Se preguntaban quiénes llevarían el uniforme de policías y quiénes no, también tenían que definir quiénes portarían armas y si las desenfundarían o no, dónde se reunirían y con quién. Ya estaba decidido el asalto y tenían precisado el objetivo. De lo que se trataba era de afinar detalles.
Despuntando la madrugada del día 27 unos se reunieron, se montaron en autobuses. Otros, los de Caracas, al parecer, iban en carros manejados por sus choferes. Quienes dirigían la emboscada, algunos estaban al frente de los piquetes y otros controlaban las acciones desde sus despachos. Ya abriéndose el día, entre las cinco y las siete de la mañana, haciendo alarde de su fuerza., comenzó el allanamiento a la universidad. Se desplegaron por el centro de estudios e impidieron la entrada de profesores y estudiantes.
Con insistencia preguntaban por el Rector Freddy Castillo Castellanos. Quien más lo hacía era y es un tal Reinoso que, para escarnio de la educación, según todo indica, ocupa un alto cargo en el ministerio de educación. Y sorpréndanse: ¡ De Educación Superior ! Por otra parte, el jefe de seguridad de la gobernación llamaba por teléfono al Rector para pedirle que calmara a los estudiantes que aspiraban a ejercer su derecho a ingresar al recinto y respaldan al rector por la educación que han recibido. Todo parece revelar, entonces, que estudiantes y profesores apoyan a sus autoridades, pero que, por otra parte, el gobernador, entre gallos y media noche también estaba en la mala jugada.
Me imagino que los allanadores tumbarán el busto de Iván Daza, uno de los precursores de este proceso que estamos experimentando, que quemarán los archivos del homenaje que rindió la universidad a las Madres de Plaza de Mayo, que desmantelarán los pensa que recogen lo mejor de la renovación universitaria, y que intentarán esconder la obra poética y los documentos elaborados por Freddy Castillo en la excepcional gestión de la Comisión Interamericana de Juristas.
La controversia está en manos de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Esta circunstancia no la respetaron, hicieron caso omiso de ella, y prefirieron las vías de hecho por encima de las rutas que nos proporciona el derecho, las normas fundamentales contenidas en la Constitución aprobada por nosotros en 1999, las leyes de la República y el andamiaje jurídico que regula la materia querellada. Está en manos del alto tribunal, permitir que las fuerzas perniciosas de la noche y de la barbarie se lleven por el medio la inteligencia, o que la luz continúe brillando en los cielos de centro-occidente, en Yaracuy.
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