For Research on Globalization. 15-01-2009. Dirección URL: www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=11680).

Téngase en cuenta que esta búsqueda de reservas de gas por el ejército sionista se enmarca en la actual crisis capitalista, y por tanto en la  necesidad que tienen las transnacionales de la energía de mantener su dominio económico a nivel mundial, y por tanto mantener viva la voracidad del capitalismo y seguir alimentando el consumismo energético de gran parte de la población mundial.  

Retomando la idea sobre el terrorismo, cabe la siguiente interrogante: ¿Quiénes son los verdaderos terroristas en el Cercano y Medio Oriente?. Sí tenemos  en cuenta que la arremetida sistemática contra Palestina y otros pueblos árabes del Medio Oriente ha sido justificada por medio de argumentos verdaderamente débiles, es indudable que el Estado de Israel es el núcleo del terrorismo en toda la zona, un terrorismo de Estado lógicamente. Se trata, además,  de un terrorismo apoyado por buena parte de  la comunidad internacional, cuyas élites se han visto beneficiadas de distintas formas por la rapiña sionista-estadounidense no sólo en Palestina, sino en el mundo entero. Claro está que  los israelíes han sido muy astutos en el manejo de la propaganda y de la información, de manera tal que toda la responsabilidad de las agresiones ha recaído sobre los “terroristas” de Hamas y otros grupos. Pero lo que no han podido explicar claramente las autoridades israelíes,  es el hecho de que la respuesta del ejército sionista ha ocasionado mucho más perjuicio  a las mujeres, niños y ancianos palestinos, que a los “terroristas”. Y es que no puede haber argumento válido posible cuando toda la población es considerada un blanco  militar, y por tanto se violan de manera descarada sus Derechos Humanos, e incluso algunos códigos de guerra. 

En términos generales, los ataques terroristas  israelíes contra Palestina, siempre han sido  concebidos como una respuesta a los “ataques” de Hamas u otros grupos de resistencia en la zona: “En el caso de Palestina, la falsa simetría iguala a ocupantes y ocupados, opresores y víctimas. Es frecuente, por ejemplo, que se informe que Israel toma "represalias" ante la "provocación" palestina. Este enfoque le asigna discretamente la responsabilidad del problema a los palestinos. En esta última contienda, el gran protagonista "equilibrador" de los bombardeos israelíes sobre la población de Gaza, fueron los siempre-presentes-en-las- noticias cohetes palestinos.  
 
El último capítulo de este relato repetitivo dice que Israel emprendió la guerra para acabar con el lanzamiento de cohetes desde Gaza. Que Israel lo que quiere es acabar con el grupo Hamas, tildado de "terrorista". Que todo se debe a que este grupo de irresponsables ataca en
forma insensata a un enemigo de mayor poderío. Que Israel, agotada su paciencia, no tiene más remedio que responder para proteger a su población. Que la dirigencia palestina está dividida en interminables rencillas internas, y que Israel es una nación democrática y pacífica, pero acosada por sus vecinos” (Fuente: Claudio Fabián Guevara. “Israel, palestina y la narrativa mentirosa”. Rebelión. 30-01-2009. Dirección URL: www.rebelion.org).  

Cualquier coincidencia con la Guerra Global contra el terrorismo, estrategia ideada por los Estados Unidos, no es pura casualidad. En el caso de Israel, además, la inventada amenaza terrorista palestina ha encubierto de cierta forma el sistemático despojo territorial, dándole incluso cierta legitimidad a nivel internacional, al menos entre Gobiernos terroristas como el estadounidense y el colombiano. Bien cabe citar aquí el dicho popular “Entre sastres no se pagan hechuras”, para hacer alusión al hecho de que entre colegas se entienden y se protegen. 

La ocupación de territorios palestinos por el Estado de  Israel, evidentemente ha implicado  el desplazamiento de numerosos palestinos tanto a algunas zonas reducidas en comparación con los espacios originarios  de poblamiento, como a otros países del Cercano y Medio Oriente, y aún del mundo entero.  Centenares de miles han sido prácticamente confinados a una pequeña área rodeada por   un muro de unos 700 kilómetros de longitud, mientras que los israelíes siguen con la práctica ilegal e inmoral de establecer asentamientos en aquellas zonas anteriormente ocupadas por los palestinos. El sostenido expansionismo sionista en Palestina ha desencadenado un serio problema demográfico que parece no importarle a nadie, salvo a determinados organismos “humanitarios”. Además del problema que significa la gran cantidad de  desplazados y de refugiados palestinos, el Estado de Israel pretende concentrar a  la totalidad de la población alrededor del  oprobioso muro que aún se construye, como cual campo de concentración que recuerda las desgracias de los antepasados de aquellos que ya han practicado un genocidio en pequeña escala contra el pueblo palestino: "En esas tierras, de las más fértiles de Cisjordania, viven más de 274,000 palestinos. Ahí se encuentran fuentes importantes de agua subterránea, indispensables para la agricultura, la industria y la vida diaria.

La ONU calcula que el muro perjudicará además a por lo menos 400,000 palestinos, a raíz de que muchos pueblos quedarán separados de las tierras de cultivo. Los agricultores tendrán que pedir permiso cada vez que vayan a trabajar en sus cultivos. Ahora en muchas comunidades hay que cruzar al otro lado del muro para ir al trabajo o a las escuelas que están en pueblos y ciudades más grandes” (Fuente: “El muro de limpieza étnica de Israel”. La Neta del Obrero Revolucionario. 14-12-2003. Dirección URL: www.nwor.org).

Muchos aún hacen referencia a la caída del Muro de Berlín, pero pocos han caído en cuenta de las  nefastas consecuencias del  oprobioso muro de Palestina, unos  por ignorancia o  cobardía, y otros simplemente por complicidad. Por cierto que contra este muro hay una resolución de la Corte Internacional de Justicia:  “El caso fue remitido a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que, en su opinión consultiva de julio de 2004, determinó que la valla/muro violaba el derecho internacional humanitario y de derechos humanos.

La CIJ concluyó  que Israel debía detener la construcción del muro dentro de los Territorios Ocupados, desmantelar las secciones ya construidas allí y reparar el daño causado. El gobierno israelí rechazó las recomendaciones de la CIJ” (Fuente: Amnistía Internacional. “El Muro de Israel”. 2007. Dirección URL: www.web.es.amnesty.org/muro-de-israel/muro.php?opcion=muro).

Obviamente el Estado genocida y terrorista de Israel ha hecho caso omiso tanto  de esta “orden” como de todas aquellas resoluciones que la ONU ha emitido sobre el problema de los  desplazados y refugiados. Para los sionistas el muro es necesario ante las continuas amenazas “terroristas” de decenas de miles de palestinos, incluidos niños, mujeres y ancianos.  

A continuación algunas de las resoluciones que en materia humanitaria han sido obviadas por las élites israelíes, proceder que  demuestra la arrogancia y la determinación sionista en alcanzar sus oscuros objetivos. Como el Estado Forajido que es, Israel ha pasado por encima de la legislación internacional al incumplir normativas como las siguientes: 

“Resolución 471. Israel, potencia ocupante, no ha facilitado la protección adecuada a la población civil en los territorios ocupados».  
 
Resolución 2443. Israel debe desistir en su política de destrucción de casas de la población civil árabe en las áreas ocupadas.  
 
Resolución 194. Israel debe permitir a los refugiados que lo deseen regresar a sus hogares lo más pronto posible. Se deben pagar indemnizaciones a título de compensación por los bienes de aquellos que decidan no regresar a sus hogares y por todos los bienes que hayan sido perdidos o dañados”
(Fuente: Rosa Meneses. “Resumen de resoluciones  de la ONU contra Israel”. Centro de Medios Independientes de Puerto Rico. 24-07-2006. Dirección URL: www.pr.indymedia.org/news/2006/07/17369.php).

 

Cabe destacar que en dichas resoluciones la ONU admite que los sionistas han ocupado territorios ajenos, sí bien  el organismo no condena tal situación a pesar de que representa la raíz del problema de los desplazados y refugiados. Por esta y otras vacilaciones a la hora de pronunciarse y actuar sobre distintas problemáticas mundiales, es que   algunos piensan que la ONU no sólo ha sido ineficiente para solventar crisis como la del pueblo palestino, sino que de veras ha sido cómplice, al menos mediante el silencio o la indiferencia, de las agresiones ejecutadas por los países poderosos contra  pueblos casi indefensos. 

A un año  de la brutal matanza de centenares de palestinos por el ejército israelí, podemos señalar que sí bien ha disminuido la intensidad de la arremetida sionista, también es cierto  que el despojo y la ocupación continua de territorios sigue su camino casi libre de obstáculos. Tengamos en cuenta   que, salvo la intervención militar de otro país, o una gigantesca reacción popular en el mundo entero, proseguirá   la agresión sionista contra Palestina hasta controlar total o mayoritariamente  toda esta zona del Cercano Oriente. De suerte que el Estado de Israel pretende consolidarse como potencia asiática y mundial, y continuar como un firme aliado  de los intereses estadounidenses y de otras potencias, ahora en el contexto de un Nuevo Orden Mundial capitalista.  

Desafortunadamente para el pueblo palestino, en especial para centenares de miles de mujeres, de niños y de ancianos, a casi nadie parece importarle lo que sigue ocurriendo en su terruño. Tras la vorágine informativa de diciembre de 2008 y de los primeros meses de 2009, la agresión de Israel contra Palestina ya no ocupa los primeros planos de las  grandes empresas de “comunicación” en el mundo, y por lo tanto resulta irrelevante para las mayorías desinformadas. Más allá de las críticas de algunos Gobiernos, como el venezolano,  la ONU  y otros organismos internacionales sólo han emitido  algunas resoluciones escuetas, sin aplicación posible a la realidad, salvo que sea para minimizar la resistencia palestina, y allanarles aún más el camino a los sionistas.    


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Rubén Alexis Hernández Arena

Licenciado en Historia, Magíster en Historia de Venezuela. Antiimperialista, izquierdista y ateo

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