No hay lugar a duda, quienes dirigen la Universidad de Los Andes, se han empeñado en hacer de nuestra Ilustre Universidad “una casa que estimula las sombras”: quienes se empeñan en vencerlas son unos atrasados, gritan a coro. Para ellos, la realidad ya termino su proceso de formación. No han logrado entender que “sólo en la madurez de la realidad aparece lo ideal frente a lo real y aquél se concibe al mismo tiempo en su sustancia edificándolo en la configuración del reino intelectual”. Para ellos, la realidad es su realidad, han hecho del psicotismo su ethos, creen –para decirlo en términos populares- que se la están comiendo. Conducen la Universidad sin un plan, sin un programa, sin un proyecto académico. Han asumido la personalización como la lógica a partir de la cual deba conducirse la Universidad, desechan el concepto de comunidad universitaria, cada miembro de ella es uno y como tal debe ser tratado: muerte de la vida social, es su praxis cotidiana. Me recuerdan a Castoriadis y su “significación imaginaria central”. Mutan sin detenerse a indagar por qué lo hacen. No conocen el ayer, y no les importa el mañana. Su creación histórica es la del momento, el “ya” es su adverbio de tiempo favorito.
A decir verdad, en la ULA, su dirigencia nos hizo perder toda capacidad de asombro. Lo ocurrido en el Consejo Universitario en la sesión del pasado día 12 del presente mes, constata lo dicho. El rector inició la reunión presentando, como MOCIÓN DE URGENCIA la solicitud de cinco decanos, que se jubilaron ejerciendo dicho cargo y que ya habían agregado a su sueldo la prima que como tales disfrutan, de que se les otorgase una nueva prima, o sea una suerte de reprima, dicho en castellano común una doble prima. Desde el punto de vista de la parentela por consanguinidad, aunque no es muy común, ello es posible. Pero, desde el punto de vista jurídico-administrativo, no lo es. El Rector, quien también se hace beneficiario de dicho exabrupto administrativo, sin dar ninguna explicación salvo su voto, creyendo que con esa postura podía engañar a la comunidad universitaria. Cuando se pinta “con gris sobre gris”, se asoma la penumbra, la oscuridad lo domina todo. Hay quienes a la hora de acumular dinero tiran los principios al cesto de la basura. Es por eso que, en la ULA, la prima devoro la ética.
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