La transformación universitaria constituye una aspiración social. Con el triunfo electoral del Presidente Chávez en 1999, la llegada de la Revolución Bolivariana y el proceso constituyente, esta demanda, por mandato constitucional, se convirtió en la orientación para las políticas públicas. Hoy los esfuerzos de cambio universitario se desarrollan en el Ministerio de Educación Universitaria, las instituciones de educación universitaria (IEU) y en sus propios márgenes. Al interior de las IEU se deben priorizar temas de gestión, oferta académica y calidad con pertinencia. La prospectiva de cambios en materia de gestión se asocian al desarrollo de modelos participativos de formulación y ejecución presupuestaria, contraloría social, ampliación de la base social para la elección de autoridades y la separación de poderes. En términos de oferta académica y la vinculación de la formación de profesionales a los planes de desarrollo nacional, regionales y locales, el enfoque basado en el territorio es una de las propuestas claves. En calidad, la tendencia apunta a la formación permanente de los profesores, la actualización de criterios para la formación profesional, sistemas de indicadores, redes de centros de investigación, publicaciones y la generación de propuestas académicas socialmente necesarias; así como a reducir la brecha científico-tecnológica.
Por otra parte, cada vez son más las voces que plantean que lo que en realidad está en juego es un nuevo modelo de universidad. Las IEU se originaron bajo el paradigma de funciones compartidas de docencia, investigación y extensión, constituyendo la docencia la actividad de mayor peso. Evidentemente, esto se justificó en un modelo de capitalismo dependiente y neo-colonial y en el marco de conocimientos de larga duración.
En un país que ha decidido romper con el capitalismo, avanzar en la construcción de soberanía e independencia para orientar su propio desarrollo y en un marco mundial de rápida obsolescencia de conocimientos, el papel central de los universitarios pareciera desplazarse hacia la investigación, lo que implica repensar en profundidad las rutinas pedagógicas universitarias. Por supuesto que las universidades son espacios esencialmente para la recreación-creación de conocimientos, pero este binomio debería ser la resultante de continuos procesos de investigación en los distintos campos del conocimiento universitario para mejorar la calidad de vida del pueblo.
Esto constituye un desafío académico para los universitarios en el presente.
El autor es Editor de la Revista COMUNA: pensamiento crítico en la revolución.
@Luis_Bonilla_M