El señor Rubén Rivas, a quien no conozco, escribe en Aporrea el viernes 24-3-2006 (URL:http://www.aporrea.org/dameletra.php?docid-20519) un artículo, en el que efectúa una extraña reflexión sobre un escrito mío previo, en relación a la fidelidad de las estadísticas del INE.
Ciertamente, como el mismo confiesa, el autor no es hombre de la política y me parece que de la lectura tampoco. No sabe leer, ni entiende nada. No sé si porque no está al tanto de las acusaciones hechas al INE de adulterar las estadísticas, para mejorarlas en función de los intereses del Gobierno, o si se trata de alguien con problemas de lectura. Prefiero pensar que es lo primero. Mi artículo tuvo como fin primordial y casi exclusivo demostrar que el INE no maquilla estadísticas, porque, entre otras cosas, en su dirección está un hombre honesto como debe ser todo revolucionario.
Para ello escogí las cifras que todo gobierno desea mejoren apreciablemente durante su gestión, pero que en nuestro caso no mostraban mayores cambios entre 1998 y 2004. No era mi interés analizar las cifras, ni explicar las circunstancias nefastas que explican que no hayan mejorado lo debido, ése no era el objetivo.
Simplemente se trataba, como dije, de demostrar, como en efecto se hizo, que las cifras del INE eran y seguirían siendo ciertas, que no se maquillaban, que indicaban exactamente la situación del país, por lo que todo el mundo debía tener confianza en las mismas. Más nada. Todo lo demás dicho por el amigo sobra y no tiene ningún sentido. Si el amigo Rivas quiere pelear con alguien que se busque otro contendor y una pelea que tenga algún sentido.
