Hay acontecimientos que se dan y sólo el hecho de cómo se originaron, la historia los inmortaliza.
Si nos despojamos de todo fanatismo y hacemos abstracción de lo que es el béisbol rentado, y lo vemos desde lo humano, desde las cosas sencillas que hace nuestra gente; debemos coincidir todos, que el nacimiento del equipo Navegantes del Magallanes es un nacimiento admirable.
En la Venezuela de 1917, donde nada se movía sin el permiso de un hombre y una familia que eran dueños de casi todo el país, donde no había negocio en que no fueran accionistas. En un país donde reunirse significaba un riesgo; unos "locos" no solo se reúnen sino que el 26 de octubre de ese año convocan a una elección popular en un barrio céntrico de Caracas a pocas distancias del palacio presidencial de Miraflores para darle el nombre a su equipo de Béisbol.
En el bar "Back Stop" fue el sitio escogido por los propulsores de dicha idea entre los que figuraban; Antonio Benítez (propietario del bar), Luís Belisario, Florencio Chinaglia Avelino Issa, Vicente Issa y Eduardo Kalil, Napoleón Caglianone, Jesús Gómez, Hugues Alfonso, Miguel Antonio Ponce, Juan Carratú y Luis Carratú, la familia Fagre y los turcos Alberto y Ricardo Salomón.
Entre los nombres a elegir se destacaban; "Colón", "Diego de Losada", "Hernán Cortés", "Balboa", y "Magallanes". El argumento del proponente del nombre "Magallanes", el señor Antonio Benítez, dicen que fue determinante para que resultara ganador, puesto que no era por Fernando de Magallanes, el navegante portugués, sino por el Estrecho de Magallanes en Chile, porque "allí se iban a estrellar todos los clubes".
Catia uno de los sectores caraqueños rico en expresiones culturales y tradición deportiva fue la cuna de esta iniciativa, y no solo la cuna sino que reconoció al equipo como suyo, lo legitimó. De allí tal vez el enorme arraigo del equipo Magallanes en Caracas, por eso tratar de construir la historia de Catia, hacer remembranza sobre los Magallanes de Catia y no relacionarlo con el equipo Magallanes es imposible.
Como dice Giner García, en un articulo haciendo referencia a quienes se les ocurrió la brillante idea de un ejercicio democrático en plena dictadura:
"ninguno de ellos imaginó que aquel día se firmaría la partida de nacimiento del que se convertiría en el más tradicional de los equipos de béisbol del país. Lo que comenzó como una aventura de amigos se transformo en una institución que ya cabalga hacia el siglo de existencia y que a sido calificado por historiadores y sociólogos como "Fenómeno Social", capaz de aglutinar alrededor de su emblema y en cada rincón de la nación a ricos y pobres; a negros, mestizos y blancos; a caraqueños y provincianos; a venezolanos y extranjeros".