Verbi gratia, decía recientemente Hung que ahora entregaban los recursos desde la OPSU a los rectores los recursos mediditos, sólo así tendrían control. Por su parte una rectora, la de la UC, argumentaba que su universidad sí había entregado a tiempo la data de su personal docente y de investigación y personal administrativo y de servicios de forma optima y era el MEU el sector que ponía las trabas (Cfr. Diario El Carabobeño, Valencia, 26-06.12); por otra parte, pero en ese mismo ámbito, el profesor desconfía del estudiante y éste del profesor, de donde se tiene que a la hora y punto de llevar a cabo unas acciones reivindicativas, por más justas que éstas puedan ser nos encuentra a todos en las respectivas parcelas, atrincherados, velando las armas a semejante de aquellos caballeros medievales de los libros pero terminan siendo como canta Alfredo Sadel: una pasión inútil. A la hora del té terminamos todos agarrados, como se dice, enbistiéndonos unos a otros, cegados por las pasiones política-ideológicas, unos prendiendo el fuego de las reivindicaciones justas y necesarias y otros haciendo el papel de los rinocerontes en la granja corriendo a apagar el fuego, con el chantaje ese de que es la universidad la que quiere calentar la calle. Mientras tanto los enemigos de la universidad, los de adentro y los de afuera como decía Alí Primera, al vernos en esos afanas divisionistas les da una risita que ni te cuanto…
Si alguna vez realizamos alguna acción reivindicativa junta casi se da por accidente, como en la fábula del burro flautista, ¿se acuerdan? Es aquella que cuenta la historia de que una vez un burro se encontró con una flauta que alguien dejó olvidada en los predios del jumento y éste a querer olerla con un resoplido la hizo sonar bellamente por casualidad… Luego de lo cual digo para sus adentros el burrito flautista: “¡Qué bien toco! ¡Después dirán los habladores de siempre que la música Asnal es mala!”
Convendría que los cronogramas de acciones gremiales y sindicales que hoy se desarrollan en Venezuela, en general convocadas por la FAPUV, exigiendo cosas por demás justas y necesarias para toda la comunidad universitaria se hiciera contando con la voluntad de todos. ¿Por qué no se hace? ¿Será por la apatía de muchos, directivos gremiales y asociados? ¿Cómodos que somos por no rayarnos o retratarnos con unos o con otros, porque si no nos dirán escuálidos o chavistas? ¿Cuándo Ud. o yo mismo voy al mercado o a los mercales o pdvales, ¿nos preguntan por nuestra ideología?¿No verdad? Si no, ¿cómo va a pagar el señor, con efectivo o tarjeta? Igual si tenemos a ir al médico. No nos dicen otra cosa, ¿o sí? La vida y sus necesidades, igual que la muerte, uy, es la gran igualadora. Pero claro, las cosas más sencillas son paradójicamente las más difíciles de entender.
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