¡Qué manía por la autonomía!

La constituyente universitaria

No estoy desfasado con este comentario que voy a desarrollar, al contrario hoy y mañana estará mas en boga. La tan cacareada “marcha universitaria en contra del cerco presupuestario” que se realizó en Caracas y donde se pudo apreciar que esta fracasada “convocatoria multitudinaria” es un reflejo de que a la oposición, como diría mi pequeño José Isaac, “no le pare nada bueno el casco”, porque a esta gente no se le ocurre que carájo inventar para llamar la atención o buscar una excusa para sabotear, calentando calles y buscando sangre joven en estas comparsas cantinflescas.

Yo me imagino que en estas mentes de maraca, la visceralidad les hace producir algunas “genialidades” que le hemos escuchado y que yo aderecé un poco aquí, pero que no distan de ese pensar mezquino de estos “afortunados y privilegiados universitarios” con furibundo egoísmo: ¡Te odio Chávez! ¡Vete, vete, saca tu chusma de los espacios de la intelectualidad y la investigación! ¡No aguantamos mas este bochorno a que nos sometes! ¡La ULA es para los gochos cultos y blanquitos como la nieve. La UUUCV, es para las naricitas bien chéveres respingadas caraqueñas y mirandinas. La LUZ no es para los que comen patacones con queso y la UC es para los valencianos de linaje valenciano comprobado. Tu chusma debe estudiar en la UBV, UNEFA, UNESUR, la Francisco de Miranda, la Rafael María Baralt y otras tantas y por su puesto en esa cosa llamada Misión Sucre. Coño y todavía hay gente que duda que lo que vivimos no es una lucha de clases, unas porque creen tener clase y otras porque están luchando por tener clases, pero de programas de formación.

Pero, hay un espacio que se está abriendo y que promueve vehementemente el camarada ministro de educación universitaria Edgardo Ramírez, que es la Constituyente Universitaria, es decir, darle participación a todo el estamento social y gremial que coexiste dentro de las almas mater y su alrededor, para la transformación de estos selectos campus universitarios en verdaderos espacios donde se produzcan saberes que sean socializados y no de uso exclusivo de los afortunados doctos investigadores e investigadoras y que se hayan encerrados en los archivos y los discos duros de que poseen estos sabios y sabias. Estos conocimientos, hasta los momentos no se han aprovechado de manera tangible en solucionar los problemas de la realidad circundante nacional, porque seguimos produciendo ciencia, pero desligada de la generación tecnológica necesaria, que nos permita independencia y no seguir adoptando y adaptando modelos foráneos que tantos recursos nos cuesta en todos los ámbitos.

En pocas palabras, esta constituyente universitaria socialista debería romper el cerco elitesco de la “corporación de las universitas” dirigida por elites y para las elites, para acercarla al pueblo que realmente necesita que estos saberes generen la mayor suma de felicidad posible, es decir, quitarle el carácter del origen universitario, que no indicaba un centro de estudios sino una agremiación o "sindicato" o asociación corporativa que protegía intereses de las personas dedicadas al oficio del saber y que aun hoy prevalece esta forma feudal. Creemos que la revolución debe horadar, fragmentar y derruir estos aburguesados modelos de “educación superior”, para izar sobre esos cimientos los nuevos que estén contestes al modelo de sociedad socialista que queremos construir. Si no nos empoderamos de la mejor manera de estos centros que generan los conocimientos para ponerlos a disposición de la revolución, del estado, del pueblo, seguiremos graduando “la excelente mano de obra calificada” como factor de producción capitalista. Esta iniciativa constituyentista se está instruyendo en las universidades experimentales del estado Zulia, a saber la UNERMB (Costa Oriental del Lago) y la UNESUR (Sur del Lago), es decir, estas dos experimentales son el “experimento empírico” sobre esta decisión. Hasta aquí, todo bien Pero hay que tener cuidado, esta constituyente se puede constituir en el mayor caballo de Troya de nuestra revolución. La premura con que se está desarrollando las jornadas de trabajo para llegar a su posible realización, son lugares que están utilizando la derecha y los gremios creados por ella (ejemplo FAPUV) para ir de manera silente, “democrática y participativa” adueñándose de los espacios de poder (para poder joder) con la venia institucional y gubernamental. Además, no solo la derecha sino los cómodos chavistas “light” “institucionalistas y académicos”, a los que la revolución les dio la oportunidad de formarse, están de pláceme porque pactando con la derecha universitaria y esperan crear la ansiada autonomía que les permitan acceder de escalafón, es decir, pertenecer a la pléyade aristocrática que conforman UCV, LUZ, ULA entre otras.

¿Por qué digo esto? Porque, dentro de esta promoción “participativa y protagónica” se está afianzando en “muchos participantes” como logro superior, el poder elegir las autoridades universitarias y el cuerpo colegiado (llámese consejo universitario u otro) como fin supremo. Carajo y entonces, ¿Que estamos haciendo? ¿Darles impunemente a la derecha la dócil oportunidad de que se apodere del control (en lo que aun el Gobierno Bolivariano puede intervenir) y crear reductos de desestabilización formada y armada? ¿Vamos a crear autónomas y desestabilizadoras, con universidades que actualmente nuestra revolución tiene bajo su égida y donde se puedan formar los cuadros de conciencia socialista para que las dirija y dirijan los planes de nuestro gobierno Bolivariano? Y ustedes dirán, es que acaso el universitario revolucionario no las puede asumir. No, con este panorama no. Están en desventaja. El personal de estas universidades (en especial profesores y empleados que son la mayoría) vienen “educados” con los privilegios de los gobiernos de la cuarta, agremiados por los sindicatos viejos (y muchos de “nuestros profesores y empleados” están agremiados ahí) y en términos absolutos y relativos son mayoría y una mayoría que va a tener “derecho” a elegir… a los suyos. Si hablamos de los centros de estudiantes, estos se han convertidos en defensores de la “institucionalidad” y no de las verdaderas reivindicaciones del estamento estudiantil y de las comunidades de donde provienen.

Hay que hacer una revisión de la institución universitaria nacional y esta Constituyente hay que sembrarla en las “grandes y autónomas universidades nacionales” a las que se les debe exigir, contraloría social mediante, que rindan cuenta de los recursos que el pueblo y la revolución invierten en ella y los réditos que este pueblo recibe a cambio. Hay que analizar, con certitud la real proporción política en las universidades experimentales para no cometer un error que sacuda nuestro proceso, porque además del componente universitario (académico, de extensión, de investigación) está en alto grado el componente socio-político que lideriza el camarada Comandante Hugo Chávez y al que estamos conteste y que es la razón de la existencia misma de nuestra patria socialista.

Camarada ministro Ramírez, estoy de acuerdo con la constituyente, pero, todo lo que nuestro gobierno promueva dentro del proceso socio-político que vivimos, debe ser ventajoso para las huestes revolucionarias, para el pueblo. Y el pueblo en revolución que es mayoría seglar, es minoría en las universidades compañero ministro. Y si, a las Universidades Experimentales hay que “estudiarlas”, pero para no salir “raspaos” en nuestro examen sobre la constituyente.

Recordando: Hace 30 años (guao hace tanto) cuando salía de mis estudios de secundaria en mi querida Mérida, se estaba aplicando por primera vez la excluyente PAA (Prueba de Aptitud Académica) donde se “seleccionaba” quien servía y para qué. Es decir, supresión total del futuro para los menos privilegiados. Me acuerdo ese día que busqué a los camaradas del Liceo Libertador y tiramos “cuatro” morteros y nos fuimos. Evidentemente no presentamos la dichosa prueba y fue nuestra primera incursión revolucionaria de adolescente en contra del orden constituido imperante. Quien iba a imaginarse que ahora estamos en tiempo de revolución, pa´trás, ni para agarrar impulso.

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Carlos J. Contreras


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