La sociedad venezolana está en franca transformación. Como país, hemos pasado de ser un país rentista, dominado por los intereses capitalistas a uno que se está reinventando, construyendo y emancipando de ese dominio e intereses de clases. Se ha requerido para ello un nuevo proyecto de país y la construcción de un ser social que redefina el hombre y la mujer nueva, para afrontar los retos de la patria.
En ese construir, la educación ha sido pilar fundaméntenla de esa reconstrucción de sociedad, se han creado nuevas universidades, nuevos programas y proyectos a nivel técnico y universitario que apuestan a dar respuestas a esa sociedad. Maturana mencionaba en su obra Educación y Lenguaje que para comprender si la educación está dando las respuestas sociales primero hay que preguntarse ¿Qué país queremos?, en ese sentido, está claro que sabemos la Venezuela que queremos, queremos una Venezuela socialista, emancipada científica, tecnológica, alimentaria y económicamente. Para ello necesitamos de los venezolanos y que todos nos apropiemos de los medios de producción, pero además que esa apropiación sea con sentido social, para dar respuesta a las principales necesidades del país.
Nuestras universidades venezolanas, durante muchos años han sido productoras de profesionales en todas las áreas, sin embargo, muchos profesionales egresados de las universidades públicas, lejos de atender las necesidades sociales, usan la universidad para alcanzar un estatus y nivel económico, pero los principales problemas sociales permanecen sin solución. Decía Maturana, si la universidad no está contribuyendo a solucionar los principales problemas, no sirve al país.
Cambiar esa visión utilitarista de la universidad no será de ninguna manera fácil. Comprender que si estoy estudiando en la universidad no es solo para garantizar mi mejor calidad de vida, sino que, es para generar soluciones científicas y técnicas que pueden contribuir a la sostenibilidad y alcanzar la soberanía de mi país, tampoco es tarea de poco tiempo. Sin embargo, alcanzable, como alcanzable han sido los logros de este proceso revolucionario.
En ese sentido, las universidades creadas en este proceso revolucionario han avanzado a pasos agigantados, algunas veces vencidas por la tradición educativa y el burocratismo de los organismos universitarios, pero es de reconocer que llevan la batuta en una formación para la transformación.
Las universidades nacionales, autónomas y algunas experimentales como la UNESR -donde laboro-, hemos afrontado la resistencia a asumir cambios y muestra de ellos es el programa de estudios de la carrera administración, que data de los años 80, y consagra el mercantilismo y la mecanización como elementos administrativos. Se mantienen los mismos programas, no adaptados a las necesidades que los actuales escenarios demandan para garantizar la soberanía y emancipación.
Nuestros administradores poseen una postura de empleados y subordinados que los condena a repetir esquemas de dominación, que estamos llamados a cambiar, para dar respuesta a los nuevos esquemas de producción, productividad, eficiencia y eficacia. Sin embargo las universidades nacionales y algunas experimentales se mantiene un currículo anclado en el tiempo, no propio a las modificaciones, cambios que el escenario nacional, producto nuevos planes de gobierno que ha provocado modificaciones determinante en la cultura política de los venezolanos, incidiendo en lo económico, en el sector empresarial, especialmente en el privado, que anteriormente no estuvo familiarizado a desenvolverse dentro de una ideología socialista.
En tal sentido, no se trata de formar un administrador para empresas públicas, se trata también de formar un administrador para dar las respuestas que el sector privado requiere, considerando que las acciones de un estado socialista, cambian significativamente el comportamiento organizacional de las empresas, su cultura, misión, estructuras y modos de producción. Por lo que el administrador debe, no solo dar respuestas a las empresas, sino al país a través de éstas, contribuyendo en el logro de los objetivos nacionales, para alcanzar la soberanía y emancipación.
Sin duda sería una redefinición epistemológica de la ciencia administrativa, para encontrar una que permita comprender la importancia del trabajo colectivo, colaborativo y que atienda los intereses individuales una vez que ha atendido los intereses generales y de las respuestas que la nación requiere.
Al respecto, un grupo de facilitadores de la UNESR nos encontramos construyendo propuestas que permitan la consolidación del socialismo a través de la universidad y creemos que el rediseño de la carrera Administración es uno de los cambios necesarios, en los que todos podemos contribuir para generar una propuesta que sea la voz de todos.
gloriacarrasco@gmail.com