Apenas iniciamos la redacción de estas líneas, nos llega una noticia moralizante en medio de las batallas que libran las y los trabajadores de la Patria contra las políticas regresivas y antilaborales, más bien, neoliberales, que propugnan tanto la tecnoburocracia estatal como la propia burguesía. El dirigente de las y los trabajadores universitarios, el camarada Eduardo Sánchez, en juicio que, por su reenganche y pago de salarios caídos, venía llevándose a cabo en los Tribunales Laborales de la República, en contra de la UCV, “la casa vencida por la sombra”, ha obtenido un contundente triunfo al decidir el juez de la causa a su favor.
El caso como tal, se inicia a raíz de los hechos ocurridos producto de la toma del Salón de Sesiones del Consejo Universitario de la UCV, el 28 de marzo de 2001, el camarada Sánchez, actuando en consecuencia con la decisión de una Asamblea de trabajadores y trabajadoras de la UCV, que decidió dar su apoyo a la protesta que llevaban a cabo las y los estudiantes “tomistas”, manifestó a través de los medios de comunicación su apoyo a ese grupo de estudiantes que clamaban por la “Transformación Universitaria”, pidiendo como solicitud central el llamado a convocatoria a “Constituyente Universitaria”. Estos hechos, derivarían en su expulsión como estudiante de la Escuela de Educación y, a la vez, su despido como trabajador de esa casa de estudios, en lo que pudiéramos llamar la mayor prueba de barbarie de la que es capaz de ejecutar el fascismo hecho “academia” en contra de sus enemigos históricos: las y los trabajadores.
Paradójicamente, factores de lo que se denomina la derecha endógena a lo interno de la Revolución Bolivariana, en aquel entones expresado en el denominado fuenmayorismo, coincidieron en la implementación de las políticas represivas tanto, contra las y los estudiantes que asumieron las acciones de toma del salón de sesiones, como aquellos que, como el camarada Sánchez, asumieron la defensa y reivindicaron la protesta estudiantil. Más aún, en el caso del camarada Sánchez, cuya postura obedecía a una decisión unánime de una Asamblea General de las y los trabajadores de la UCV, efectuada en el Aula Magna de dicha institución. A partir de esos hechos, se inicia una intensa de campaña de persecución y amedrentamiento de la derecha fascista y endógena al proceso bolivariano, contra quienes osaron colocar en tela de juicio el statu quo, aún vigente, a lo interno de la institución universitaria. Si bien, la derecha fascista universitaria se mantuvo unida contra tales pretensiones, el Gobierno Revolucionaria que, apenas iniciaba su gestión; en el proceso, se dividiría ante el curso de los acontecimientos ucevistas. Nada casual que, desde la Vicepresidencia de la República se viera con simpatías la lucha de las y los estudiantes, mientras que, en el Ministerio del sector educativo y la Opsu, se repudiara con firmeza la actitud asumida por ese grupo de estudiantes, cerrando filas con el facho Giannetto.
El apoyo brindado por las y los trabajadores ucevistas a la lucha estudiantil por la Transformación Universitaria y por la Constituyente Universitaria, no pasaría por debajo de la mesa para esa derecha fascista universitaria y su expresión endógena a lo interno del Gobierno Revolucionario. Nada casual que, sea por esos años que, desde Opsu, se impulsaran políticas de marcado corte neoliberal como el Tabulador Salarial y la mala aplicación de la Fórmula Opsu para el cálculo de los bonos vacacional y de fin de año, entre otras medidas. Mientras, a lo interno, Giannetto pulsaba para quebrar la Caja de Ahorros de las y los trabajadores ucevistas, restringiéndoles el envío de los aportes de la institución y desde la dirección de RRHH de esa institución, se aplicaba la más estricta represión contra las y los trabajadores, “militarizando” la relación laboral de aquellos años. Y, así como se ensañaban contra la clase trabajadora ucevista, a su dirigencia no le esperaba menos. Tal cual en la Alemania de Hitler, el fascismo procura minimizar toda posibilidad de autodefensa de las y los trabajadores organizados mediante su atomización absoluta. Las organizaciones sindicales si no las puede controlar “por las buenas”, valga decir, si no se someten por las buenas, procura su eliminación por las malas. El fascismo es la más brutal expresión del dominio de la burguesía, del capital, sobre el trabajo, las y los trabajadores. Charles Foltz, periodista norteamericano que desempeñó la corresponsalía de la Associated Press en Madrid a finales de la segunda Guerra Mundial, autor del libro titulado: "Masquerade in Spain", publicado en Boston en 1948, sostiene que, según datos oficiales que le fueron facilitados en el Ministerio de Justicia madrileño, entre el 1 de abril de 1939 y el 30 de junio de 1944, el número de ejecutados o muertos en las prisiones españolas alcanzó la cifra de 192.684 personas. Aunque el libro de Foltz sigue sin publicarse en España y, la cifra de muertos ha sido negada sistemáticamente por todos los beneficiarios del franquismo, el PP de Rajoy y cía., sobran razones para considerarla muy cercana a la verdad. Así actúa el fascismo.
Pero, retornando a la UCV de aquellos años, de intensa represión contra la clase trabajadora ucevista, decíamos que, a su dirigencia no le esperaba menos, y efectivamente, así ocurriría. Pasada la toma del salón de sesiones, expulsados los estudiantes protagonistas de esas acciones contestatarias, a las y los trabajadores universitarios habría que mandarles un mensaje de sometimiento y castigo a su atrevimiento de apoyo a la causa estudiantil, que, en definitiva sigue siendo su causa, la transformación y democratización de nuestras instituciones universitarias. Pues bien, el porrazo fascista se concentraría en el descabezamiento de su dirigencia, en el despido arbitrario del camarada Eduardo Sánchez, quien, para ese entonces, se desempeñaba como Secretario General de la AEA-UCV. El análisis de la reacción fascista, hecha autoridad, era simple “sí despedimos a Sánchez, éste no podrá participar en las elecciones previstas de la AEA”. En esa postura, coincidían no solo los fascistas ucevistas, sino su expresión gubernamental, la derecha endógena en filas bolivarianas: el fuenmayorismo, a quien, en ese entonces, algunos medios denominaban como el segundo factor de mayor poder en el Gobierno del camarada Presidente Hugo Chávez. No era para menos, contaban con el mayor número de ministerios y, además, incidencia directa en el Poder Judicial, lo que garantizaba a la derecha fascista universitaria que, su decisión de represión contra la clase trabajadora ucevista, no sería contrarrestada por los poderes públicos gubernamentales. Como en efecto ocurrió.
El 28 de junio de 2002, mediante Resolución Nº 0212-2002, emanada del rectorado de la UCV, las autoridades de esa institución despedían al trabajador Eduardo Sánchez, Secretario General de la AEA. Las autoridades fascistas dejaban de lado el derecho constitucional al debido proceso, se violentaron todos los lapsos procesales previstos en la LOT y el Acta Convenio, mayor abuso de poder, imposible. Todo se hacía, bajo la anuencia de la derecha endógena (el fuenmayorismo), la cual garantizaba, en las afueras de la institución universitaria, la inhibición de las instancias gubernamentales en procura del restablecimiento de los derechos fundamentales a ese trabajador aplastado por las garras funestas del fascismo. Nacía con ello, el liderazgo histórico de Eduardo Sánchez en filas de las y los trabajadores ucevistas. Desde entonces, la suerte de las y los trabajadores ucevistas se ha adherido a la suerte del camarada Sánchez.
Diez años tuvieron que transcurrir para que el Estado de Derecho y de Justicia consagrado en nuestra Constitución Bolivariana hiciera precisamente lo que está llamado a cumplir, JUSTICIA, más aún, en el caso del camarada Eduardo Sánchez. Su reenganche y pago de salarios caídos decidido por un juez de nuestra República, restablece la situación infringida en 2002 y 2003, diez años en que ningún otro juez/jueza se atrevió a irrumpir contra el abuso de autoridad y la sectarización de la justicia. Tuvo que Fuenmayor pasarse a filas opositoras, para que las tribus judiciales allí enquistadas, se atrevieran a deslindarse de su tronco fundacional. No obstante, el fuenmayorismo es una realidad en filas gubernamentales, Yadira Córdova, Tibisay Hung, Marian Hanson, Giordani, Navarro, la derecha endógena del pasado, continúan allí, formando parte del presente. La alianza entre la derecha fascista universitaria del pasado no se ha roto, hoy expresada en la alianza Arocha-Córdova. Hoy, esa alianza tiene su expresión en el ámbito sindical en Carlos López, Orlando Zambrano y Telémaco Figueroa, Fetrauve, Fenasinpres y Fenastrauv. Más allá, en el ministerio del trabajo con Elio Colmenares y Juan Carlos Toro, aún más allá en la CBST, la central socialista de trabajadores. En otras palabras, se ha potenciado la derecha endógena en filas revolucionarias.
Hoy, esa fuerza contrarrevolucionaria, así como en el pasado confrontó a las y los trabajadores universitarios, su liderazgo histórico, unida y temerosa, pero avasallante y vengativa, está confrontando y pretende, tal como ayer, reducir y destruir el liderazgo histórico de la clase trabajadora universitaria. Nada casual que, desde filas de la derecha endógena se califique a sus opositores como derecha, cachicamo diciéndole a morrocoy conchúo.
En reducidos términos, la suerte de la Normativa Laboral Unificada está ligada a la suerte que corra el liderazgo histórico de la clase trabajadora universitaria. Así, lo han entendido tanto la derecha fascista universitaria como la derecha endógena al proceso bolivariano, lo que explica la intensa campaña de desprestigio que, a través de los medios de comunicación, se esparce ampliamente contra la dirigencia de Fetraesuv (en transición a Fetrauniversitarios), Fenasoesv y sindicatos no federados y, en mayor concentración, contra el camarada Eduardo Sánchez. Creen, tal cual Giannetto y Fuenmayor en 2002 y 2003, que desprestigiando la figura de Sánchez podrán someter a la clase trabajadora universitaria y, con ello, llevar a cabo sus planes de no discutir Normativa Laboral en este 2013 e implementar su política salarial, vía decreto presidencial, de otorgar un 40% a partir de mayo de este año y una bonificación de 4 mil Bs pagaderos en tres partes, para resarcir los años previos en que no se dieron ajustes salariales, propuesta que ya viene formulando su más predilecto vocero, Carlos López.
A la clase trabajadora universitaria no le queda otra opción sino vencer o morir. El “mal vivir” que presenta como fórmula salarial el MPPEU-OPSU, y que ha venido haciendo público, en vocería de Carlos López, proscribiría a la clase trabajadora universitaria a terrenos de miseria y exclusión. Nunca antes en toda su historia, ese sector de nuestra clase trabajadora, padeció tantas calamidades y estrecheces. La propuesta de Normativa Laboral Unificada busca es, sacar a ese sector de nuestra sociedad de ese foso en que lo han sumergido las políticas neoliberales y de flexibilización laboral puestas en boga por Opsu, bajo la complacencia de la derecha fascista universitaria, hecha autoridad. No es una propuesta de la derecha, como vienen clamando Carlos López y Osvaldo Vera, la contenida en la Normativa Laboral Unificada que, curiosamente, entre quienes la suscribieron el pasado 21 de enero, están quienes hoy la niegan, Carlos López, Orlando Zambrano y Telémaco Figueroa. Es una propuesta llevada a la mesa de discusión por la representación de Fetraesuv (en transición a Fetrauniversitarios), Fenasoesv y los sindicatos no federado que, en aquel momento, estos señores avalaron y suscribieron con sus firmas, en la certeza que la misma reivindica la calidad de vida del sector universitario y que, de aprobarse, se revertirá en mejorías para la academia, la investigación y extensión que se realizan en nuestras instituciones universitarias.
La lucha universitaria se reinicia esta semana próxima, con un paro general de universidades de 24 horas el próximo jueves 21, como paso previo a la Gran Marcha Universitaria del venidero jueves 4 de abril, hacia la vicepresidencia de la República. El presidente (E) Nicolás Maduro debe oír a la clase trabajadora, escuchar sus legítimas aspiraciones y, en conjunto, buscar fórmulas de solución al conflicto. Demostrar, con hechos, que sus intenciones de lucha a muerte contra la corrupción y la burocracia son ciertas. La clase trabajadora universitaria va a su encuentro, esperemos no sea un desencuentro. "Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas”. ("Discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro el 1° de Mayo de 2000).
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