El socialismo es una visión del mundo, del ser humano y de las formas de gobierno signada por la justicia social, la igualdad y la libertad. El capitalismo centra su esfuerzo en la competencia, el individualismo y la subordinación. Esta dicotomía tiene profundas implicaciones para la construcción y desarrollo de políticas públicas en el sector educativo. Hasta 1998 la educación universitaria estaba presente sólo en 135 municipios del país; hoy lo está en cada uno de ellos y en casi la totalidad de parroquias. Tal despliegue obliga a revisar el comportamiento, a través del tiempo, de la planificación y toma de decisiones en el sector. Históricamente la lógica de construcción de infraestructura, dotación de servicios y uso de espacios universitarios estuvo marcada por el “MI” (biblioteca, comedor, gimnasio, autobús, laboratorio, centro de investigación, cancha, etc.), lo cual generaba profundos desequilibrios interinstitucionales. En este sentido, de acuerdo a los “vaivenes” del poder y la vinculación de los personajes que lo detentaban con determinadas Instituciones de Educación Universitaria (IEU), unas eran “una tacita de oro”, mientras la mayoría desarrollaba sus actividades en un marco de carencias.
La Revolución Bolivariana ha demostrado que sólo tiene compromisos con el pueblo y en esta dirección ha instruido un viraje en esta perversa dinámica. La política de infraestructura, dotación y servicios se ha reorientado hacia el paradigma de lo “NUESTRO”, que se caracteriza por el uso compartido de espacios y capacidades. Con la presencia de varias IEU en un mismo municipio no es apropiado ni viable, la construcción de bibliotecas, canchas, comedores, laboratorios, rutas estudiantiles para cada universidad; por el contrario tenemos que avanzar hacia un modelo de optimización del uso compartido de la infraestructura y los servicios. De esto se trata el modelo solidario de redes académicas. Para ilustrar sólo con dos casos:
1) En vez de construir cinco, ocho o hasta diez bibliotecas en un mismo municipio conforme a las IEU que hacen presencia en ese territorio, la idea es fortalecer con una infraestructura común con bibliografías, base de datos, tecnologías y espacios de trabajo compartidos para cada una de las carreras y programas nacionales de formación que allí se imparten.
2) Dotar con las rutas de transporte estudiantil para todos, recorriendo los territorios donde habitan quienes estudian en los distintos programas de las universidades que hacen vida en un municipio, permite hacer más eficiente la inversión del Estado, maximizar con mejor servicio al menor costo, y sobre todo avanzar en una nueva hegemonía liberadora para nuestro pueblo mediante una nueva cultura de apropiación colectiva de las dinámicas institucionales. Esto sólo es posible en revolución.
*El autor es Director de la Revista COMUNA: pensamiento crítico en la revolución.
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