En la actualidad se ha impuesto un pensamiento colonial que ha continuado de generación en generación. Después de la segunda guerra mundial, surgió la necesidad de un orden monetario en un mundo de postguerra, el cual fue resuelto con los acuerdos hechos en torno del orden monetario y del sistema abierto de comercio en La Conferencia de Bretton Woods, conocida formalmente como la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas; fue la reunión de delegados de las 44 naciones aliadas, en la que bajo una fuerte influencia por parte de Estados Unidos, la mayor potencia mundial, se define el uso del dólar globalmente, siempre que su valor estuviese respaldado en oro. Pero en
1971, durante la presidencia de Richard Nixon, se anuncia oficialmente el fin del sistema de patrón oro en la política monetaria internacional, acordado en la conferencia de Bretton Woods (New Hampshire, EUA), y se rompe con dicha relación. Por lo cual el dólar ya no se respalda en el oro, sino exclusivamente en la confianza que le otorga la sociedad, consolidándose a partir de allí su carácter pleno como moneda fiduciaria.
Sin perjuicio de ello, continúa su presencia hegemónica en las finanzas globales, sin ningún sustento en valores productivos, ni de metales preciosos, convirtiéndose en el eje central de todas las transacciones globales de comercio y reservas económicas; y el factor que le da poder a esta moneda, que sólo es papel y tinta, es el despliegue militar de Estados Unidos sobre el mundo y su capacidad de avasallar sobre la base de la coerción y la violencia.
En Venezuela, el referido dólar se convirtió en un arma de guerra económica destructiva, ya que de manera encubierta e ilegal, con la aquiescencia del gobierno estadounidense y factores de poder internos y externos dolarizaron la economía venezolana, con una moneda que, a través de la manipulación mediática de una página web, diariamente se fortalece artificialmente o por arte de magia, aunado a la combinación perfecta, producto de la perversión y la descomposición moral de un sector del pueblo venezolano, que en su ignorancia o en su viveza boba, ha impuesto sicológicamente su confianza en la moneda estadounidense, propiciando de esta forma la especulación cambiaria inducida, la hiperinflación y la distorsión económica existente en nuestro país.
En consecuencia, nuestra nación, Venezuela, con las mayores reservas mundiales de petróleo, oro y otros minerales, lamentablemente es rehén de una moneda inorgánica que es utilizada como arma de guerra económica.
No obstante, la República Bolivariana de Venezuela tiene como moneda de circulación legal el Bolívar Soberano, patrimonio que está anclado a la criptomoneda PETRO; asimismo, el PETRO es un criptoactivo con respaldo estatal en reservas de recursos naturales como petróleo, gas,oro y diamantes; es decir, nuestro bolívar soberano es una moneda respaldada que requiere de la confianza de todos los venezolanos, por lo que te pregunto a ti, venezolano, ¿por qué menosprecias tu signo monetario?, ¿hasta cuándo le rindes culto al dólar?, ¿no te percatas de que es utilizado como arma para nuestra propia destrucción?
De ahí que es imperativo despertar hacia un nuevo pensamiento transformador, a fin de desmontar las hegemonías y asimetrías coloniales. Tengamos conciencia, descolonicemos la idea del dólar de nuestro pensamiento y empecemos a darle el valor que tiene y merece
nuestro Bolívar Soberano.
¡Seamos parte de la solución y no del problema, trabajemos juntos para
que nuestra Patria, Venezuela, salga adelante…!