Corría marzo 2001, las inquietudes de los trabajadores y sectores de los estudiantes se conjugaban en un solo objetivo: la Transformación de las anacrónicas estructuras de poder que se habían instaurado en la UCV, en ello avanzaron hasta llegar a la histórica Asamblea Universitaria Constituyente del 28 de marzo de 2001, que se realizaría en el Aula Magna, la cual se abarrotó en su estadio inferior y su balcón, repleta fundamentalmente de empleados/empleadas, obreros/obreras y estudiantes, unidos bajo una sola consigna: Constituyente Universitaria. Finalizada la misma, un pequeño grupo de estudiantes creyó conveniente informar al Consejo Universitario de tan notable acontecimiento y se dirigió al Salón de Sesiones a solicitar un derecho de palabra, allá otros acontecimientos derivarían en lo que se conocería como la “toma del salón de sesiones del CU”, se frustraba con ello, la aspiración de un sector de la comunidad universitaria de refundar la institución universitaria sobre nuevas bases, más democráticas y participativas.
Concretada la toma, ya no se hablaría más de Constituyente ni algo parecido, solo el Comandante Presidente, Hugo Chávez, en su programa “Aló Presidente”, se pronunciaría a favor de la Constituyente Universitaria, mientras su gabinete ministerial y demás funcionarios, se dividirían en sus posturas de apoyo o rechazo, ante los hechos que estaban ocurriendo. Mientras, Luis Fuenmayor, director de Opsu, se plegaba a la defensa del orden establecido en la Universidad y daba todo su apoyo al rector Giannetto, desde la Vicepresidencia de la República se oían voces de apoyo y simpatía a los jóvenes estudiantes que clamaban por la Transformación Universitaria. Esta acción estudiantil, nos permitió ver al desnudo lo que es el fascismo universitario en todo su esplendor, pudimos apreciar a estudiantes de medicina expresarse en contra del ingreso a la UCV de estudiantes de menores recursos, bajo el artilugio de que desprestigiaban, “rayaban”, la profesión; en asambleas profesorales de arquitectura, expresiones de desprecio al voto de empleados/empleadas y obreros/obreras, bajo el artilugio de su ignorancia; así como, la violencia irracional de profesores/profesoras y estudiantes de la rancia derecha, arremeter contra aquellos/aquellas que osaran manifestar el más mínimo sentimiento de simpatía hacia los estudiantes “tomistas”, fueron los días de la barbarie universitaria, que se expresaría, posteriormente, en la expulsión de dieciocho (18) estudiantes y del presidente del hoy SinatraUCV, en aquel entonces AEA, camarada Eduardo Sánchez, por manifestar apoyo a la acción estudiantil, quien no solo fue expulsado como estudiante, sino despedido en su condición de empleado, doblemente sancionado.
Concluida la “toma del salón de sesiones del CU”, como era de esperarse, las autoridades universitarias se manifestaron a favor de realizar un conjunto de medidas que permitieran encauzar la necesidad de cambios que requiere la institución universitaria, veamos esas medidas:
“MEDIDAS INMEDIATAS PARA LA TRANSFORMACIÓN UNIVERSITARIA. DECLARACIÓN DEL CONSEJO UNIVERSITARIO
… En este sentido, las medidas inmediatas a tomar son las siguientes:
1. Organizar los saberes y la estructura académica universitaria.
2. Revisar y actualizar los pensa de estudios en todas las escuelas, respetando los procesos ya iniciados.
3. Incorporar a la agenda institucional, las experiencias de transformación particulares que se han desarrollado en las distintas escuelas, facultades y dependencias.
4. Revisar todos los programas universitarios de extensión, con el propósito de orientarlos hacia la búsqueda de respuestas efectivas a las necesidades reales de la sociedad, articulándolos en la medida de lo posible con las comunidades y haciéndolos parte integral del proceso de formación y evaluación de los estudiantes.
5. Reforzar el trabajo realizado por la Comisión de la UCV, coordinada por el Prof. Amalio Belmonte, que elabora el Anteproyecto de Ley de Educación Superior, para unir en un proyecto común los esfuerzos e iniciativas que surjan desde los diferentes sectores del citado nivel educativo.
6. Diseñar y aplicar un régimen de evaluación institucional para el personal docente y administrativo.
7. Reformular el régimen de permanencia, tomando en cuenta como elemento principal el asesoramiento académico.
8. Revisar los programas de bienestar estudiantil, para favorecer los planes de protección social y formación integral del estudiante universitario.
9. Racionalizar los compromisos contractuales de la Universidad con los diferentes sectores que integran la comunidad universitaria.
10. Generar debates acerca de la democracia y el régimen electoral universitario.
11. Evaluar los criterios de distribución del presupuesto universitario propendiendo su racionalidad y transparencia…”
Pasado el tiempo, ese conjunto de medidas, aprobadas por el Consejo Universitario en su sesión del 3 de mayo de 2001, se convertirían en sal y agua, demostrando su vocación contraria a cualquier cambio que altere o modifique la estructura de poder que actualmente se ha entronizado en nuestra UCV, la casa vencida por la sombra.
Pasados 9 años de aquella intentona revolucionaria por propulsar cambios en la estructura universitaria; a diferencia del 2001, hoy contamos con una Ley Orgánica de Educación (LOE), que da concreción a una de las aspiraciones del sector de los trabajadores/trabajadoras universitarias como lo es, el de ser miembros plenos de la comunidad universitaria y poder ser partícipes de la elección de las autoridades universitarias (Art. 34, numeral 3). Hoy, las condiciones son otras, la Revolución Bolivariana ha abierto cauces importantes para la Transformación Universitaria; de allí que valoremos como de muy importante, el llamado que ha hecho el SinatraUCV a sus miembros afiliados/afiliadas a discutir sobre la Constituyente Universitaria y propulsar, de nuevo, la necesidad de refundar la UCV, sobre nuevas bases, democráticas, participativas y populares. Vientos de cambios soplan de nuevo en la UCV…
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