Pienso que esta es una época propicia para que los muchachos concientes de hoy sepan que el 31 de octubre de 1969 fue allanada la Universidad Central de Venezuela, UCV, por órdenes del entonces archidemócrata copeyano Presidente de la República, Rafael Caldera; miembro activo del Opus Dei. Esta acción represiva denominada, OPERACIÓN CANGURO, fue comandada por el General Homero Leal Torres y reunió a cerca de 3 mil efectivos policiales y militares de las Fuerzas Armadas de Cooperación, la Infantería de Marina, el Cuerpo de Cazadores, la Policía Metropolitana, la Disip, la Policía Técnica Judicial y Tránsito Terrestre. La penetración a sus espacios comenzó a las 5 de la tarde, sin embargo, desde horas de la mañana ya se había establecido un cerco policial que impedía, a planazo limpio, el acceso a estudiantes y trabajadores. Unos tanques M-8 fueron apostados en la Plaza del Rectorado y otros en las afueras de la antigua aguerrida Escuela de Periodismo. El Jardín Botánico y el Gimnasio Cubierto también fueron ocupados. Simultáneamente a estos acontecimientos, un contingente del cuerpo de cazadores del Ejército había tomado los alrededores de la Facultad de Medicina e Ingeniería de la Universidad de los Andes y el rectorado de la Universidad del Zulia. Asimismo, en Maracay diversas unidades del Ejército y la policía reprimieron una manifestación de estudiantes que dejó un saldo de más de veinte heridos y setenta detenidos, todos ellos fueron enviados posteriormente al retén de Puerto Cabello.
Más que una intervención o allanamiento se trataba de una invasión militar. El Secretario de la Presidencia y Ministro de la Oficina Central de Información (OCI) era Rodolfo José Cárdenas, quien con el cinismo característico de los politiqueros copeyanos declaró que no hubo allanamiento sino una medida de desalojo, y que tampoco se había impedido el ingreso a la Universidad sino que se había restringido el paso. Despues de la invasión de la UCV, en su acostumbrado programa televisivo, Caldera dijo: “El gobierno está firmemente dispuesto a cumplir con su deber y su deber es mantener el orden cuidándose de no cometer excesos que a veces son inevitables cuando las fuerzas se desbordan. Hemos dado garantías y las reitero aquí, para que cualquier investigación sobre cualquier injusticia, sobre cualquier hecho, sobre cualquier exceso que cualquier autoridad pudiera cometer se esclarezca dentro del ordenamiento jurídico…” Algunos chupa medias decían que Caldera era un profesor gentil, un intelectual y un hombre de paz, por lo que el Presidente pagó a algunos de ellos, como Teodoro Petkoff y Pompeyo Márquez, además por la entrega de decenas de jóvenes ucevistas, con ministerios; Pompeyo antes aguerrido columnista se identificaba como Santos Yorme. Nunca la juventud venezolana había sido burlada, vilipendiada y ultrajada en su concepto humano como lo hicieron Caldera, Pompeyo y Teodoro. Teodoro, ahora editor de un periódico, fue señalado por el pueblo como el protagonista de LA MASACRE DEL ENCANTADO, donde fueron acribillados en una emboscada varios jóvenes guardias nacionales; nunca ha respondido a la justicia.
En aquel gobierno se asesinó a cientos de estudiantes, docentes, campesinos y obreros, entre ellos los estudiantes universitarios Noel Rodríguez, Francisco Barrios Padrón, Américo Silva, Jesús Márquez Finol, Francisco Alberto Caricote Agreda, Plinic Iván Rodríguez Acosta, Manuel Salvador Rojas García, Alexander Hugo Arzolay, Carlos Reina, Álvaro Fernández, Honorio José Navarro, Aurelio Terocertt Calma, Rafael Antonio Parra, José Vilorio Gutiérrez, Ángel Maria Castillo, Esladia Margarita Vásquez Rojas, Exio Contreras Vergara, Luís Guillermo Morales, José Araque, Guido José Machado, Omar Luengo Camejo, Ernesto Bracho; entre otros.
La UCV revolucionaria fue parte de un pasado al cual recordamos con nostalgia, pero es de esperar que pronto tiene que ser reconquistada por los verdaderos estudiantes, porque la UCV es un apéndice del pueblo y no de los grupos fascistas del Este. Dio pena ver como el día 28 de enero de 2009 a esa casa que vence la sombra, Ricardo Sánchez, un joven llamado dirigente estudiantil y otros de tendencia neo-copeyanos, invitaban a quienes han sido enemigos jurados de la UCV por décadas, como lo son Capriles Radonsky, Gerardo Blyde y Emilio Graterón, Por eso duele ver a la UCV manejada por oligarcas que se creen sus dueños. Pero un día no muy lejano la casa que vence la sombra, volverá a ser lo que un día fue y seguro que esto sucederá más temprano que tarde y entonces la mayoría de sus estudiantes volverán a ser revolucionarios, venezolanistas y contrarios al puntofijismo.
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