La dirección universitaria ucevista, con pocas excepciones, no está dispuesta a ningún tipo de cambio. Son gente con preparación científica limitada, pero con un gran sentimiento de mezquindad y unos complejos pocas veces tan claros. Esto se evidencia en un escrito reciente de uno de sus miembros quien, al no poder contestar las cosas substantivas señaladas en esta serie de artículos, se da a la tarea de ofender o ridiculizar, recurriendo a la mentira por supuesto, en un afán de defender lo indefendible.
Comienza hablando de psicopatología, quizás para dar la idea de academia y profesionalismo, pero con sólo mirar su inexistente obra queda de relieve su absoluta ignorancia, propia de quienes, en lugar de cumplir sus funciones universitarias a dedicación exclusiva, se “jubilaban” de las aulas para atender consultorios clandestinos o para comerciar, ante la indiferencia de las autoridades universitarias, con miniaturas de las obras de arte ucevistas, siempre atentos a lo único que realmente les preocupa: el dinero.
Quizás impulsado, por una de sus ambigüedades, se toma para sí mi referencia a doña Corleone y trata de hacer un chiste con el bautizo de la madrina o con deseos no satisfechos por ésta, cuando en la UCV todo el mundo sabe a que atenerse en esa delicada materia. Lo cierto es que pretende reivindicar las actitudes golpistas de ciertas autoridades, que bien pudieran haber sido castigadas con su destitución por el CNU, si realmente estuviéramos en presencia de un gobierno autoritario, como sigue afanosamente diciendo.
Fue el Tribunal Supremo quien dejó en su cargo a quien lo venía ejerciendo, para evitar que la mafia, de la que él forma parte, tomara una decisión en el Consejo Universitario que burlara la sentencia tribunalicia. De paso, no he defendido a la profesora encargada del decanato; defiendo y defenderé la legalidad y la institucionalidad universitaria, violentada en muchas ocasiones por esta mafia de pseudoprofesores, que exige representación proporcional de las minorías al gobierno, pero que la niega para su provecho en la UCV, como ocurrió en las recientes elecciones de de los egresados de odontología, en las que cometieron nuevamente un sinnúmero de irregularidades.
