En definitiva quienes adversan al gobierno o aquellos que están plenamente identificados con la oposición no se les haya orilla. Ahora han tomado el episodio del presidente Nicolás Maduro, almorzando con su esposa Cilia Flores, junto con el afamado chef "Salt Bae", en un restaurante de Turquía, como la última panacea para hacerle oposición al gobierno, tal cual como lo hicieron días antes, con el carnet de la patria.
De verdad que la ultraderecha venezolana sigue de mal en peor. No atinan a apegar una. Cada vez se les nota más enredado. Su capacidad intelectual, lo vienen demostrando de manera continua, es cada día más decadente y menos efectiva.
Eso de añorar comerse un pedazo de carne, con tan solo sal, era la peor comida que les tocó ingerir, por mucho tiempo, a los valientes soldados que debieron seguir al libertador Simón Bolívar, en su empeño por lograr la libertad de nuestro país.
Es decir, las tropas patriotas debieron casi a diario, además de enfrentar al enemigo, tener que comer tan solo durante semanas y meses un tolete de carne, similar a la que se comió el presidente Maduro, en su viaje de retorno de China.
Antes, en otra entrega, hicimos saber que la oposición venezolana al parecer no tiene visión para atacar al gobierno. La vez pasada utilizaron al carnet de la patria, como se fuera la última Psi cola del desierto, para pretender bajar el rating de la gestión gubernamental.
No es posible que a estas alturas quienes dicen llamarse opositores persistan en utilizar temas banales, insignificantes, estériles e inconsistentes, por demás, para pretender desmontar al gobierno, porque en el fondo demuestran que no hay capacidad para presentar otras alternativas.
Que distinto fuera si la oposición, en vez de seguir o continuar con ese rumbo torcido, contribuyera presentando nuevas propuestas que permitieran encausar al país por un camino distinto, de progreso, de paz y cordialidad, que desembocara, al menos, a la reconciliación de todos los venezolanos.
El afamado chef "Salt Bae", en definitiva, se las trae. "Cría fama y acuéstate a dormir", dice el dicho. De algo le ha valido atender, con su genuina gracia y prestancia, a afamados personajes. Pero eso de comerse un pedazo de carne, casi cruda, al menos a mí no me convence. Prefiero si, una buena parrilla argentina, bien surtida, con chorizos, morcillas, una buena "punta trasera" (tres cuartos), acompañada de arepitas y queso telita, con sus respectiva guasacaca.
Quienes se desviven en criticar al Presidente, porque comió un tolete de carne, tan solo con sal, de verdad que dejan mucho que desear. De seguro reciben los bonos del gobierno, pero en vez de utilizarlos para comprar algo de comida, muchos lo destinan para llenarse la panza de aguardiente.
En definitiva estamos mal. Con venezolanos pensando así, de verdad que será muy difícil que el país cambie. Es hora de dejar a un lado tanto diatriba, tanta rabia, tanta soberbia y tanto insulto, mientras el país reclama más trabajo, más empeño, más amor, más conciencia, más entendimiento y más patriotismo. Ese si es el camino que reclama Venezuela, no el de la envidia y la frustración, que en nada nos favorece. Dé-monos, en definitiva, un abrazo, y comencemos, desde ya, a transitar el camino correcto.
*periodista