FAPUV, según la un diario de Anzoátegui, “solicitó a sus agremiados la realización de los cursos de verano”. Ante lo cual, APUDO, o Asociación de Profesores de la Universidad de Oriente, informó que “analizará esa petición”.

La agrupación de los profesores universitarios de Venezuela, que a uno asombra, siendo de universitarios, llame a esos cursos de “verano”, en un país donde no hay estaciones, por esa manía de copiar todo lo extraño, ha dado una muestra de “desprendimiento y preocupación por la educación y el futuro de los jóvenes”, tan poco común, que a uno asombra mucho más.

Lanzaron una huelga que intentan suspender de la misma manera, o al mismo estilo, que la élite petrolera y los “bueyes trasnochados” de la CTV, suspendieron, la de abril del 2002. Es decir, la vida sigue, como si nada hubiese sucedido, ellos se incorporan al trabajo porque no hubo motivos para suspender las clases y hacerle perder el semestre a los muchachos, pero nadie asume su responsabilidad y ni nadie da la cara. La huelga no ha terminado pero llaman a “cursos de verano”.

Como pienso, aunque no soy abogado, que en todo este asunto prevalece el principio constitucional del derecho al estudio, estando de por medio los intereses de los jóvenes, al perderse el semestre, alguien debe ser responsable del delito o violación evidente, sugiero al movimiento estudiantil, acudir a la autoridad competente de la república a pedir investigación sobre el asunto y determinar responsables.

Ya no se trata de pedir reanudación de las clases, porque el semestre ya se perdió y los de APUV les pasó lo mismo que a los golpistas de abril, se quedaron esperando un golpe que no se dio. El carácter de la posición de la representación universitaria, la manera de asumir el conflicto, el negarse a asistir a cualquier conversación o hacerlo para sabotear y retirarse intempestivamente sin motivos, ignorar las propuestas oficiales o hacer peticiones irracionales, denunciaba que se trataba de algo que más tenía que ver con la política y estorbar la labor del gobierno que con asuntos laborales. Y todo esto queda demostrado ahora, cuando los profesores, después de todo lo que hicieron, hasta considerar que la oferta no valía la pena escucharla, dicen con desparpajo que sólo esperan se resuelva lo relativo a las peticiones estudiantiles. Es decir, al final, para justificar su huelga, que llevó a la pérdida del semestre de nuestros muchachos, agregan un asunto que no estuvo nunca en las razones que esgrimieron para justificar sus acciones. Sólo se trataba de ganar tiempo para ver si la “candelita” que encendieron tomaba cuerpo.

Por todo lo anterior, el movimiento estudiantil afectado debería pedir una investigación a la Fiscalía General de la República. No se trata de determinar solamente si hubo o no delito, sino quiénes son los responsables y de haberlos, como parece serlo, aplicar las sanciones a que haya lugar. La pérdida de un semestre universitario no puede ser una cosa para ignorarla y menos para que quede sentado como un funesto precedente.

Pero ahora, cuando el daño está hecho, FAPUV, enternecida y preocupada por los muchachos “solicita la realización de los cursos de verano”; lo que además de una cursilería espantosa es una muestra de hipocresía gigantesca.

Los llamados “cursos de verano”, como si estuviésemos en otras latitudes, que los de APUDO, de manera menos pizpireta, llaman “intensivos”, significan un ingreso adicional para los docentes y quizás para las organizaciones gremiales; pues los alumnos y o el Estado de ahora, pagan de manera adicional a quienes los organizan y dictan.

Por eso dije arriba, ¡Ni pendejos que fueran los de APUV! Se meten un billete adicional y hasta dan por terminada la huelga de manera simulada, porque se les cayó y no había motivo para ella. Más cuando no lograron su objetivo de tumbar al gobierno o prender un candelero.

Porque en este caso, los de APUV, APUDO y demás hierbas, pueden decir como Carlos Ortega, “esta huelga se nos fue de las manos” y borrón y cuenta nueva. Pero eso no puede quedarse así.